jueves, marzo 28, 2024
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Dice ambientalista tolimense: “Carlos Lozano no salió huyéndole al genocidio ni a tanta amenaza”

Nelson Lombana Silva

Portando en la solapa de su camisa un botón del candidato al senado de la república por Alianza Verde, número 38 en el tarjetón, Carlos Arturo Lozano Guillén, encontramos en la plaza de Bolívar de la ciudad de Ibagué al destacado ambientalista y miembro del comité ambiental del Tolima Augusto Benjumea Chamucero.

Ambientalista Augusto Benjumea Chamucero. Foto Nelosi
Ambientalista Augusto Benjumea Chamucero. Foto Nelosi

Lo abordamos brevemente al calor de un café para hablar del tema de su incumbencia: el medio ambiente y sobre todo la lucha que viene desarrollando el comité ambiental del Tolima contra la locomotora minero-energética que viene desarrollando el presidente Santos y que inició el señor Álvaro Uribe Vélez.

Nos llamó la atención el solicitar con entusiasmo un botón de la campaña del compañero Lozano Guillén y más aun cuando inmediatamente se lo colocó en la solapa del bolsillo de su camisa, lanzando una serie de elogios a la lucha y firmeza ideológica del compañero Lozano Guillén.

“Lo único que sabemos del candidato es que sabemos que ha estado dentro de la resistencia de siempre”, dijo. “No salió huyéndole al genocidio, ni a tanta amenaza”, agregó con énfasis. El ambientalista Benjumea Chamucero sabe que Lozano Guillén a pesar de las continuas amenazas se mantiene firme.

Incluso, cuando Uribe siendo presidente y Santos ministro de guerra, intentaron meterlo a la cárcel con el cuento de los computadores del camarada Raúl Reyes, varias embajadas le ofrecieron asilo político y el compañero Lozano Guillén con dignidad y al agradecer esa solidaridad, dijo: “No me iré del país, sea lo que sea lo enfrentaré. Un comunista, un revolucionario no sale corriendo”.

Eso lo reconoce el ambientalista tolimense Augusto Benjumea Chamucero. Por eso agrega sin ambages: “Él ha estado allí siempre. Un pensaría que llegó tarde una persona como Carlos Lozano Guillén, un tolimense, un ibaguereño de la plaza de Bolívar, que llega tarde a hacer política, pero nunca es tarde para nada”.

Dimensiona la amplitud unitaria de la izquierda que tiene Carlos Lozano, afirmando que siendo dirigente nacional de la UP y de Marcha Patriótica, se inscriba por Alianza Verde. Se declara gratamente sorprendido, al decir: “Estamos un poquito sorprendidos de que si bien es cierto es un miembro principalísimo de la UP en Colombia le haya tocado acogerse a un aval de lo que representa lo que nosotros defendemos: El Verde”.

El líder ambientalista hace referencia a la unidad de la izquierda y al valorar su importancia relieva sin tapujos el papel hoy de la mujer, afirmando que ellas tienen más posibilidades de concretar este urgente sueño que los mismos hombres. “Nosotros los seres humanos (hombres) llevamos diez mil años fracasando, creo que es hora de darle espacio a la mujer”.

En ese sentido, valoran la presencia hoy en la arena nacional las figuras de Aída Avella Esquivel y Clara López Obregón. Sobre ellas no ahorra epítetos y vivos reconocimientos. “Son las mujeres las que están propiciando el proceso de unidad. Ojalá, ellas lo logren”, señala.

Al referirse al tema ambiental, dice que el Tolima ha sido literalmente entregado, regalado a las multinacionales y transnacionales. Destaca la relación entre lucha ambiental y lucha política, que considera que no son luchas contradictorias sino complementarias. “El hecho de salir en defensa de nuestros bienes comunes es un acto político”, indica.

Anuncia la sexta marcha carnaval para el 5 de junio con la proyección de movilizar a por lo menos 200 mil tolimenses. Se refiere al pacto por la vida, pacto que firmaron todos los candidatos al Parlamento, incluyendo los de derecha. Insiste en la lucha contra el gigante Goliat, especialmente la transnacional AngloGold Ashanti, afirmando categóricamente: “El oro nunca será más importante que el agua”.

La entrevista completa concedida a las páginas web www.pacocol.org y www.semanariovoz.com y el semanario VOZ La verdad del pueblo es la siguiente:

—Compañero Augusto Benjumea Chamucero, miembro del comité ambiental del Tolima, ¿qué significa el pacto por la vida que recientemente firmaron los distintos aspirantes al congreso de la república en la ciudad de Ibagué?

