jueves, marzo 28, 2024
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El “Mundo a construir” de Marta Harnecker, una revolucionaria “sui generis”

Rodrigo Vázquez de Prada

Madrid, media tarde del lunes, 17 de junio, en la Librería Enclaves, un buen lugar para comprar libros y para presentarlos. Ese día, se presenta Un mundo a construir.Nuevos caminos, el último de Marta Harnecker, psicóloga por la Universidad Católica de Chile, escritora, periodista, una de las principales investigadoras y divulgadoras del pensamiento y las experiencias de transformación social de América Latina y ex asesora del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.

Fernado Campos

Está flanqueada por dos revolucionarios y teóricos marxistas españoles, el primero de Córdoba, el segundo de Jaén, que la conocen desde hace muchos años y se saben de la a la zeta todas sus obras, Víctor Ríos y Manolo Monereo. Los dos son miembros del Frente Cívico Somos Mayoría, del que es referente principal Julio Anguita y con el que formaron parte de la dirección federal de la coalición Izquierda Unida. Como ella, dos militantes de primera hora, resistentes contra la dictadura franquista y luchadores contra el capitalismo y por una sociedad sin clases.

Un excelente trío para hablar de un nuevo y sugerente libro y de algunas de las palpitantes cuestiones que sus páginas plantean para la izquierda en general y, de manera muy particular, para la latinoamericana y la española. Cada uno en su estilo, los tres aportan una muy interesante reflexión conjunta, en un acto organizado por el Frente Cívico Somos Mayoría, El Viejo Topo, que editó otros varios libros suyos, y Crónica Popular.

Víctor Ríos: Marta Harnecker, una gran vocación pedagógica

Víctor Ríos, historiador y ex asesor también del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, reconoce de entrada que sería una verdadera “osadía y atrevimiento” tratar de presentar a estas alturas a Marta Harnecker. Pero, ante el casi centenar de asistentes reunidos en la librería Enclaves, define a Marta Harnecker como “una revolucionaria sui géneris”. Lo hace, parafraseando el título de uno de los libros de la autora chilena sobre la Venezuela de Hugo Chávez, y no le falta razón.

Al mismo tiempo, resalta algunos de los aspectos que conforman la personalidad intelectual y política y el dilatado compromiso con la izquierda de una mujer inteligente y bella, con “una gran juventud acumulada”, según una coqueta expresión suya, chilena con raíces austríacas, discípula del filósofo francés Louis Althusser, una escritora y revolucionaria original, trabajadora y con una gran vocación pedagógica, a la que se deben nada más y nada menos que unas ochenta publicaciones, compiladas todas ellas en las páginas de “Rebelión”.

Por ello habla de “su joven despertar a las ideas de emancipación”, desde la Acción Católica chilena, de sus años de aprendizaje en París al lado de Louis Althusser, para una de cuyas obras principales, La revolución teórica de Marx, Marta Harnecker escribió en 1967 una introducción a la edición española y de cuyas clases salieron las notas que luego se transformaron en Los conceptos elementales del materialismo histórico, editado por primera vez por Siglo XXI en 1969.

“Un manual –recuerda Víctor Ríos– con el que muchos se iniciaron en el materialismo y en la historia” y del que hasta ahora se han hecho unas 65 ediciones, con unas tiradas que superan el millón de ejemplares. Algo frecuente en los “best sellers” que inundan los escaparates de algunas librerías pero, realmente, inusual en un ensayo. Y, sobre todo, resalta el sentido y vocación pedagógica de toda su obra, que se expresa como una constante en la forma como aborda sus libros, a los que aplica una metodología que ordena sus contenidos y hace fácil el acceso del lector, y los motivos que configuran el motivo central de sus obras.

Para corroborar lo que dice, Víctor Ríos vuelve a ojear uno de los primeros libros de Marta Harnecker, el titulado Los protagonistas del nuevo poder. Está editado en 1978, en rústica, y presenta el aspecto de haber sido leído muchas veces, con su portada un tanto deteriorada. Marta Harnekcer lo escribió en Cuba, donde vivió desde 1974, tras el golpe de Estado en Chile del general Pinochet, que la llevó al exilio.

