viernes, marzo 29, 2024
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El fallo sobre la Unión Patriótica es buena señal: ‘Iván Márquez’

Sobre si las FARC crearían un partido, afirma que prefieren una convergencia de sectores.

El jefe guerrillero, en una de sus intervenciones en La Habana. Foto: Eliana Aponte
El jefe guerrillero, en una de sus intervenciones en La Habana. Foto: Eliana Aponte

Marisol Gómez Giraldo

Quizás como ninguna, la historia de ‘Iván Márquez’ encierra la vida breve, trágica y difusa –entre armas y política– de la Unión Patriótica (UP), el partido que nació a mediados de los 80 en medio de los diálogos de paz de las FARC con el gobierno de Belisario Betancur.

‘Márquez’ salió del Caquetá, del frente XIV de esta guerrilla, para probarse en el Congreso como representante a la Cámara por la UP. Y se devolvió al monte cuando la violencia cayó sobre los militantes de este partido, para contarse como uno de los sobrevivientes.

Después de 25 años, es el segundo hombre de las FARC, una prueba viviente de la larga guerra que ha tenido Colombia, pero también la cabeza de la delegación del grupo armado que, en La Habana, tiene diálogos con el gobierno de Juan Manuel Santos en un nuevo intento por cerrar el conflicto.

El jefe guerrillero, testigo de la tragedia que puede provocar la mezcla de armas y política, le comentó a El Tiempo el significado y los efectos del fallo del Consejo de Estado que le devolvió a la UP la posibilidad de volver a elecciones. Una decisión del Consejo Nacional Electoral le había quitado la personería jurídica.

—¿Cómo ven las FARC el fallo del Consejo de Estado?

—Como un acto de justicia, que, aunque tardío, es una buena señal y les dice a las élites que la intransigencia y el exterminio del opositor no conducen a la victoria definitiva sobre una alternativa política (…) ¿De qué sirvió descabezar a toda una generación de revolucionarios si hoy sus herederos están al frente de la inconformidad, de la movilización creciente de un pueblo al que no se le pueden conculcar sus derechos, en especial el de la opción política?

—La trágica historia de la UP es la prueba de la peligrosa mezcla de armas y política. ¿Así lo entienden hoy?

—Fueron cinco mil los dirigentes y militantes asesinados. Colombia no puede admitir el argumento desalmado de que el genocidio se explica por la combinación de armas y política. ¿Quiénes son los bárbaros que hablan de esa manera? ¿Acaso Jaime Pardo, Leonardo Posada, José Antequera, Bernardo Jaramillo y tanto militante anónimo portaban fusiles cuando fueron acribillados? Los mataron la intransigencia y la indolencia del Estado, que entonces estimaba que a ese ritmo no exterminarían nunca a la Unión Patriótica.

Es trascendente el fallo del Consejo de Estado, pero es necesario reforzarlo con la democratización del país, con el fin del excluyente bipartidismo del Frente Nacional –que sigue vivo–, con respeto y garantías a la oposición y pedagogía de tolerancia política. Esperamos que la Fiscalía informe al país cómo van las investigaciones sobre los responsables del exterminio de la Unión Patriótica.

—¿Consideran la posibilidad de aprovechar este partido para hacer política?

—Lo que estamos buscando es la participación de la ciudadanía en la política (…). No estamos pensando en nosotros, sino en los excluidos. Que se permita la deliberación, que se escuche y se tenga en cuenta la opinión de la gente y que los movimientos sociales puedan expresarse sin estigmatizaciones.

—¿Le ven más futuro político a la UP o la Marcha Patriótica?

—El futuro debe ser para todos los sectores sociales y políticos. Que tengan derecho a opinar y a decidir. En eso consiste la democracia. El futuro político de Colombia será delineado en la constituyente para la paz. La constituyente es la llave de la paz. Solo ella nos dará los cambios estructurales que han de sustentarla.

—¿El movimiento político de las FARC, si dejan las armas, será uno distinto de estos?

—Nuestro sueño es la unidad, la convergencia de los sectores sociales y políticos que hoy claman cambios estructurales. Preferiríamos un gran movimiento que desde abajo despliegue sus alas como alternativa política, después de 200 años de injusticia. Y que su propósito sea la paz estable y duradera. Mil años de paz para Colombia, como pidieron los poetas en Medellín. Una convergencia de fuerzas y sectores que tome las riendas de la transición del terrorismo de Estado a la democracia verdadera.

Cuatro de cinco mil militantes asesinados

Leonardo Posada
Representante a la Cámara
Asesinado el 30 de agosto de 1986.

Jaime Pardo Leal
Candidato presidencial
11 de octubre de 1987.

José Antequera
Dirigente nacional
3 de marzo de 1989.

Bernardo Jaramillo
Candidato presidencial
22 de marzo de 1990.

El Tiempo

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