jueves, abril 25, 2024
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Elecciones de poder local: Las trampas y la democracia

Mermelada oficial y empresas electorales fueron la sazón de la elección de gobernadores, diputados, alcaldes y concejales del pasado 25 de octubre

Aspecto de un puesto de votación.
Aspecto de un puesto de votación.

Redacción Política

Ríos de dineros, compra y venta de votos, pago de líderes políticos comunales para beneficios de candidatos de la Unidad Nacional y candidatos de la corrupción en cuerpo ajeno fue el paisaje que primó en las pasadas elecciones locales en el país.

El ganador de la contienda electoral fue el partido del vicepresidente Germán Vargas Lleras, Cambio Radical. Sus listas en todos los departamentos fueron protagonistas, pero llama la atención que ganara en los departamentos de La Guajira, Magdalena y Sucre con candidatos cuestionados por paramilitarismo y narcotráfico como es el caso Oneida Pinto, la heredera política de Kiko Gómez. En el centro del país Cambio Radical cuenta con la gobernación del Huila con Carlos Julio González, hermano de la condenada exgobernadora Cielo González y la gobernación de Jorge Rey, de Cundinamarca primer alfil del exgobernador Álvaro Cruz, confeso delincuente.

La realidad electoral

La deficiencia de la democracia criolla pasa por múltiples factores que se radicalizan o se sofistican cada cuatro años. La compra de votos ya no se hace el día de la elección sino un mes antes, ganar la voluntad de los electores no se hace mediante discusiones de ideas o los programas sino por rifas de electrodomésticos o paseos, como denunció en reiteradas ocasiones la presidenta de la Unión Patriótica, Aída Avella. Componendas entre partidos políticos lograron alianzas impensables: El Partido Verde y el Centro Democrático, entre otras.

La captura del ex congresista Yahir Acuña con 500 millones de pesos, presuntamente destinados a la compra de votos el último día de la campaña de su esposa para la gobernación de Sucre, es muestra de la realidad democrática del país. Las relaciones entre narcotráfico y política en el departamento del Valle del Cauca, cobró la vida del candidato Ignacio Londoño, cuyo antecedente más próximo de su vida pública era ser defensor de narcotraficantes. Candidaturas al concejo de municipios de segunda categoría que sobrepasaron los registros legales de gastos. Campañas financiadas por el orden de dos mil millones de pesos para acceder a una curul en el concejo son hechos lamentables para la política.

La matriz mediática

Los medios de comunicación también jugaron un papel relevante para los resultados obtenidos. Una avalancha de críticas a la izquierda permearon el ambiente electoral que limitó, al menos en Bogotá, la escogencia de una propuesta alternativa a los tradicionales Centro Democrático y partidos de la Unidad Nacional. Los reiterados llamados a la ciudadanía para “votar bien” eran entendidos como votar en contra de la candidatura de izquierda.

Las encuestas se diseñaron para dejar en la retina de los ciudadanos las opciones de derecha o extrema derecha. Competían las encuestadoras por acertar las preferencias electorales delimitando sus actores. Solamente en Bucaramanga, con el electo candidato Rodolfo Hernández Suarez, quien no estaba dentro de las encuestas, las firmas consultoras se equivocaron. Sucedió lo mismo en la capital antioqueña donde las preferencias estaban cifradas en un rotundo ganador: el candidato Juan Carlos Vélez, del Centro Democrático que al final perdió por un amplio margen y los medellinenses eligieron a Federico Gutiérrez.

La izquierda

La izquierda y los sectores alternativos conquistaron dos gobernaciones: Nariño a la cabeza del exsenador Camilo Romero por el Movimiento Somos Nariño y Boyacá quedó en manos del ex representante a la Cámara Carlos Andrés Amaya por el Partido Verde.

En Ibagué la elección fue para Guillermo Alfonso Jaramillo, ex secretario de Gobierno de Gustavo Petro en Bogotá. Jaramillo llega con un apoyo importante de sectores sociales y se convierte en la única alcaldía de capital de departamento en manos de la izquierda.

La Unión Patriótica ganó la alcaldía de San Calixto, en el departamento de Norte de Santander con el candidato Yadil Sanguino, quien agradeció a sus casi dos mil quinientos votantes superando a su inmediato seguidor por un margen del 40%. “Queridos amigos, el triunfo es de ustedes, el pueblo tuvo la palabra y este gran proyecto dio grandes frutos. Mi compromiso es con San Calixto, servir con humildad hace la diferencia”, dijo el electo alcalde.

En la capital

En la capital del país se jugó una contienda entre el modelo de ciudad al servicio de los derechos o un cambio. Dos candidaturas diferentes a la izquierda se matricularon en un cambio de política social a la de inversión privada. Enrique Peñalosa fue elegido con 900 mil votos, mientras Rafael Pardo se ubicó segundo con una votación cercana a los 700 mil votos. Clara López mantuvo la votación obtenida en Bogotá cuando Aída Avella la acompañó en la vicepresidencia. No se avanzó.

Para Jaime Caycedo, la campaña en contra de la izquierda y las condiciones desiguales propias del sistema electoral colombiano afectaron los resultados para los sectores democráticos: “Una confrontación muy fuerte contra el poder del dinero y el paramilitarismo. Pero a pesar de eso siempre hemos querido llegar a la unidad y convertirnos en una fuerza de paz”, señaló Caycedo que al tiempo reivindicó el papel jugado por la Unión Patriótica en su proceso de renacimiento. “La UP en las calles mostró la posibilidad de un proyecto de unidad al que debe enmarcarse en adelante la izquierda a pesar de no alcanzar los objetivos propuestos. Tenemos que ver la unidad sin vacilaciones y proyectar una ciudad democrática junto a otros sectores de los que insisto debe preservarse la unidad”, indicó.

Caycedo subrayó que la capital del país eligió un alcalde vocero del gran capital transnacional y el Banco Mundial “le apostaron todas sus cartas contra la izquierda pero sobre todo por recuperar la ciudad para los apetitos de empresarios, constructores y contratistas”. El llamado del Partido Comunista Colombiano es a fructificar el árbol de la unidad que quedó sembrado en el respaldo a Clara López y espera que el triunfo de Cambio Radical no sea un obstáculo para la firma de los eventuales acuerdos de La Habana.

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