sábado, abril 20, 2024
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“Estamos en una mesa de diálogo porque no hay vencedores ni vencidos”: Marcos Calarcá

El negociador de las Farc le pide a Santos que se olvide de trampas en la negociación y a Álvaro Uribe que mire más allá del Ubérrimo.

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Luis Eduardo Celis

Marcos Calarcá ha formado parte del equipo negociador de las Farc en La Habana desde el inicio del proceso de paz. Es uno de los cuadros políticos que durante años se ha dedicado a la diplomacia de la guerrilla en el extranjero, impulsó el trabajo de las Farc en México y Costa Rica desde donde apoyó el proceso de paz del gobierno Pastrana . En el 2002 la presión del presidente Uribe sobre las delegaciones internacionales de las Farc lo obligó a salir de México e instalarse en La Habana.  Desde allí y con ocasión del aniversario del inicio de los diálogos de paz con el gobierno Santos respondió esta entrevista.

Luis Eduardo Celis (L.E.C) ¿Cuándo ingresa a la lucha armada?

Marcos Calarcá (M.C) Desde los años 70 me vinculé al movimiento estudiantil para la época de secundaria. La decisión de tomar las armas para luchar por unos ideales tomó fuerza en medio del Paro cívico nacional de 1977, hecho que me demostró lo imposible que era en esos duros años avanzar en la transformación social por vías diferentes. Claro, no fue una decisión de un día para otro, pero especialmente ese Paro de 1977 marcó el final de la reflexión y el paso a otra forma de lucha.

L.E.C ¿Es distinta la Colombia de entonces a la actual?

M.C En esencia sigue siendo lo mismo. Pero ahora, los ricos son inmensamente más ricos y menos en número, eso sí más arrodillados a los designios de la Casa Blanca y sus transnacionales. Los pobres seguimos siendo más pobres y muchos más. No cambia la decisión de resistencia heredada de nuestros ancestros y no cambiará hasta lograr los cambios que signifiquen la satisfacción de nuestros sentires, quereres, derechos y necesidades.

La diferencia es muy negativa, miles y miles que ya no nos acompañan, muertos; la gran mayoría, como siempre, gente de pueblo. Hombres y mujeres, luchadores y luchadoras, convencidos que podían lograr el progreso de los cambios sociales insistiendo en formas de lucha no armada, asesinados impunemente por el terrorismo de Estado; gente valiente, sabia, patriota.

Muchísimos más muertos producto de la guerra, cuyas causas se profundizan. Lo más triste es que esos muertos, de lado y lado, al igual que los afectados por la confrontación son pueblo.

Años aciagos para Colombia, cuando se proyectó y afianzó en el poder una triada de terror, compuesta por narcotráfico, paramilitarismo y política, estructurada por el terrorismo de Estado, política que rige los destinos de la patria. Época donde florecieron los antivalores, el “yoismo”, el sálvese quien pueda, la corrupción es normal, el miti-miti, la coima, que se robustecen bajo el amparo del terror y el neoliberalismo.

Tiempos en que la demencia militarista se convenció de la posibilidad de arrasar a sangre y fuego, no solo con las FARC-EP, sino con todo lo que oliera a oposición.

L.E.C ¿Por qué las FARC han permanecido medio siglo en la historia de Colombia?

M.C La guerrilla permanece porque tiene respaldo popular. Las FARC-EP no somos un aparato militar, somos pueblo en armas. La estructura Fariana va más allá de guerrilleros y guerrilleras, están las milicias que también cumple funciones militares, además el Partido Comunista Clandestino Colombiano, -PCCC-, estructuras todas comprometidas con un programa revolucionario cuyo objetivo es la construcción de una sociedad con garantías plenas para las mayorías nacionales y compromiso de construcción de la patria grande. A estas organizaciones se suma el esfuerzo del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, amplio y clandestino, trabajando por cambiar el país.

No es posible en nuestra realidad actual realizar trabajo político abierto, el terrorismo de Estado con herramientas como el asesinato, las matanzas, la criminalización de la protesta social y de la actividad política de oposición, impone la clandestinidad.

