Durante dos días, el presidente Juan Manuel Santos y sus representantes en dichas pláticas analizaron la hoja de ruta a seguir tras la reanudación de las conversaciones el venidero 13 de enero en Cuba
Adalys Pilar Mireles
En busca de pasos certeros y progresos en las conversaciones pacifistas con las FARC-EP, el gobierno colombiano perfila hoy su estrategia para el resto de ese proceso, que según lo proyectado deberá transcurrir con mayor dinamismo.
Durante dos días, el presidente Juan Manuel Santos y sus representantes en dichas pláticas analizaron la hoja de ruta a seguir tras la reanudación de las conversaciones el venidero 13 de enero en Cuba, particularmente evaluaron propuestas y posiciones en torno a temas cruciales como el cese el fuego bilateral y el desarme de los guerrilleros.
Iniciadas en 2012 en la capital cubana, las negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) estarán centradas a partir de este momento en esos dos acápites, además de la desmovilización y reintegración a la sociedad de los ahora combatientes.
Otra de las cuestiones pendientes es la definición del mecanismo más adecuado para validar por la vía popular todo lo consensuado en La Habana, asunto que ha generado polémica pues mientras el Ejecutivo aboga por un plebiscito, la agrupación rebelde pide una Asamblea Nacional Constituyente.
Tenemos la intención de instalar una mesa de trabajo permanente con las FARC-EP, de la que no nos levantaremos hasta la firma de la paz, aseguró el mandatario la víspera desde Cartagena de Indias, sede de la reunión con sus representantes en esas gestiones a favor de la distensión.
Ambas delegaciones tienen la voluntad de llegar a acuerdos y conseguirlos pronto, consideró el senador Iván Cepeda en declaraciones a Prensa Latina.
Eso no significa -aclaró- construirlos de manera ligera, pues ambas partes son conscientes de la importancia de elaborar de forma sólida los pactos restantes.
Acompañado del abogado Humberto de la Calle, del estratega de los diálogos -Sergio Jaramillo-, otros voceros y asesores extranjeros; el gobernante informó que el equipo gubernamental regresará a La Habana la semana venidera con la instrucción de agilizar las discusiones a fin de lograr un acuerdo con ese movimiento rebelde en el menor tiempo posible, ojalá, antes del 23 de marzo, fecha establecida previamente, dijo.
En Cartagena valoraron, además, las garantías de seguridad para esos insurgentes en un escenario de posconflicto y la protección de las zonas rurales, así como las nuevas misiones de la Fuerza Pública en la etapa posbélica.
Según Santos, el combate contra las bandas criminales dispersas en el país será otra de las prioridades.
Políticos, activistas y los propios líderes de las FARC-EP insisten en que el paramilitarismo es la principal amenaza para conquistar una paz duradera en Colombia.
Como resultado de los debates en la caribeña ciudad, el gobernante decidió también convocar a sesiones extraordinarias del Congreso con la finalidad de aprobar una modificación de la Ley de Orden Público.
Tal variación -agregó- permitirá al Presidente de la República iniciar los procedimientos para la concentración futura de las FARC-EP en los sitios que se negocien en la última etapa del proceso pacificador, y la dejación de las armas.
Cómo será la desmovilización de ese grupo, quién realizará la verificación del cese definitivo de hostilidades, qué pasará con las armas, son algunas de las dudas que se despejarán a partir del miércoles venidero con el reinicio de los encuentros en Cuba, luego de un receso de fin de año.
Guiados por los adelantos de esas conversaciones y por los recientes anuncios sobre la posibilidad de crear pronto un espacio similar de conciliación con el también insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN), los colombianos miran con mayor optimismo el horizonte cercano.
La confrontación bélica ha ocasionado la muerte a unos 300 mil ciudadanos en el transcurso de más de medio siglo.
