27 millones de menores europeos están en situación de pobreza y marginación social
José Ramón Llanos
En los años 70 desde Europa se destacaba la grave precariedad y carencias de la niñez en el llamado Tercer Mundo. Entonces se presentaba como ideal que en todo el orbe se diseñaran políticas sociales que tuvieran como objetivo lograr que la niñez viviera con el nivel de bienestar que disfrutaba en el viejo continente.
Hoy, como dijo el poeta, “todo tan distinto”: 27 millones de menores europeos están en situación de pobreza y marginación social. O sea que en el seno de la Unión Europea, las políticas neoliberales han profundizado la diferenciación social, el número de personas de grandes ingresos es cada año menor. En consecuencia la riqueza se concentra más rápidamente y la pobreza y la indigencia aumentan aceleradamente.
En el informe de Save the Children sobre pobreza en Europa, presentado esta semana, se lee que desde 2008 los niños que viven en situación de pobreza se incrementaron en más de un millón. Infortunadamente este proceso se ha acelerado en los dos últimos años. Según las estadísticas de la institución señalada anteriormente, el 20,8% de los habitantes de la UE menores de 18 años viven bajo el nivel de la pobreza. Si esa tendencia no se revierte, pronto el porcentaje de los menores de edad europeos en estas condiciones será igual al de los países llamados subdesarrollados. En algunas naciones la situación es más deplorable, por ejemplo en España el 29,9% de los niños está en riesgo de caer en la exclusión social; situación similar es la de Rumania.
Si esta calamitosa situación fuera secuela de la crisis que abate a Europa desde 2008, se podría pensar que a partir del 2016, año en que la mayor parte de los analistas económicos consideran que se verán los inicios de la superación de la fase depresiva del ciclo, empezarían a mejorar las condiciones de vida tipo submundo social en que sobreviven los excluidos por el neoliberalismo.
Pero lo absurdo es que, según Save the Children, desde el año 2002 los miembros de la UE habían adquirido el compromiso de financiar al menos la atención de un tercio de los niños menores de tres años, sin embargo el 50% de los países comprometidos no ha cumplido sus compromisos. Por tanto, la crisis es solo una de las causas de la absurda situación. El fundamento principal es la política de los estados que priorizan los intereses del capital y las estrategias económicas que optimizan sus utilidades, aunque vayan en detrimento de la mayoría de la población.
Probablemente el lector crea que es exagerado afirmar que la niñez europea está en un proceso de depauperización tal, que el futuro le depara niveles de malestar infrahumanos similares a los de los estratos uno y dos de América Latina. Le bastará leer lo siguiente para aceptar como correcta la aseveración: “Save the Children considera alarmante que un 17% de los niños europeos vivan en casas con goteras en el techo, humedades en el suelo o marcos de ventanas podridos”. Hay cosas peores, leamos lo que dice una niña lituana:
“Mi familia no tiene ni siquiera acceso al agua. Tenemos que recoger agua de lluvia, que está sucia, y algunas veces encuentras ranas en ella. Mi hermana y yo solo podemos bañarnos en el Centro de día de cuidados infantiles, y eso me avergüenza mucho”. Esta es la Europa desconocida.