En Cuba dirigió el Centro de Investigaciones “Memoria Popular Latinoamericana” (MEPLA), con sede en La Habana, y contrajo matrimonio con uno de los héroes de la revolución cubana, Manuel Piñeiro Losada, el comandante “Barbarroja”, hijo de emigrantes gallegos, al que Fidel Castro encomendó la responsabilidad de la seguridad del Estado y la relación con los movimientos de liberación de América Latina. Fruto de su matrimonio con “Barbarroja”, fallecido en un accidente de automóvil en 1998, es su hija Camila, llamada así en homenaje a otro de los emblemáticos dirigentes de la revolución cubana, Camilo Cienfuegos, muerto prematuramente, a los 27 años.

Repasando las páginas de ese libro, Víctor Ríos recuerda que en 1978, la autora chilena hablaba en él del poder popular, de los métodos y las luchas contra el burocratismo y de los protagonistas de la democracia. Y, para poner de relieve la continuidad de la obra de la autora chilena, afirma después. “En 2013 Marta Harnecker sigue hablando de las mismas cuestiones, sigue refiriéndose al protagonismo del pueblo y sigue combatiendo el burocratismo. Esa es su trayectoria, su recorrido”.

Una persona que va de frente, que critica a la cara y alaba a la espalda

Pero Víctor Ríos abunda en otras características suyas. “Marta -dice- es una persona que va de frente. Por eso resulta incómoda a los poderes, porque crítica a la cara y alaba a la espalda”. Y, muy a propósito del profundo sentido que se encierra en este dicho, recuerda que fue, precisamente, ese carácter crítico lo que, de alguna forma, le acercó al presidente Chávez e hizo que, tras concederle una entrevista, le pidiera que formara parte de su equipo, como asesora.

“El presidente Chávez escuchó de Marta cosas que necesitaba oír y no estaba acostumbrado a oír”. Marta Harnecker se mantuvo cerca del presidente venezolano varios años. Exactamente, de 2004 a 2009. Sobre él escribió su libro Hugo Chávez Frías. Un hombre. Un pueblo (2002) y al país que la acogió durante esos años dedicó el titulado Venezuela. Militares junto al pueblo (2003).

Víctor Ríos sigue dibujando el perfil de la escritora chilena. “A mí me ha interesado la Marta Harnecker que se iba y que se va a los barrios y a los pueblos y que da voz a los colectivos que luchan y necesitan ser escuchados. Porque una de las grandes virtudes de Marta es saber escuchar y luego saber transmitir lo que esos colectivos piensan e, incluso, poner en evidencia las contradicciones y los problemas sobre los que querían pensar y que, a pesar de estar en ellos, no sabían cómo plantearlos”.

Y subraya su particular forma de trabajar. “Marta tiene una metodología de trabajo de cara a la formación en los movimientos sociales y en las fuerzas políticas que creo que es de tremenda actualidad en América Latina; unos métodos que nos vendría muy bien recoger y aprender, porque en Europa y en España es cada vez más evidente la necesidad de actividades de educación popular, de formación en los movimientos sociales, desde los movimientos sociales, aunque creo que eso es también necesario en las fuerzas políticas, en los sindicatos”

Después desgrana el contenido de Un mundo a construir. Nuevos caminos y destaca sus partes principales. Entre ellas, “el análisis del rechazo al neoliberalismo, con una lista de movimientos populares y sociales protagonistas de ese rechazo; una lista muy detallada que nos permite hacer calas en todo el continente, contemplar una foto, una panorámica mejor, de los movimientos sociales de resistencia al neoliberalismo y de alternativas en América Latina”.

O aquella otra en la que se refiere a “los gobiernos en América Latina y a la tipología de los gobiernos llamados de izquierda”. O la parte en la que hace “una definición interesantísima de lo que se entiende por izquierda y de los que se llaman izquierda y no lo son, porque hay que poner la raya en algún sitio y Marta Harnecker –apunta– la pone clarita en la definición de lo que es y de lo que no es izquierda”.

Víctor Ríos destaca después otras dos de particular importancia que se contienen en el libro. De un lado, “una parte sobre la democracia participativa y la democracia delegada”, en la que reflexiona acerca de “cuál es la relación entre la delegación y la democracia directa, un asunto candente en los procesos de transformación y en el seno de los movimientos”.