L.E.C ¿Qué puede decir de la agenda que están negociando en La Habana?

M.C La Mesa de Conversaciones no aborda solo la Agenda, nos sentamos a desarrollar el Acuerdo General firmado el 26 de agosto del año pasado. A nuestro parecer en él se contienen los temas centrales para construir los caminos de la paz con justicia social. Consideramos que es la base para el gran debate que nos permita cerrar este capítulo doloroso de nuestra historia, al tiempo que insistimos en nuestra decisión férrea de hacerlo, demandamos voluntad política de la contraparte para avanzar.

Desde diferentes visiones se critica ese Acuerdo, de un lado es la rendición y entrega del Estado a los violentos terroristas; de otro es la claudicación de las FARC-EP, producto de su cansancio y desorientación ideo política. Ninguna es cierta, ninguna tiene razón.

Sabemos, estamos claros, la revolución no la lograremos en la Mesa. Explicamos y demostramos nuestra voluntad de paz digna con propuestas que significativamente hemos llamado mínimas en el propósito de construir acuerdos. Igual, estamos claros que no es en La Mesa donde la contraparte va a derrotarnos y lograr nuestra claudicación.

No debemos olvidar que la razón de La Mesa, de los diálogos, de la búsqueda de otra solución, en fin como quiera llamarse, es porque hasta ahora no hay vencedores ni vencidos.

L.E.C De este año de trabajo con el equipo del Gobierno, ¿qué resalta y  qué critica?

M.C A la delegación del gobierno no la calificó, resalto sí el clima de trabajo y funcionalidad que hemos logrado en este proceso. Claro que hay diferencias enormes, las que nos conducen a la guerra y ellos representan a la contraparte, defienden intereses de las elites, precisamente la misión es  acercar posiciones para construir acuerdos.

L.E.C De los ausentes de las FARC, ¿con quienes compartió más y cómo  los recuerda?

M.C Hay ausentes, hombres y mujeres, muy conocidos y hay otros no tan públicos, todos y todas hacen falta, sus esfuerzos y sacrificios están representados en lo que somos como organización actualmente.

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Marcos Calarcá también estuvo en los diálogos del Caguán con Simón Trinidad, hoy preso en los EE.UU, y Víctor G. Ricardo, uno de los comisionados de paz del gobierno Pastrana. FOTO: Semana.

Con el camarada Jacobo Arenas compartí bastante, mucho le aprendí, si no fue más es mi responsabilidad porque el irradiaba experiencia y la brindaba sin escatimar, realmente era un formador. Sus planteamientos audaces, el manejo sabio de la política y la coherencia como persona son mi recuerdo de él.

L.E.C De lograrse un acuerdo de paz, ¿qué desearía hacer?

M.C En el mundo actual a lo único que no han logrado ponerle impuestos  y colocarle precio es a los sueños, ese que desearía hacer corresponde a esa esfera, sin embargo hay que mantener los pies en la tierra. Esperemos lograr el acuerdo de paz con justicia social y veremos que nos corresponde hacer de acuerdo a la organización.

L.E.C Un mensaje al Uribismo

M.C Que piensen en los beneficios de la paz. Que miren más allá del Ubérrimo y sus riquezas.

L.E.C Un mensaje al Presidente Santos

M.C Que de verdad se decida por la paz con justicia social, la defienda con todas sus fuerzas y actúe en correspondencia. Cuando esto ocurra, cuando se responda al clamor nacional tendrá en el pueblo, del cual somos parte, el respaldo suficiente para lograrlo, dejando en el camino a quienes quieren impedir un futuro digno, soberano y en paz con justicia social para las mayorías patrias. Comprométase señor presidente, cimentemos hombro a hombro el futuro.

Construyamos un verdadero Tratado de Paz, olvídese de trampas y técnicas de negociación, de este lado hay guerrilleros y guerrilleras convencidos que es posible construir otro país, decididos a lograr un acuerdo producto de la discusión política.

L.E.C ¿Por qué critican los acuerdos de Paz del M-19 y otras guerrillas?

