jueves, marzo 28, 2024
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El arbolito, un Escenario de Encuentro Cultural y Resistencia

“Queremos hacer un circo consciente que se conecte con el ciudadano y hacer un poco de memoria con relación a nuestra historia frente a los hechos ocurridos aquí”.

Arbolito

Laura Peñaranda

En pleno centro de Bogotá, Candelaria, Parque de los Periodistas, se generan escenarios de encuentro, arte y recreación desde los jóvenes que interpelan y resisten los embates del abandono estatal, incluso de escenarios que permanentemente son asediados por los grupos fascistas que observan como una amenaza cualquier asomo de pluralidad, encuentro y diversidad. La Redacción Juvenil de Voz habló con Juan Pimienta, uno de los fundadores de este referente de encuentro juvenil desde donde se potencian la construcción de saberes alternativos y de vivencias que se disfrutan y sienten desde la creación y el arte.

–¿Que es El arbolito?

–Es un espacio donde se acompaña la comunidad. Desde hace tres años hacemos prácticas de circo los días jueves. Son espacios para la reflexión, para las problemáticas juveniles, por eso el trabajo que se hace es con motivo de crear un ambiente abierto. La historia no es muy larga, comenzó con cinco personas haciendo circo en la calle, y ahora es una familia y un espacio de aprendizaje.

–¿Cómo es el proceso de recuperar un espacio público para los jóvenes?

–Es muy importante hablar sobre el tema ya que en la ciudad existen colectivos que se han tomado espacios públicos, directamente con la intensión de que la calle sea un espacio de encuentro, además el rechazo hacia estas acciones por la Fuerza Pública genera detrimento frente a las manifestaciones culturales de los jóvenes. Queremos hacer un circo consciente que se conecte con el ciudadano y hacer un poco de memoria con relación a nuestra historia frente a los hechos ocurridos aquí.

Cultura viva es poder compartir saberes con la gente, convivir en paz y eso es lo que aquí nosotros hacemos, porque hablamos y vivimos paz. La pedagogía es lo más importante para el espacio público con la ciudad. Promovemos pautas de responsabilidad y pertenencia para la ciudad a nivel de cultura ciudadana desde lo individual y lo colectivo.

–¿Que historias o relatos ocurren aquí, y qué representa los valores del espacio?

–Claro, incluso esa es la pregunta que yo siempre le hago a los visitantes. Hacemos memorias del arbolito frente a las experiencias que han vivido cada uno de los jóvenes que vienen a practicar. Recuerdo la historia de una acróbata francesa de hace 10 años, le llamaban Frambuesa, la primera chica que hizo danza aérea. Por esa época en los alrededores había mucha indigencia y eran los dueños del espacio público. Ella decidió enseñarles por medio de pautas de sanación.

La policía llego un día a molestar pero nosotros los invitamos a hacer el círculo de la palabra que hace que todos los presentes participen. Recordamos también un abuelo poeta y músico que nos enseñaba muchas cosas de la historia. También hemos tenido indígenas, niños de lugares cercanos como los de Las Cruces. Aquí nació de la comunidad Circo Teatro, creció por la gente que aprende, la gente que se sorprende con nosotros. Es un arbolito de experiencias. Tenemos la visión de sembrar en cada ciudadano.

–¿Qué actividades se pueden observar en el espacio?

–Esto es un espacio circense, la gente que llega hace lo que desea dentro de la variedad existente en la práctica del circo. Todos estamos para enseñar y también estamos dispuestos a aprender. Se puede encontrar con mucha gente de diversas culturas, costumbres, etc. Hay que venir sin prejuicios. Empezamos desde las dos de la tarde hasta las ocho de la noche. Se pueden acordar otros espacios de aprendizaje fuera de este espacio público con los maestros o la gente para poder continuar un proceso.

–¿Qué has aprendido en este espacio?

–Hemos aprendido los valores de la familia y los amigos. Somos personas con actitud de solidaridad y tolerancia porque queremos hacer una nueva cultura ciudadana para divertirnos y hacer vínculos de fraternidad, pero con responsabilidad del estado en la inclusión real de la juventud y en el fortalecimiento de los proyectos de vida de los jóvenes, los cuales la mayoría son marginados. Queremos un sentimiento de pertenencia a una familia que se construye por el arbolito. Lo más importante es tejer en vivo unas estrategias de apoyo para seguir continuando estos procesos e inclusive para sacar a los jóvenes de la violencia.

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