De otro, la parte final, relativa “al nuevo instrumento para conseguir una nueva hegemonía, que ella llama instrumento político, no en el sentido reductivista de forma partido sino de herramientas sociopolíticas de transformación”. En ella habla, además, “sobre las nuevas formas de hacer política por parte de formaciones que están en la oposición y de los movimientos sociales”.

Y, dado que el acto está organizado por el Frente Cívico Somos Mayoría aplica estas ideas del libro a los planteamientos que presiden esta plataforma. Porque, “en nuestro caso –señala-, intentamos construir contrapoderes y necesitamos tareas de formación, de educación, que nos vendrán no solo de unas nuevas formas de hacer política sino también de una nueva metodología. Porque la forma dialógica de construir conocimiento es algo que debe caracterizar la nueva situación”, subraya.

“No podemos seguir construyendo conocimientos desde arriba, desde intelectuales en sus púlpitos. Ese conocimiento -sentencia– se construye en la lucha, en el trabajo, en los movimientos, por los movimientos y desde los movimientos, y en relación con los nuevos sujetos políticos”.

Marta Harnecker o “escribir para ser útil”

Marta Harnecker luce la misma melena que en sus años más jóvenes, se expresa con soltura y trata de ser sumamente pedagógica, tal como acaba de poner de relieve Víctor Ríos. Y, sin duda, porque su obra más conocida en España es Los conceptos elementales del materialismo histórico, comienza su intervención hablando de este libro.

Así, relata que “en esta visita a España y en otras anteriores ocasiones me encontré con gente de la izquierda de la época de Franco que habían leído mi libro en la clandestinidad y en las cárceles y Los conceptos elementales les recordaban aquellos años. Eso para mí –afirma– es una cosa muy emocionante, porque yo escribo no para publicar libros sin más sino para ser útil”.

Después, sin tener por qué, y, sin duda, poniéndose a la defensiva del hipercriticismo tan típico y nefasto de la izquierda, incluida la nuestra, rememora la génesis de aquella obra que, después de haber circulado con gran éxito entre los militantes comunistas y socialistas de habla española, recibió una furibunda e inmerecida crítica tras el derrumbe del llamado “socialismo realmente existente”.

Marta Harnecker explica que el libro surgió de unos apuntes que tomó en las clases de Louis Althusser, al que ella considera su tutor, y confiesa con humildad, casi pidiendo perdón: “Lo hice porque había leído poco. Queriendo hacer un libro muy pedagógico, lo escribí habiendo leído El Capital y otras obras de Marx. Pero si hubiera leído mucho más no sé si lo hubiera escrito. Quise escribir un libro sobre el marxismo con la metodología de Althusser. Quiso ser un libro de marxismo antidogma y, por un error mío, puse al final de cada capítulo unas preguntas de control que fueron mal entendidas. Todo esto lo revisé en la edición de 1985”.

Después de esa inusual autocrítica, sorprendente en un país como el nuestro en el que nadie reconoce error alguno, Marta Harnecker habla del libro que nos congrega en la Librería Enclaves: Un mundo por construir.Nuevos caminos.

“Lo terminé un mes después de la muerte de Chávez y en su introducción digo que hay un antes y un después de Chávez. América Latina se transformó con el triunfo de Chávez en 1998 y el libro trata de decir qué pasó desde entonces. Con él quería dar una panorámica de la situación en toda la región. Tiene mucho de un libro anterior América latina y el socialismo del Siglo XXI. Inventando para no errar, una obra que escribí aceptando una propuesta que me hicieron en Estados Unidos para hacer un trabajo sobre hegemonía y que luego fui ampliando”.

Pero, además, proporciona una explicación más profunda, de más enjundia política, del origen de este libro:

“Este libro no hubiera sido posible sin toda la práctica de lucha. Quise saber lo que había pasado en América Latina y quiénes fueron los sujetos que habían permitido que hubiera nuevos gobiernos de izquierda. Y vi que el triunfo de estos nuevos gobiernos no se debió a los viejos modelos, a la clase obrera, sino a nuevos sujetos sociales. Fueron movimientos nuevos, movimientos de los indígenas, movimientos que surgieron contra las privatizaciones y contra el pago de la deuda, movimientos de mujeres que se pusieron en la primera línea de combate”…

“Es decir, fueron movimientos que nunca habían aparecido hasta ahora en la escena política los que crearon condiciones primero para resistir al neoliberalismo. Luego, esos movimientos que eran muy críticos con la política y los políticos, entendieron que era necesario pasar de una etapa de la lucha reivindicativa, de la lucha social, de la lucha corporativa, de la lucha sectorial, a una lucha más general para tener gobernantes que hicieran posible que las demandas de los oprimidos pudieran ser planteadas y resueltas con programas antineoliberales”.