M.C El devenir histórico muestra que no hubo ningunos acuerdos de paz. ¿Cuáles fueron las soluciones y los beneficios para el pueblo?  El país no mejoró, al contrario la situación de las mayorías empeoró. Es claro que mientras no se hagan cambios estructurales acabando con las causas de la confrontación en lo económico, lo político, lo social y lo cultural no habrá paz.

 L.E.C ¿A quien admira de la política Colombiana?

M.C Simón Bolívar alumbra no solo la política sino toda la actividad de quienes comprometen su vida al servicio de la sociedad, el deber ser de la política, sin mezquindades individualistas ni acomodamientos. Esto pensando en Patria Grande. Igual, reconocimiento a Antonio Nariño, su aporte a la patria ha sido subvalorado. Hombre con dimensión de estadista, como le decía coherente en su pensar, decir y hacer, el camarada Jacobo Arenas.

L.E.C Cuéntenos de sus lecturas

M.C En este campo siempre me he inclinado hacia la historia, particularmente hacia las biografías y en ellas resalto a Gerarld Walter, a Paco Ignacio Taibo II incluyendo su magnífica novela negra y Valerio Massimo Manfredi y su obra Alexandros, claro pasamos por los clásicos desde Homero, Julio Cesar, Suetonio, Víctor Hugo; por los autores del llamado boom latinoamericano, García Márquez, Cortázar, Onetti, Roa Bastos, Asturias, Benedeti; sin olvidar la buena literatura producida por los jóvenes hoy en día. No se puede dejar por fuera todo lo referente al Libertador Simón Bolívar.

Sin embargo este es un tema en el cual siempre destaca más el deseo y la necesidad que la realidad. Es decir, al momento del balance pesa más lo que se quiere leer que lo leído, aquello sobre lo cual nos llega información o vemos, además se debe diferenciar el estudio, de la lectura como enriquecedora actividad cultural.

 L.E.C ¿En medio de esta tensión entre las FARC-EP y el Gobierno, por el mecanismo de refrendación de los acuerdos, por qué la guerrilla considera que el más apropiado es una Asamblea Nacional Constituyente?

M.C Lo de la tensión es más un tema del Presidente Juan Manuel Santos y la gran prensa, un trámite normal lo volvieron crisis y todo porque nosotros no permitimos que se configurara un gran engaño con mezquinos intereses electorales y de encubrimiento de la combatividad del pueblo expresada en el paro nacional agrario y popular. Evidenciamos ante la opinión una maniobra que inicia con un aparente límpido y transparente motivo y termina en camisa de fuerza para las FARC-EP y si no se acepta, en herramienta de desprestigio y responsabilidad por no llegar a acuerdos. Siempre contando con el bombo mediático y la verdad a medias que equivale a mentira.

Una Asamblea Nacional Constituyente por la Paz es la única garantía de blindar el proceso para que sea respetado interna y externamente. Ese mecanismo para impedir la injerencia de organismos creados para perpetuar el orden que conviene a las élites, so pretexto de respeto a la ley, pero ¿a cual ley?. Indiscutiblemente es el espacio apropiado para la refrendación de los acuerdos logrados, para debatir los temas pendientes y aprobarlos o no. No se trata de una segunda instancia de la Mesa o de una prolongación de esta.

L.E.C Hay quienes afirman que una Asamblea Nacional Constituyente puede ser un retroceso a lo establecido en la del 91 y que el tema no es de normas constitucionales sino de una fuerza social y política que logre cambios que el país requiere, ¿qué piensa de ello?

M.C Da vergüenza ajena, pero, cómo es posible entrar a descalificar algo que todavía no se conoce, por qué y de dónde tanta negatividad en la especulación, no será mejor reunir todos los elementos e informaciones necesarios para un análisis serio. No pasa por nuestra cabeza tocar lo positivo de la Constitución del 91, a quién se le puede ocurrir, al contrario el objetivo es activar toda esa hermosa y por ahora letra muerta que contiene en su preámbulo e introducir los cambios necesarios.

Foto Portada: El Espectador

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