viernes, marzo 29, 2024
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Entretelones del golpe en Venezuela

Financiación a los planes golpistas en Venezuela por parte de Estados Unidos, la vinculación de elementos fascistas, comprometidos en un golpe anterior contra Chávez, y la idea de no parar hasta tanto no interrumpan el proceso de cambios de la revolución bolivariana, objetivos de los golpistas

Alberto Acevedo

El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela comenzó a divulgar la semana pasada el texto de un documento que ofrece pormenores de la trama como se concibió el intento de golpe de estado que buscaba crear una situación de caos generalizado en el país, bombardear varios objetivos civiles y gubernamentales, forzar la salida del presidente Nicolás Maduro y, por consiguiente, abortar el proceso de transformaciones sociales iniciado con la llegada al poder del presidente Chávez.

Un correo electrónico interceptado a la señora María Corina Machado y divulgado en mayo del año pasado por el alto mando político militar de la revolución, revela la abierta participación del señor Kevin Whitaker, actual embajador de los Estados Unidos en Colombia en el apoyo, financiación y determinación de la hoja de ruta de los planes golpistas de la derecha fascista venezolana.

“Ya lo decidí, esta lucha es hasta que este régimen se vaya y cumplamos a nuestros amigos en el mundo. Si me fui a San Cristóbal y me expuse ante la OEA, no le tengo miedo a nadie. Ya Kevin Whitaker me confirmó el apoyo e indicó los nuevos pasos. Contamos con una chequera más fuerte que la del régimen para romper los anillos de seguridad”, dice el texto del correo que Machado envió a Gustavo Tarre, ex diputado del Copei y cabeza visible de los golpistas venezolanos.

Anteriormente, el Palacio de Miraflores, sede del gobierno central en Caracas, había dicho que la encargada de negocios de la embajada de los Estados Unidos en Caracas de la época, Kelly Keiderling, había sido la principal enlace entre los golpistas y el gobierno de los Estados Unidos, en un complot que después, se vino a saber, lo habían denominado “Plan Jericó”.

Si a estos dos elementos se suma el anuncio oficial de la Casa Blanca de la adopción de nuevas sanciones económicas y diplomáticas contra el gobierno venezolano y sus funcionarios, queda en evidencia un trípode indicador de la fuerte presencia intervencionista de Estados Unidos en los asuntos internos venezolanos y la descarada violación a los principios de no intervención, de respeto a la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos, pilares del derecho internacional.

Atentados y ataques

Con este poderoso tentáculo que extiende sus brazos desde el exterior imperial, se intentó llevar a cabo el golpe, un año después de un intento similar, a comienzos del año pasado.

“Los días 11 y 12 de febrero de 2015, fue desarticulado y desmantelado un nuevo atentado golpista contra la democracia y la estabilidad general de la patria”, dice el documento divulgado por las autoridades venezolanas.

“Se trató de utilizar a un grupo de oficiales activos y retirados de la Aviación militar y otros componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, para provocar bombardeos, atentados y ataques contra objetivos estratégicos, incluyendo objetivos civiles, tales como sedes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y medios de comunicación. Este plan fue denominado por los golpistas como “Operación Jericó”. Todo esto es una derivación o coletazo de una acción parecida que también fue desarticulada, en marzo del año 2014”.

“La República Bolivariana de Venezuela -agrega el documento-, ha venido denunciando desde el año 2014, una arremetida inconstitucional de la derecha venezolana y de factores extranjeros que pretenden derrocar al gobierno constitucional y democráticamente electo en el país. Las violentas agresiones contra la democracia venezolana provienen de sectores de la ultraderecha violenta que han tenido como objetivo amenazar y acabar con la estabilidad del sistema democrático, tratando de imponer planes desestabilizadores que pretenden desconocer la voluntad de la mayoría popular, la cual se ha ratificado sucesivamente a favor del proceso bolivariano en las distintas elecciones realizadas en los últimos 15 años en el país”.

