viernes, marzo 29, 2024
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El Dakar 2013, un rally contra el medio ambiente

La Unesco, ONG y organizaciones defensoras del entorno natural dicen que el rally Dakar es un crimen contra valiosas reservas naturales de tres países del sur del continente

En el rally Dakar 2013, considerada la competencia más dura del planeta, participaron 459 vehículos, 189 motos, 155 coches de acompañamiento, 75 camiones, 40 cuatrimotos y se recorrieron 8.400 kilómetros en 14 etapas.
En el rally Dakar 2013, considerada la competencia más dura del planeta, participaron 459 vehículos, 189 motos, 155 coches de acompañamiento, 75 camiones, 40 cuatrimotos y se recorrieron 8.400 kilómetros en 14 etapas.

Ricardo Arenales

El denominado rally Dakar 2013, que este año fue presentado en su quinta versión, y que concluyó el pasado domingo 20 de enero, ha sido calificado por autoridades ambientalistas, universidades, organizaciones no gubernamentales y la Agencia de las Naciones Unidad para la Educación y la Cultura, Unesco, como un verdadero crimen contra el medio ambiente y contra valiosas piezas paleontológicas, ubicadas en la zona escogida para la competencia de vehículos, que en la medida en que van siendo destruidas, jamás podrán recuperarse.

Solamente en el Perú, el evento deportivo ha escogido como pista de carreras de alta velocidad la zona de Ocucaje, en la región de Ica, considerado el yacimiento de fósiles más grande del mundo y que está en inminente peligro de sucumbir ante el peso enorme de motos, automóviles y camiones de acompañamiento.

En esta región, hace veinte años aparecieron indicios de la existencia de tiburones gigantes y cachalotes fósiles, de hasta 20 metros de largo, pertenecientes a la Era Cenozoica, algunos con más de veinte millones de años, de incalculable valor científico. Se sabe que existen allí por lo menos mil esqueletos diseminados en el subsuelo.

En la versión anterior del rally, visitantes y participantes arrojaron al lugar toneladas de basura, especialmente llantas viejas y partes de motor. Pero además, algunos observadores de la prueba deportiva utilizaron las vértebras de una ballena de 20 millones de años, como asientos al paso de motos y automóviles.

Como un libro que se quema

En zonas de exploración inmemorial de Chile, durante las cuatro versiones anteriores del rally, se destruyeron más de 200 sitios de interés arqueológico, especialmente geoglifos (figuras sobre laderas y planicies), senderos (Camino del Inca), talleres líticos, vestigios residenciales y huellas troperas.

“Están desapareciendo grandes piezas que articulan la comprensión de nuestra prehistoria y cada vez que uno de esos sitios se destruye, es un libro que se quema”, dijo en declaraciones a IPS la arqueóloga chilena Paola González, quien aseguró además que en esa zona aún perviven 20 mil años de historia sin documentar.

En el caso del Perú, un funcionario del ministerio de Cultura de ese país admitió que “debido a la extensión del terreno involucrado, muchas personas que siguen la competencia internacional de cerca, tratan de buscar la ruta por sí mismas, y en ese afán, ponen en riesgo probables evidencias de restos paleontológicos”.

Consumismo frívolo

El rally Dakar afecta magníficos paisajes desérticos, oasis de lagos salados y vegas que albergan gran cantidad de especies animales, además de visibles daños físicos. El peso de los autos se traduce en erosión, pérdida del suelo, daño a costas y márgenes en los humedales y compactación artificial del suelo, causando disturbios en agua y vegetación.

En la zona escogida por el rally, que comprende territorio de Perú, Chile y Argentina, existe un potencial de ecosistemas protegidos por la Unesco y territorios arqueológicos intactos, que han sido investigados apenas en un 10 por ciento en promedio. La riqueza de la zona radica en la calidad de la fosilización, la diversidad de especies conservadas, algunas de ellas con 45 millones de años. En Argentina, por ejemplo, el rally cruza la quebrada Humahuaca, declarada en 2003 patrimonio cultural de la humanidad por la Unesco.

Lo más doloroso, dicen autoridades ambientalistas, es que, de una parte, los gobiernos involucrados no toman las medidas suficientes para proteger el rico ecosistema, y de otra, se privilegie un certamen deportivo que no conlleva ningún valor moral, cuyo único fin es promocionar vehículos 4×4, los que más impacto tienen en términos de seguridad vial y que invitan a un consumismo frívolo, desmedido, estúpido, acorde con el modelo neoliberal de desarrollo.

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