viernes, abril 19, 2024
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Empleo y finanzas: No hay razón para tanta euforia

Carlos Fernández*

Tan pronto el DANE mostró las cifras de empleo a junio de 2013, el Ministro de Hacienda apareció exultante en las redes sociales, señalando que la tasa de desempleo de 9,2% era la más baja para un mes de junio desde cuando se inició la realización de la Encuesta Continua de Hogares en 2001. La aseveración ministerial es cierta pero el análisis detallado de las cifras muestra una realidad que no da para tanta euforia. Veamos.

¿Informalidad laboral o disminución del desempleo?
¿Informalidad laboral o disminución del desempleo?

Al finalizar junio de 2013, la población económicamente activa, que es sobre la que se calcula la tasa de desempleo y que es denominada, también, fuerza laboral, disminuyó en 241.000 personas respecto al mismo mes del año 2012, mientras que la población en edad de trabajar aumentó en 526.000 personas entre los dos períodos. O sea que la categoría de inactivos (estudiantes, amas de casa, pensionados, discapacitados para trabajar, rentistas y personas que desistieron de trabajar) se incrementó en 766.000 personas, en tanto que el número de desempleados disminuyó en 207.000 personas y los ocupados descendieron en 34.000. Es decir, se presenta la paradójica situación de que el desempleo disminuye en simultánea con la disminución de la fuerza laboral. También es paradójico que el desempleo disminuya mientras disminuye levemente (34.000 personas) la ocupación total.

Lo que sucede es que la economía colombiana está dando muestras de desgaste en lo que tiene que ver con su núcleo productivo y tiende a convertirse en un gran almacén en donde conviven la mayor precariedad laboral con el desarrollo de servicios de alta tecnología como son las telecomunicaciones. En tal almacén, la presión de la población en edad de trabajar sobre el mercado laboral disminuyó, como lo muestra el paso de la tasa general de participación, que es el indicador de esa presión, del 65,3% al 63,7%.

Promedios trimestrales

Ahora bien, si tomamos las cifras basadas ya no en los datos mensuales sino en los promedios trimestrales (abril-junio), encontramos que el número total de ocupados creció en 191.000 personas, mientras que, por sectores, los ocupados presentaron el siguiente comportamiento:

CUADRO ECONOMIA 2700

Las cifras son contundentes. Mientras el empleo disminuyó en una cuantía de 345.000 personas en los sectores agrícola, industrial, minas e hidrocarburos y construcción, creció en 539.000 personas en sectores como comercio, hoteles y restaurantes, transporte, almacenamiento y comunicaciones, actividades inmobiliarias y servicios personales e intermediación financiera. Es decir, la mayor ocupación se concentra en el área de los servicios que, de acuerdo con principios elementales de la economía política, no agregan valor a las mercancías producidas sino que constituyen la apropiación de una parte de la plusvalía generada en el país o en el exterior.

Precariedad del empleo

Dejando de lado la definición del DANE de que ocupado es el que haya trabajado al menos una hora durante la semana de la encuesta, se debe señalar que, entre los dos trimestres considerados (abril-junio de 2012 y 2013), los trabajadores por cuenta propia, que es el segmento en el que se concentra la mayor precariedad del empleo en Colombia, aumentaron en 37.000 personas. Los patronos, por su parte, disminuyeron en 49.000 personas, lo que no es sino otra manifestación de la informalidad de negocios que cierran por falta de mercado para los bienes que producen o los servicios que prestan.

El crecimiento del empleo en los dos períodos considerados se concentra (397.000 personas) en lo que se llama empleo particular, sin que se pueda precisar, a partir de estas cifras, el nivel de informalidad de las empresas adonde entraron a trabajar esas personas. Sin embargo, de acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares, del mismo DANE, entre febrero-abril de 2012 y los mismos meses de 2013, los empleados particulares informales aumentaron en 45.000 personas. O sea que, como se dijo en el título de este escrito, no hay razón para tanta euforia.

* Investigador del CEIS.

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