viernes, abril 19, 2024
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En Montes de María (Bolívar): Politiqueros se burlan de la sed

Libardo Muñoz

Durante los últimos 50 años, los políticos corruptos del departamento de Bolívar se burlaron de la necesidad de agua de más de una docena de poblaciones sedientas de los Montes de María y se enriquecieron con anticipos y pagos de acueductos que jamás existieron.

El agua escasea en San Jacinto (Bolívar)
El agua escasea en San Jacinto (Bolívar)

La cadena de mentiras la encabezan los alcaldes que pasaron por poblaciones como San Juan, San Jacinto, El Carmen de Bolívar, Ovejas, Corozal, incluyendo a los que en épocas pasadas eran nombrados por decretos de las gobernaciones, antes de la elección popular, que dio cabida a otras trampas como la compra de votos y los regalos de láminas de zinc, ventiladores, reparto de ron y de una impúdica manipulación de la pobre condición política de grandes masas de desposeídos.

El ejemplo más patético de esta situación derivada de la falta de acueductos es con toda seguridad El Carmen de Bolívar, en cuyos archivos aparece en incontables ocasiones la asignación de presupuestos cobrados que nunca se usaron en lo que se le dijo a la comunidad, con la complicidad de una prensa mediocre, manejada e hipotecada por los grupos políticos.

Desde los titulares engañosos, los periódicos regionales hicieron mofa de la angustia de la falta de agua en cientos de miles de familias que hoy, siguen obteniendo el líquido en jagüeyes, pozas y corrientes de muy precaria condición sanitaria, a riesgo de la salud de todos en el grupo familiar.

No es exagerado decir que hoy ninguno de los municipios del departamento de Bolívar asentados en los Montes de María dispone de agua potable en condiciones normales. Pero esa misma situación la viven poblaciones del norte de Bolívar a muy corta distancia de Cartagena, como Turbaco, Turbaná y Arjona, dotadas de “acueductos fantasmas”, como lo señalan con cierto humor algunos pobladores de la región.

En tales circunstancias, las comunidades rurales de Bolívar ofrecen escenas de atraso que el viajero creía superadas, como el transporte de agua en burros, bidones y tanques llevados sobre los hombros a través de una vara o “balanza”, en un mercado especulativo que se nutre de la angustia general, en una escasez permanente que se agrega al hambre y al desempleo de la provincia.

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