—En esencia lo que nosotros hemos creído al interior del comité ambiental es un nuevo contrato social. Se les hace un llamado de atención a los aspirantes a cámara y senado de que acá el Tolima se respeta, aquí está la mayor amenaza de la minería en gran escala, del capital transnacional que llega a hacer uso y abuso de los bienes comunes que nosotros los tolimenses debemos cuidar en esencia.

—Usted dice que Dios es tolimense, ¿por qué?

—El tema de la evolución no es un tema solamente del rigor de la academia. Nosotros los creyentes creemos que es un acto creador; él ha hecho esto para el disfrute del ser humano, es el rey de la naturaleza, está instituido para que la cuide, pero nosotros hemos hecho completamente lo contrario. No solamente no la cuidamos sino hasta permitimos que unos extraños lleguen a dañarla.

—Es vox populi que casi el 80% del territorio tolimense se encuentra concesionado en títulos mineros a las multinacionales y transnacionales, ¿Cuál ha sido la respuesta al respecto del comité ambiental?

—Me aparto un poco del tema de concesión, de ese calificativo llamado concesión. El Tolima lo que ha sido es entregado, regalado, y nosotros no podemos permitir que este despojo a ultranza se dé. Más del 80% del territorio tolimense han querido convertirlo de un modelo agropastoril que es lo que en esencia hemos defendido como columna vertebral de nuestra economía de este país, en un modelo minero.

Quieren convertir al Tolima en esencia en eso: en un distrito minero. Y que nadie aquí diga absolutamente nada. Este modelo extractivista de desarrollo no puede imperar en el Tolima. Es decir, no podemos aparecer más desiguales y más pobres de lo que somos.

—¿Cómo surgió, precisamente, esa resistencia en cabeza del comité ambiental?

—Es un imperativo recordar desde atrás (se acuerda uno más del pasado que del futuro que no hemos vivido, por supuesto) que un gobierno como el de Álvaro Uribe Vélez especula diciendo que Cajamarca hay probablemente uno de los más grandes yacimientos de oro en el mundo, desconociendo que está en una prefrontera de páramo, desconociendo que era oro diseminado, que es invisible al ojo humano, desconociendo que esto hay que cianurarlo para que aguas abajo todo se nos contamine.

Indudablemente que una persona como Álvaro Uribe Vélez no se puede dar el lujo de desconocer a los tolimenses. Recién se da ese caso, la resistencia ciudadana llamada comité ambiental, por el llamado de algunos líderes campesinos del municipio de Cajamarca (Tolima) terminamos de la mano con ellos y de algunos estudiantes de la Universidad del Tolima, por no decir que todos, haciendo esta resistencia.

Claro, se suceden cosas muy curiosas, en medio de las “cortesías” de estas multinacionales vienen disfrazándola de compra. Resultaron invitando a algunos muy amigos creídos que pertenecieron o incluso, aún pertenecen al comité ambiental a conocer los modelos extractivos que tenía la transnacional AngloGold Ashanti en el Brasil. Incluso, hace muy poco acaban de invitar a conocer en el Colorado la explotación minera a cielo abierto que tiene allí esta transnacional. Y han venido como haciendo demasiadas “cortesías” e invitaciones a una cantidad de personas que estamos aquí tratando de mirar qué hay más allá de estos modelos extractivos.

Pero nunca nos invitan cuando la opinión internacional los sanciona declarándolos como multinacionales ambientales desconocidas cuando se les asigna el premio “Carroña”, por ejemplo. A eso sí no nos invitan, cuando aparecen como los modelos extractivistas más dañinos que hay en el planeta. En este caso la transnacional AngloGold Ashanti.

—¿Esto no es una pelea entre el gigante Goliat contra el pequeño David?

—El problema de la diferencia no está en la estatura; pensaría yo que la diferencia está en las cinco piedritas que recogió David. Fueron suficientes. Siempre ha sido así. El eterno dilema entre los pequeños contra los grandes. Pero eso no quiere decir que necesariamente nosotros los pequeños siempre ganemos. Pero la pelea hay que darla.

—El comité ambiental ha hecho una serie de movilizaciones y otra serie de actividades en aras de concientizar a los tolimenses y globalizar la resistencia. ¿Qué actividades hay por realizar?