Para ella resulta obvio que “no podemos explicar el gobierno de Correa en Ecuador sin las luchas anteriores. Algunas estaban en auge, otras no. Pero esos procesos de lucha fueron creando una memoria histórica”. A la vista de estas experiencia, estamos ante una cuestión clave que puede definir el momento actual: “El neoliberalismo fue el que hizo que apareciese el nuevo sepulturero del capitalismo”. Y recuerda que en América Latina “el neoliberalismo comenzó a resquebrajarse justo cuando Fukuyama pronosticaba el fin de la Historia…”.

Marta Harnecker: “Todo lo que hago es oír y sintetizar lo que me cuentan”

Concebido como libro testimonio, Un mundo a construir responde a la metodología de trabajo valorada por Víctor Ríos anteriormente. Una metodología que Marta Harnecker explica con claridad:

“Todo lo que hago es oír y sintetizar lo que me cuentan, porque es muy importante oír la voz de la gente y no la voz de uno mismo. Este libro es un libro síntesis de muchas cosas. Por ejemplo de lo que está ocurriendo en Ecuador, que a mí me parece muy interesante, con las prácticas del gobierno de Rafael Correa, un gobierno que se acerca a la gente. Es una nueva izquierda, aunque quizás debiera definirse ahora lo que entendemos por izquierda, porque hay algunos partidos que se reclaman de ella y …”.

Marta Harnecker plantea cuestiones capitales en la discusión y debate de la izquierda en los países de América Latina y también aquí, en el nuestro. “Hay quienes dicen que no hay que luchar por el poder”, recuerda. Y, enseguida señala que ella no está por esa opción. Por el contrario, viene a decir, lo que relata en este nuevo libro demuestra” lo que se puede hacer desde el Gobierno”, aunque “hay que ir paso a paso”, y subraya:”Hay que luchar por el poder pero empezando por construir un instrumento”.

Y, en esta dirección, apunta algo en cierta manera novedoso: “Ese nuevo instrumento político necesita un nuevo concepto de la política”. A este respecto, se refiere a las experiencias de algunos movimientos sociales latinoamericanos en los que primero se nombra un “vocero” y luego se elige a quien debe controlar que aquél cumpla las tareas que le han sido asignadas”.

Más tarde, se refiere a muchas otras cuestiones y da a conocer a los asistentes al acto uno de los videos que acaba de terminar tareas de formación, en los que insiste sobre los puntos principales de su discurso y de los planteamientos innovadores que están surgiendo con la aparición de los nuevos movimientos.

Todo un torrente de reflexiones, experiencias y análisis en los que resalta “la audacia de Chávez”, afirma sin titubear que “Allende fue el precursor del socialismo del siglo XXI”, hace especial hincapié en que “estamos transitando a una sociedad alternativa al capitalismo que no tiene nada que ver con las revoluciones del siglo XX”, apunta que “la gente no se desarrolla en las reuniones, tiene que tener tareas”, y fija la atención de los presentes cuando dice que “al neoliberalismo no le molestan los movimientos sociales sino cuando se articulan…”.

Manolo Monereo: Marta Harnecker, “una clásica antigua por su pedagogía popular”

La tercera intervención corre a cargo de Manolo Monereo, ex secretario general del PC de Andalucía, ex miembro de la dirección federal de IU, actualmente secretario de Extensión Cultura y Desarrollo Teórico de esta coalición y miembro del Consejo de Redacción de Crónica Popular.

Manolo Monereo ayuda a perfilar aún más el trabajo de Marta Harnecker de una manera particularmente positiva: “Marta refleja algo que se ha ido perdiendo en la vieja cultura popular de la izquierda y, para decirlo muy en grande, para la cultura del socialismo y para la cultura hasta del anarquismo: esa enorme capacidad que tuvo el movimiento obrero en sus inicios de poner en relación conceptos, concepciones, prácticas, con la cultura popular y convertirlos en un sentido común de la gente”.

