viernes, abril 19, 2024
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Faro luminoso del comunista Álvaro Cunhal

Nelson Lombana Silva

Cuando hace carrera el facilismo a raíz de corrientes inspiradas por el neoliberalismo, las cuales imponen lo fácil, lo obvio y lo coyuntural, anunciando el fin de las ideologías y los pensamientos estructurales para dar paso a la conciliación y muchos aspectos más, nada mejor que acudir al pensamiento comunista y camaradas de la talla de Álvaro Cunhal, un portugués que escribió con letras de oro lo que debe ser un Comunista toda su vida.

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Me resisto a creer o compartir aquellas opiniones de algunos que suelen decir olímpicamente que son simples hechos excepcionales de un período romántico hoy superado por los hechos, los descubrimientos y los avances técnico – científicos en las distintas instancias del conocimiento. Me opongo a esas opiniones por cuanto el centro básico de la lucha del comunista es el humanismo. Así que pasen los siglos, los acontecimientos, pero la preocupación central del comunista debe ser el ser humano en función social.

Estamos en la era robótica. Era de extrema deshumanización. El capitalismo muestra todo su cobre y con qué salvajismo. El hombre hecho robot. No tiene capacidad de asombro. Que haya más de mil millones de hambrientos en el planeta, mientras las grandes multinacionales y transnacionales arrojan al mar toneladas de comida, simplemente para que no bajen los precios, es algo que no genera indignación por cuanto estamos inyectados por el Valium de la publicidad y la alienación galopante. Y a eso, el capitalismo lo llama “civilización” y nosotros obedientes repetimos maquinalmente ese credo religioso, al extremo que miramos un ejemplo de vida y compromiso revolucionario de la estatura del camarada Álvaro Cunhal como algo “raro” o quizás fuera de lo normal, que poco tiene que ver con lo que deberíamos ser al comenzar el siglo XXI. “Eso fue cosa del pasado, ahora hay una nueva realidad y hay que estar a tono con el momento”, suelen decir algunos sin ningún desparpajo.

Muchos y muchas sostienen esa tesis, aun cuando suelen repetir maquinalmente la frase de Santillana que dice que el que no conoce la historia está condenado a repetirla. ¿Qué será de las y los que no se preocupan por conocer la historia? Por supuesto que la situación resulta más compleja y dramática, en un momento estelar donde la lucha de clases se hace más vigente que nunca y asume una dinámica preponderante, que ratifica sin ambages la vigencia del marxismo – leninismo y el amplio desarrollo de la ciencia en sus distintas ramas.

En esas condiciones, consideraría que la lucha oceánica del camarada Álvaro Cunhal no es cosa del pasado, ante todo es presente y futuro. Porque constituye una fuerza moral revolucionaria más potente que las armas nucleares de las grandes potencias que insisten en dominar eternamente el destino de la humanidad, desconociendo o cuanto más contraponiéndose obtusamente a las leyes objetivas que determinan que el capitalismo es histórico y que el advenimiento del socialismo es inevitable, más temprano que tarde. Álvaro Cunhal es el faro luminoso que nos impone el sencillo, elemental, pero a su vez fundamental desafío: Ser coherente. Es decir, consecuente entre lo que se dice y se hace.

Desde esa perspectiva, saludo con beneplácito el esfuerzo de la comisión ideológica del zonal Risaralda, Colombia, del Partido Comunista, al hacer una síntesis hermosísima al cumplir el año anterior (2013) cien años del natalicio de este hombre inmaculado y héroe de las luchas mundiales por el Socialismo. Destacar también el esfuerzo del semanario VOZ La verdad del pueblo para publicar trabajos de esta naturaleza que refleja la capacidad de la provincia para aportar a la batalla de las ideas y a la formación ideológica y política de chicos y grandes, primíparos y veteranos, sobre todo si consideramos que todos los días nos estamos haciendo. Igualmente, el esfuerzo de Ediciones Izquierda Viva de publicar el maravilloso libro de obligatoria lectura no solo a los comunistas, sino también a los que hacen parte de las izquierdas, demócratas y rebeldes que sueñan con un mundo justo y humano. Ese libro es: “Un Partido con paredes de cristal”.

Álvaro Cunhal a los 17 años se matricula en el Partido Comunista de Portugal, a los 22 años es miembro del comité central y en 1932 fue puesto preso por primera vez. Su lucha clandestina se caracterizó por la disciplina y la constancia. Enfrentó con grandeza el que parecía invencible monstruo del fascismo, enfrentando con grandeza personajes siniestros de la talla de Oliveira Salazar y Marcelo Caetano. Logra evadirse de la prisión viviendo durante largos 20 años en el exilio en Moscú, Praga y París, entre otros lugares. Pintor, dibujante, analista y escritor permanente. Regresa en 1974 tras la revolución de los claveles siendo recibido como héroe, reintegrándose de lleno al Partido hasta su muerte, el 13 de junio de 2005.

La mejor enseñanza es que es comunista aquel que dice y hace. Cunhal vive.

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