martes, abril 23, 2024
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En Medellín también proponen objeción al servicio militar obligatorio

Los jóvenes de la ciudad viven cotidianamente la militarización de los barrios, las calles, las vidas y las conciencias. Ante tan realidad, que parece no cambiar con los acuerdos logrados hasta la fecha en La Habana, nacen iniciativas como la que presentamos a continuación.

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Cansados de dar respuestas individuales a situaciones cada vez más reiterativas, relacionadas con las “batidas” del Ejército en zonas públicas, y con las continuas irregularidades en la definición de la situación militar de jóvenes pertenecientes a diversos procesos juveniles de Medellín, nació Bájate del Camión. Esta campaña, según Laura Ossa, una de sus promotoras, busca a través de acciones formativas, informativas, reivindicativas y jurídicas, promover y defender el derecho constitucional a la objeción de conciencia para, en acción colectiva, sentar nuevos precedentes en una generación que está cansada de ser el instrumento de los horrores de la guerra.

Ossa afirmó que los colombianos vivimos en una sociedad altamente militarizada en la que se presenta como única solución a los conflictos la vía armada. “Nos han dicho que los héroes de nuestra patria son quienes empuñan con soberbio orgullo un arma y sin miedo ni tregua se lanzan obedientes al campo de batalla mientras que quienes se oponen a este destino son tildados de cobardes”, sentenció.

Cifras de la militarización

En la última década se han dispuesto más de 230 billones de pesos en el conflicto armado. Para el 2014 se destinaron 27,7 millones para la defensa y la seguridad del país, es decir, el 17% del presupuesto nacional. Esta cifra es 80 mil veces mayor a la de cultura y 120 mil lo invertido en empleo. Colombia es el segundo país del mundo, después de Israel, en recibir más apoyo militar por parte de los Estados Unidos y ostenta el título de tener el segundo ejército más grande de Latinoamérica.

Esta maquinaria bélica, que según cifras de la Dirección Nacional de Reclutamiento alistó a 440 mil jóvenes entre 2009 y 2013, de los cuales un 98% pertenecían a los estratos 0, 1, 2 y 3, pone en evidencia que hay una enorme brecha entre quienes demandan la guerra y quienes ponen la sangre sobre los campos.

Bajarse del camión

Conscientes de lo que implican las anteriores cifras, un importante grupo de jóvenes de Medellín se rehusaron a la supremacía de la obligatoriedad y la obediencia sobre la libertad y la conciencia. “En un ejercicio de empoderamiento político y transformación interna, nos declaramos objetores al servicio militar y cualquier otra forma de reclutamiento forzado sea cual sea el actor implicado. Objetamos también a la guerra, al militarismo y a la militarización de la vida, los cuerpos y los territorios”, anunció Ossa.

Agregó que “tanto hombres como mujeres objetamos también a esas formas de ver el mundo y la sociedad, a esas maneras de entablar relaciones y tramitar los conflictos cotidianos que se basan en el control armado, la fuerza, la subordinación, la obediencia, el aniquilamiento del otro y de la diferencia”.

Ossa comunicó que 10 integrantes de Bájate del Camión, fruto de un proceso formativo y reflexivo, se declararon objetores de conciencia al servicio militar el pasado 15 de mayo. Actualmente están adelantando un proceso ante las instancias militares, amparados en los nuevos desarrollos constitucionales otorgados por la sentencia T455 de 2014 de la Corte Constitucional.

Finalmente aseguró que la iniciativa rechaza que se siga exigiendo la libreta militar para hacer carrera pública y formar contratos con el Estado, incluso en el mundo laboral privado y, aunque este requisito fue eliminado de la legislación, las prácticas empresariales siguen confinando a la informalidad laboral a los objetores. “Esta situación cercena los derechos de los jóvenes y los condena a la pobreza. No obstante, celebramos la eliminación de la libreta para graduarse de educación superior y reconocemos en este hecho un avance hacia ese camino de eliminar por completo la libreta militar”.

Sin duda, el tema de la objeción deberá cobrar mayor vigencia e importancia cuando se logren los acuerdos con las insurgencias. Así, las garantías para los jóvenes deberán ser más claras porque, afirmó Ossa, «un gobierno que firma la paz pero obliga a ir a la guerra está en evidente contradicción».

Colombia Informa

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