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¡Feliz día, amigas y compañeras: hoy, mañana y siempre!

Saludo de la Senadora Gloria Inés Ramírez en el Día Internacional de la Mujer

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En cada 8 de marzo, la sociedad de consumo promueve la venta de flores, sin importarle que el Día Internacional de la Mujer fue instituido para honrar la memoria de 129 obreras textileras que, en medio de la más ominosa opresión, se atrevieron a demandar del patrón salarios dignos, seguridad social para ellas y su familia y una jornada de ocho horas de trabajo. Ante tal desafuero, el patrón prefirió prender fuego a su factoría con las obreras y sus hijos adentro, antes que ceder a sus insolentes peticiones y así murieron en un incendio cuya causa nunca fue sometida a los tribunales de justicia.

Este hecho ha marcado la impronta de más de siglo y medio de la lucha que las mujeres hemos librado por el derecho a ser nombradas con nombre propio, por tener un espacio para habitar el mundo, para ser contadas desde la historia propia, desde “lo personal es político”, desde “mi cuerpo es mío y yo decido”, desde la opción de no parir hijos para la guerra y desde la exhortación a que la democracia no va sin la presencia de las mujeres; en fin, porque luchar por los derechos de las mujeres es luchar por los derechos de un pueblo.

De ahí su inconmensurable dimensión y su vigencia intemporal, cuya reivindicación es una eclosión de las potencialidades vitales de millones de mujeres luchando por su emancipación social, económica, cultural, sexual y política desde todos los costados del mundo.

Cuatro conferencias mundiales sobre la mujer que se han celebrado hasta la fecha: México en 1975, Copenhague en 1980, Nairobi en 1985 y Beijing en 1995, al igual que la conferencia sobre Población y Desarrollo del Cairo de 1994, dedicaron sus mayores esfuerzos, reflexiones y llamamientos a los poderes del mundo, en que los derechos de las mujeres son derechos humanos, uno de los cuales, el de mayor relevancia histórica y política, es el derecho a una vida libre de violencias.

De ahí que nosotras, mujeres colombianas, que hemos padecido la crueldad y la inutilidad de la guerra, la violencia del hambre, de la pobreza, de la falta de oportunidades; del despojo de nuestras tierras, nuestros territorios y nuestras viviendas; que hemos sido forzadas al éxodo de nuestras comunidades y nuestras querencias; que hemos visto desaparecer a nuestros hijos y compañeros por pensar diferente o por ser pobres; que hemos soportado los agravios de la utilización de nuestros cuerpos y nuestras vidas; que hemos sufrido los efectos de la discriminación y la impunidad, demandemos hoy de la sociedad colombiana y sus instituciones, el reconocimiento de nuestra participación real y efectiva en la posibilidad de un acuerdo de paz, que no solo ponga fin a la confrontación fratricida entre los colombianos, sino que le devuelva la dignidad y la soberanía a la nación, que anhelamos prospera y posible para las presentes y futuras generaciones.

Nosotras, las mujeres colombianas, permaneceremos vigilantes y a la espera de que las partes integrantes de este diálogo de paz nos reconozcan como autoras de la vida y como actoras insustituibles del proceso de paz, derecho que debe ser respetado, acatado y reparado en la dimensión del daño causado a nuestras vidas, a nuestros cuerpos, a nuestras comunidades, a nuestras organizaciones, a nuestros hijos y compañeros y, entre tanto, seguiremos profundizando los caminos de resistencia contra la impunidad y el olvido, hasta lograr que la equidad, la justicia y la paz puedan ser acaricidas por el amanecer de cada día.

En este día, rendimos homenaje a la memoria de todas aquellas mujeres que nos precedieron, a las que nos arrebató la inutilidad de la guerra, a las que sus vidas y sus cuerpos han sido hollados por la violencia feminicida que se acrecienta en el país, a las que han sufrido la ignominia de una cárcel, a las que han partido hacia el exilio, a las desplazadas y despojadas; a las que laboran en las fábricas, oficinas o talleres, a las que forman a los niños, niñas y jóvenes de nuestras escuelas, colegios y universidades, a las que con abnegación sanan los cuerpos de la enfermedad y el dolor; a las que, con amoroso denuedo, todos los días esperan la llegada del hijo, del compañero o del amante en el abrigo del hogar y, en fin, a las mujeres que en dura brega, andando los caminos y cargando a veces el hogar a cuestas, cuidan de la vida para que nunca muera.

A todas ellas rendimos homenaje en este nuestro día, un día para encontrarnos y para fortalecer los lazos de sororidad, confianza y reconocimiento, para que juntas continuemos forjando la emancipación de nuestras almas, de nuestros cuerpos y del sistema capitalista y patriarcal que nos oprime.

¡Feliz día, amigas y compañeras: hoy, mañana y siempre!

Gloria Inés Ramirez Ríos
Senadora de la República elegida por el Polo Democrático Alternativo
Bogotá, D.C., 8 de marzo de 2013

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