viernes, marzo 29, 2024
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FARC envía mensaje de cohesión

Las FARC enviaron un mensaje de cohesión y unidad al llevar a la mesa de La Habana un representante del Bloque Sur de esa guerrilla. Fabián Ramírez es nuevo negociador en la mesa de conversaciones, disipando así especulaciones sobre una división al interior de esa organización insurgente.

De izquierda a derecha, Fabián Ramírez, Iván Márquez.
De izquierda a derecha, Fabián Ramírez, Iván Márquez.

Simón Palacio

Con tres nuevos integrantes, la delegación de paz de las FARC-EP en La Habana continúa la discusión sobre el tercer punto de la agenda para la terminación del conflicto. En medio de los avances del proceso en torno a la sustitución de cultivos denominados ilícitos, se alteró la cotidianidad de las conversaciones con la aparición en el Centro de Convenciones de la capital cubana del segundo al mando del Bloque Sur de esa guerrilla, Fabián Ramírez, despejando las dudas sobre una supuesta fracción de este bloque ante los diálogos de paz.

La salida de Ramírez se produjo hace unos días desde algún punto de las selvas colombianas junto a los guerrilleros Jairo Martínez y Fidel Rondón. En un comunicado oficial, la delegación de la insurgencia manifiesta que los nombres que se incorporan a la negociación demuestran la voluntad política para acelerar los diálogos y llegar a buen puerto.

“La experiencia y conocimientos de los nuevos voceros insurgentes serán importante aporte para continuar la construcción de acuerdos en el propósito de paz con justicia social. Su arribo a La Habana desmiente, de manera contundente, tanta desinformación, especulación y calumnias”, manifestó Iván Márquez.

Fuentes cercanas al proceso desestimaron las versiones de la Fuerza Pública en las que señalan que los operativos militares obligaron a sacar a Ramírez de la zona sur del país. La decisión de integrar al miembro del Estado Mayor de las FARC a la mesa en Cuba se venía barajando desde finales del año pasado en la idea de fortalecer los temas que se aproximaban en la discusión.

La tesis que sostenían los críticos del proceso refiriéndose a que el Bloque Sur se habría dedicado a ser una franquicia de las FARC para el manejo del narcotráfico queda sin piso. Para muchos analistas lo que significa la llegada de Fabián Ramírez a La Habana es un mensaje al país de la voluntad de esa guerrilla que fue bien recibido por el gobierno colombiano. “La llegada del Bloque Sur a la mesa ayudará a resquebrajar el pesimismo que alimentan los enemigos de las conversaciones”, comentaron.

De otra parte, en voz de Iván Már­quez, jefe negociador de la guerrilla, se criticó la visita del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, a Washington para atender el diálogo de alto nivel con el jefe de la Central de Inteligencia Ame­ricana (CIA), David Petraeus, y el jefe del Departamento de Estado, John Kerry, para acordar acciones conjuntas contra Venezuela y Nicaragua, además de agenciar la financiación del plan militar Espada de Honor II y convencer al gobierno americano de no dejar las operaciones de fumigación con glifosato.

“¿Cómo puede entenderse que mientras la cancillería hace reuniones de cooperación con autoridades venezolanas, de manera oculta se pida a Washington apoyo para aumentar la capacidad de acción de las Fuerzas Militares con la descabellada tesis de que podría presentarse en el futuro un escenario de confrontación con Venezuela o Nicaragua?”, dijeron las FARC.

Otra muestra de su doble discurso ante la paz del gobierno Santos, ya que de una parte insiste en la necesidad de avanzar en las negociaciones, en especial en el tema de sustitución de cultivos denominados ilícitos, y de implementar el concepto del posconflicto, pero por otro lado, pide ayuda a los Estados Unidos para intensificar la lucha contrainsurgente y desarrollar la tesis del enemigo interno que es en buena parte la causante de la profundización de la guerra en Colombia.

De hecho, las FARC-EP piden al gobierno colombiano que no sea de manera soterrada la participación de los Estados Unidos en el proceso de paz: los invitan a que un representante de ese gobierno haga parte en las discusiones de una vez por todas como vocero del gobierno colombiano.

“En el tratamiento de la paz, el gobierno y su ministerio de guerra deben abandonar la ambigüedad, pero además deben dejar atrás la hipocresía de la diplomacia del buen vecino y actuar con transparencia, pues no es correcto que se siga maquinando, ya no solo desde Bogotá, sino también desde Washington contra un país como Venezuela”, reiteraron.

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