martes, abril 16, 2024
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En Venezuela: ¡Comunas o nada!

El pueblo reclama el poder popular para profundizar la revolución. Testimonios de dos aguerridos comuneros socialistas y bastiones de la revolución bolivariana

Foto: Voces Urgentes via photopin cc
Foto: Voces Urgentes via photopin cc

Fernanda Sánchez J.
Periodista, magíster en relaciones internacionales y sindicalista

Amado Rivero tiene 65 años y es obrero. Su principal obra es la construcción de la comuna socialista Che Guevara, del municipio de Palavecino, en el estado de Lara, Venezuela.

De día pega ladrillos; en las noches, supervisa los cimientos de la comuna de la que es vocero. En sus ratos libres, escribe para varios blogs y desde esas trincheras que ofrecen los medios alternativos defiende la necesidad del Estado comunal.

En la comuna Che Guevara hay aproximadamente 18 mil habitantes. Ésta es una de las 1.401 comunas que contabilizó el Censo Comunal 2013, además de los 40.035 consejos comunales, y las 71.521 organizaciones sociales, según los resultados del Ministerio del Poder Popular para las Comunas.

Si bien las cifras de las comunas son alentadoras, Amado Rivero aclara que solo hay 123 registradas o prerregistradas y que la meta es formar al menos tres mil comunas, con un buen nivel ideológico socialista.

“Una vez alcanzado ese nivel, de más del 60% del territorio nacional cubierto por comunas, seremos nosotros quienes impulsemos una nueva constituyente nacional para crear el nuevo Estado comunal socialista”, afirma Rivero.

De las comunas se ha dicho que son de papel o han sido reducidas a meras organizaciones productivas rurales, desconociendo, como enfatiza Rivero, que son las bases de la revolución bolivariana y que reemplazarán a los municipios como base primaria, como lo propuso Hugo Chávez en su reforma constitucional, añade el líder comunero.

Para los enemigos de las comunas y su poder popular, que según Rivero, están dentro del mismo Estado, él tiene una respuesta contundente: “Una vez se concreten como formas de gobierno; no podrán ser de papel porque están formadas por líderes, hombres y mujeres que no tienen un sueldo, que no les importa pasar un día sin comer. Ese es el miedo que tienen, que los líderes unidos con sus pueblos jamás serán vencidos”.

¡El pueblo está hambriento de poder popular! En opinión de Modesto Emilio Guerrero, biógrafo de Chávez, desde el año 2002 se desató un fenómeno de poder social y formas de organización de los trabajadores y pobres.

“(…) De hecho, y sin mucha conciencia de su propio proceso de conjunto, ese movimiento ha comenzado a practicar formas democráticas, no jerárquicas, de relación social, contrarias a las impuestas por el Estado existente”, afirma Guerrero en su columna El Poder Popular después de Chávez.

Por eso, al igual que Rivero, en Caracas, José Uriepero, otro valiente comunero, profundiza la revolución en la comuna socialista El Cementerio y protege sus conquistas.

En esta comuna localizada en el municipio bolivariano Libertador, en el Distrito Capital, tienen dos empresas de propiedad social directa comunal y otra para la comercialización y venta de quesos y charcutería.

Gracias a estas dos últimas, productores agropecuarios y pecuarios de los estados de Táchira y Guárico distribuyen sus productos en la capital, generan empleos directos y venden a precios económicos. Con las ganancias, ayudan a la población y otorgan becas estudiantiles, todo en la comuna.

“Nuestra comuna no ha recibido dinero de parte del Estado venezolano. De hecho, esta es la verdadera autogestión. Se propone la economía solidaria donde se busca beneficiar más a la comunidad que a la generación de dinero”, aclara Ulperio.

Además, la comuna tiene un fondo social como mecanismo de respuesta inmediata a la crisis; sin dejar de presionar al Gobierno en temas como la calidad de los servicios, la educación, la seguridad y la vivienda, etc.

El objetivo es demostrar que las comunidades organizadas son capaces de generar recursos. De éstos se benefician todos los habitantes sin distinción de credo e ideología política, aun cuando la mayoría de los comuneros activos son revolucionarios como José.

“Indudablemente la comuna es la base fundamental de la sociedad socialista porque ella impulsa los valores de solidaridad, respeto, tolerancia, y humildad. El cultivo de estos valores son los que salvarán nuestra sociedad, de lo contrario vamos definitivamente hacia nuestra destrucción como sociedad”, afirma Uriepero.

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