Para Manolo Monereo “eso es lo que fundamentalmente hace Marta Harnecker y que la convierte en una clásica antigua por su pedagogía popular, hasta el punto de que difícilmente se puede conocer América Latina de los tres últimos sin su aportación”.

Y, como buen teórico, apunta un rasgo que observa en la autora chilena: “Cualquiera que lea el libro –afirma- se dará cuenta de la matriz leninista de Marta. ¿Por qué digo esto? Fundamentalmente, porque la clave de su experiencia personal, como la de casi todas las de nuestra generación fue la derrota de la vía democrática en Chile a la que se añade el enorme tsunami de la caída del campo socialista, que nos dejó inermes”.

Después, pone de relieve algo que conviene tener presente en Europa: “No sabemos si el socialismo del siglo XXI está metido de nuevo en la gente. No solo la lucha contra el neoliberalismo sino la superación de la sociedad capitalista. Y esto tiene mucho de fondo y nos ayuda mucho, porque, como Marta Harnecker ha escrito muchas veces, América Latina ha sido un laboratorio de la reacción, del neoliberalismo y ahora también está siendo un laboratorio no solo de una salida por la izquierda del neoliberalismo, que se ha dado en muchos países, sino de una salida socialista a la crisis del neoliberalismo”.

Para apuntalar lo que está diciendo, recuerda a los economistas norteamericanos inspiradores de la nueva izquierda y creadores de la Monthly Review, Paul Sweezy y Harry Magdoff, autores, entre otras importantes obras, de El capital monopolista: un ensayo sobre la economía estadounidense y el orden social, y La era del imperialismo, respectivamente. “Nos decían que el gran problema del movimiento obrero de los países europeos centrales era la pérdida del internacionalismo”.

Y, a partir de ahí, subraya que “en Europa se perdió la perspectiva de lo que significó el neoliberalismo en América Latina hasta el punto de que pensábamos que eso no nos iba a llegar y nos llegó. Cualquiera que conozca América Latina sabe que el paquete completo que nos están vendiendo es el paquete completo latinoamericano. Pensábamos que éramos inmunes y estábamos en la inmunidad completa. Esa es la otra cara de la moneda. El socialismo del siglo XXI en América Latina y la derrota del movimiento obrero y de la izquierda en este mundo tan feliz que defendía con Maastrich y la globalización capitalista el mejor de los mundos posibles”.

De otra parte, Manolo Monereo, para quien Marta Harnecker “retoma mucho del análisis de lo que podemos llamar viejas y nuevas cuestiones del leninismo pasado por Gramsci”, entra de lleno en tres asuntos que recorren Un mundo a construir, que “están interconectados, que, en algún momento, se superponen pero que no acaban de engarzarse definitivamente y quedan abiertos para otro libro”. El primero de ellos, “lo que Marx llamaba una estrategia de poder socialista”. El segundo, “la forma del instrumento político, la forma partido organización”. Y el tercero “el poder del Estado y la reforma del Estado”.

Para el autor del libro De la crisis a la revolución democrática, “los contrapoderes sociales son la garantía del avance hacia el socialismo. Es decir, nada se podrá hacer si no hay un poder social, exigente, en la calle también frente a los poderes”. Pero, al mismo tiempo, hay que definir, viene a decir, “qué relación tiene ese contrapoder con la forma partido”, porque “no sé si, ante la experiencia latinoamericana, tendremos que pensar que el doble poder es la garantía de la revolución”.

Por último, en cuanto a la reforma del Estado, Manolo Monereo entiende que “ese es el gran agujero negro de la experiencia latinoamericana. Es decir, cómo construir un Estado que genera un nuevo poder pero sigue generando a la vez las mayores ineficiencias y las mayores corrupciones que pueden terminar arrasando los procesos revolucionarios. Esas cuestiones son las que el libro plantea y que, aunque deja con conclusiones inconclusas, espero que también nos toque situarnos en la perspectiva del socialismo como está ocurriendo en América Latina”.

Crónica Popular

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