Iván Posada P. *
“En todos los modos de producción que precedieron al capitalismo se percibía el interés de los seres humanos por ampliar las conexiones entre ellos con el objeto de desarrollar los intercambios comerciales. Eso pudiera explicar el invento de la rústica rueda, de los primeros medios de navegación, del transporte terrestre de personas y de carga, la domesticación de animales de tiro, los primeros medios autopropulsados hasta la energía de vapor, el motor de combustión interna y la aviación”1
El descubrimiento de las ondas de radio en 1875 hizo posible – sólo 50 años después – la construcción del primer radio receptor basado en las válvulas electrónicas. En 1969 el computador y la internet dan un vuelco radical en las comunicaciones; con el uso masivo de estos dos inventos, se podría afirmar que estamos en la era de la globalización. En efecto, lo lejos se ha hecho más cerca, lo demorado más rápido y lo costoso más barato. Enviar un documento de cuarenta páginas de Brasil a Sudáfrica por correo convencional tarda 4 o 5 días a un costo de unos 40 dólares; vía fax este mismo documento tarda unos 30 minutos y puede costar unos 25 dólares, y por correo electrónico, este mismo procedimiento tarda unos dos minutos y su costo se puede tasar en centavos de dólar. Las personas se pueden comunicar en tiempo real desde diferentes ciudades y países con sólo disponer de un portátil, un celular y una red de internet. Aquí el problema es que la inmensa mayoría de la población pueda acceder a este tipo de comunicación, pues la globalización en el régimen capitalista no ha socializado adecuadamente estos recursos. Pero acaso ¿globalización es sólo poder comunicarse rápido y barato?
En realidad, un segmento minoritario de la población mundial se beneficia de los avances en las comunicaciones, pero las empresas que controlan el negocio son los verdaderos ganadores.
No llamarse a engaños
No debe caber duda sobre qué es la globalización. Es el mismo capitalismo, que ya Marx había definido científicamente, hace ya más de 150 años; hoy adornado con diferentes etiquetas y denominaciones. El carácter privado de la apropiación del trabajo de millones de trabajadores y la acumulación privada en grandes multinacionales, consorcios, etc., sigue el mismo esquema planteado por Marx, pero en una forma mucho más sofisticada.
Los adelantos en comunicaciones, se logran, no sólo, para que los habitantes del planeta se comuniquen en forma instantánea y barata. El capital trasnacional necesita mover sus recursos en forma mucho más rápida y eficiente, en el marco de la competencia capitalista para comercializar recursos naturales, realizar transacciones comerciales y movimientos financieros entre empresas, compra y venta de títulos valores, acciones, etc.
Las empresas podrán por ejemplo, trasferir en forma mucha más expedita el llamado “capital golondrina”, para invertir en países y sectores de la economía donde la rentabilidad sea mayor. No por casualidad las multinacionales de la comunicación como Samsung, LG, Sony, etc., invierten millones de dólares en investigaciones. Estas se hacen por encargo específico de los mismos conglomerados, para incorporarlas en la esfera de la producción. Por esta razón se ha convertido en una fuerza productiva más en la economía.
El sector de las comunicaciones sigue la misma lógica en las condiciones del neoliberalismo: desmonte del sector estatal para entregarlo al capital transnacional. En Colombia fue el caso de Telecom, patrimonio de los usuarios colombianos, empresa rentable que fue liquidada, y su infraestructura fue prácticamente regalada al sector privado. Hoy precisamente Claro, del magnate Carlos Slim, tiene el control de la telefonía fija, móvil, televisión y datos.
Se acaba de adjudicar la tecnología 4G, diseñada para dar otro gran salto en las comunicaciones por celular, tabletas y portátiles. Se calcula que la trasmisión de datos va a ser 10 veces mayor que el promedio actual. Con esta tecnología será posible “bajar” una película de formato DVD de dos horas, en solo 5 minutos; un álbum de 74 minutos en 56 segundos; una película de una hora en 17 segundos; una canción de 5 minutos en 40 segundos.La velocidad de trasmisión de información será igual o mayor a la de un computador convencional.
La subasta
El argumento para entregarle a Claro el mayor porcentaje de la subasta fue que la frecuencia (ancho de banda) en que va a operar el uso de móviles es escasa.
Antes de la subasta de 4G, Claro poseía el mayor segmento de la telefonía móvil. A finales de 2012, el proveedor Móvil Comunicación Celular Comcel (hoy Claro) contaba con la mayor participación del mercado, con un 66,49% y 34 millones de usuarios, seguido por Telefónica Móviles Colombia con 21,56% y Colombia Móvil con 11,95%. El sindicato de la ETB propuso que Claro no participara en la adjudicación por la posición dominante que tendría este conglomerado. Ahora el monopolio de Claro sobre la telefonía móvil, fija y en la tecnología 4G es evidente.
El Ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Diego Molano, presentó como el gran logro el aporte que recibirá el Estado por la concesión del espectro electromagnético, unos 770 mil millones de pesos y 556.000 tabletas que deberán entregar a los colegios públicos, sumas irrisorias frente a las utilidades esperadas durante los diez años de la concesión.
Por el sector estatal participaron Une (filial de las Empresas Públicas de Medellín) y la ETB, la cual logró un espacio en alianza con Tigo y está próxima a presentar su oferta de televisión y despliega una red de fibra óptica para Bogotá, con enormes inversiones. Saúl Kattan, presidente de la compañía, dijo que compartirán infraestructura 4G con Movistar, Tigo y Une, para ser más eficientes.
La telefonía celular ha penetrado con tal fuerza en Colombia que hay más líneas activas que habitantes, lo que se traduce en mayores ingresos para las firmas que venden este servicio y ahora con la tecnología 4G aspiran a colocar 36 millones de móviles de última tecnología.
Las telecomunicaciones en Colombia tienen un alto grado de concentración alrededor de contados monopolios, lo que les permite manipular tarifas, costo de los equipos, planes, etc. El siguiente cuadro (No. 2) nos da una idea de la situación:
Es necesario apoyar con mayor firmeza la lucha de los trabajadores de las comunicaciones por preservar el patrimonio y la propiedad estatal sobre este estratégico sector de la economía colombiana.
Iposada47@hotmail.com