La provocación sigue

Estos planes, no sólo tienen antecedentes en intentonas golpistas anteriores, sino que hoy aparecen estrechamente ligados a lo que el gobierno en Miraflores ha denominado la ‘guerra económica. “Ante el fracaso de la violencia de las denominadas guarimbas -añade el documento, conocido por VOZ-, la oposición y ciertos componentes de la burguesía industrial y comercial desataron la guerra económica contra el pueblo venezolano, buscando con ello crear un clima de insatisfacción en los sectores populares, que produjera repudio al gobierno del presidente Nicolás Maduro y un estallido social.

“Las principales armas utilizadas son el acaparamiento, la especulación, el contrabando y la propaganda de las grandes corporaciones mediáticas. Se quiso privar al pueblo venezolano de los principales productos para la alimentación y la higiene. Esta acción, aún en desarrollo ha sido desmontada por el gobierno bolivariano, el cual ha dedicado grandes esfuerzos para frenar la guerra contra la economía, que procura afectar directamente al pueblo venezolano en su conciencia, espíritu y moral.

“Durante estos meses, el gobierno bolivariano ha logrado desactivar estas acciones de violencia, desabastecimiento, usura, acaparamiento; sin embargo, las acciones de golpe de estado continuado siguen en pie”.

Un magnicidio

El último eslabón de lo que la dirección de la revolución bolivariana denomina ‘guerra continuada’, fueron los hechos del 11 y 12 de febrero pasado, que culminaron con la captura de varios implicados y la posterior detención de sus inspiradores intelectuales, en una trama que ellos denominaron “Operación Jericó”.

“Esta vez concebida en el plano militar mediante la captación de un grupo de oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con vinculaciones de políticos y factores de gobierno extranjeros para provocar un hecho violento contra el presidente de la república, algunas instituciones fundamentales del estado y población civil desarmada”, precisa el documento divulgado la semana pasada.

“El nuevo plan golpista, denominado por sus autores como “Operación Jericó” estuvo orquestado por sectores de la ultraderecha venezolana quienes ofrecieron dinero y una serie de prebendas a los oficiales que participaran en la acción, incluyendo visado para ingresar al territorio de los Estados Unidos de América, develándose apoyo de este país a los golpistas en su conjunto (civiles y militares).

“Es destacable que los días 11 y 12 de febrero de 2015, a un año de la aplicación de la denominada “Salida” (intentona de golpe anterior) varios dirigentes opositores habrían suscrito un documento denominado “Llamado a los venezolanos a un acuerdo nacional para la transición”. Tal documento lo suscriben voceros de la oposición política de ultraderecha venezolana, los señores María Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo López, posibles integrantes de una junta de gobierno que revela la intención sediciosa del derrocamiento del gobierno del presidente Nicolás Maduro Moros”.

Guerra mediática

Con certeza, el documento que revela las particularidades del plan de desestabilización del gobierno venezolano, se refiere a una estrategia, político militar y mediática, en la que los grandes medios de comunicación latinoamericanos y de otras regiones del mundo, actuarían como caja de resonancia de los golpistas.

En el caso colombiano, esos medios, como Caracol, RCN, El Tiempo y otros a la cabeza, denominan blanco lo que es negro, y presentan a los conspiradores como patriotas y adalides de la democracia. El prontuario criminal de Leopoldo López, por ejemplo, lo ocultan deliberadamente y fabrican la imagen de un héroe que se enfrenta a una dictadura. El mismo tratamiento le dan al señor Ledezma, alcalde de Caracas, comprometido no solo en esta intentona de golpe sino en otras anteriores, desde la época del gobierno del Hugo Chávez.

Estos personajes son los que planearon dejar al pueblo venezolano sin alimentos, sin medicinas, si elementos de higiene indispensables, para atizar su indignación, para cultivar episodios de desesperación, de angustia, de odio y crear una situación propicia a la salida del poder del presidente Maduro.

Cuando María Corina Machado habla de que “debemos cumplirle a nuestros amigos”, se refiere a los estrategas de la Casa Blanca y el Pentágono, a los representantes de las grandes corporaciones transnacionales, ansiosos de apoderarse de las inmensas reservas de petróleo y otros hidrocarburos de la nación venezolana. Esos son los patriotas y los demócratas, que cada mañana nos presenta la prensa colombiana.

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