—Es lo más incluyente. Creo que si hay una espontaneidad en libertad del comité ambiental, esta precisamente está en su biodiversidad. Allí convergen todo tipo de resistencias políticas, pero todas muy conscientes de que hay que salir en defensa del bien común. La prueba está en que ya tenemos programado y diseñado un afiche de convocatoria para la sexta gran marcha carnaval el 5 de junio, al que estamos invitando a todos los tolimenses. La idea es salir más de 200 mil comprometidos con la defensa de los bienes comunes: el agua, el aire, la tierra, los alimentos, el bosque, los paisajes… todo lo que tiene que ver con lo que hemos heredado en libertad.

—¿Cómo concibe usted la relación entre lucha ambiental y lucha política?

—Es un acto incluyente, es un acto político. El hecho de salir en defensa de nuestros bienes comunes –repito– es un acto político. Aquí nadie va a venir a pelear por lo nuestro si no somos los tolimenses; nadie va a venir de Marte, ni de la Luna, ni de Venus, ni de Santander, ni de La Guajira, ni de otra parte a hacer una resistencia. Tenemos que hacerla entre los primeros afectados, los primeros amenazados, que somos nosotros los tolimenses.

Por supuesto, estamos convocando a todas las fuerzas que hacen la diferencia en este país. Seguramente la derecha no está muy interesada en llegar al movimiento ambiental llamado comité ambiental. Esto es entre nosotros que hacemos la diferencia y que nos duele la patria de una manera distinta, sobre todo nuestra patria chica: El Tolima.

—Se dice que minería es sinónimo de miseria para el pueblo. ¿Cómo entender esta afirmación?

—Nosotros al interior del comité ambiental a veces les socializamos a la opinión pública, al resto de tolimenses que sabemos que también les duele esta resistencia que nosotros estamos haciendo y decimos que miseria igual a minería o minería igual a miseria, que la diferencia es una sola letra. Yo diría que la diferencia no es solamente una letra, es el eterno dilema Norte-Sur. Es la diferencia.

—Usted tiene un botón adherido a su camisa del compañero Carlos Lozano Guillén, candidato al senado por Alianza Verde número 38 en el tarjetón. ¿Eso qué significa?

—Puede que para mí signifique algo completamente distinto que para el candidato. Lo único cierto del candidato es que sabemos que ha estado dentro de la resistencia de siempre. No salió huyéndole al genocidio ni a tanta amenaza, desde una gran trinchera periodística como fue Voz Proletaria en su momento. En este momento simplemente reducido porque le quitaron el apellido, simplemente se quedaron con el buen nombre: VOZ.

Él ha estado allí desde siempre. Uno pensaría que llegó tarde una persona como Carlos Lozano Guillén, un tolimense, un ibaguereño de la plaza de Bolívar que llega “tarde” a hacer política, pero nunca es tarde para nada. Y nosotros pues estamos un poquito sorprendidos de que, si bien es cierto, es un miembro principalísimo de la UP en Colombia, le haya tocado acogerse a un aval de lo que representa lo que nosotros defendemos: el verde.

—¿Cómo ve usted el proceso de unidad de la izquierda colombiana para llegar a ser opción de poder?

—Fíjate que en esto nos dan ejemplo las mujeres. Tenemos a Aída Avella Esquivel y Clara López Obregón. Son las mujeres las que están propiciando el proceso de unidad. Ojalá ellas lo logren. Esto entre los varones va a ser un poquito más difícil, pero necesario.

—¿Reconoce usted el protagonismo hoy de la mujer en la lucha política y en la lucha ambiental?

—¡Claro, qué tal que no! Es decir, nosotros los seres humanos llevamos diez mil años fracasando. Creo que es hora de darle espacio a la mujer.

—¿Qué llamado le haría usted a la comunidad nacional e internacional sobre la lucha que viene librando en el Tolima el comité ambiental?

—Creo que es un estado de consciencia. El llamado es más a la consciencia que a los instintos. Aquí también el problema pasa por el tema neuronal; debemos detenernos a pensar qué es salir en defensa del bien común. Mientras no tengamos claro ese concepto, pues difícilmente vamos a defender lo que resulta tan amenazado. Es que es inconcebible que nosotros creamos en la especulación bursátil de estas multinacionales y va a ser mucho más importante que el agua.

Para nada. El oro nunca será más importante que el agua. Esto debemos tenerlo claro, sobre todo que esta resistencia que nosotros estamos haciendo de tiempo atrás es también pensando en las futuras generaciones. De resto sería pensar en algo inconcebible: en un planeta que no tiene repuesto.

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