jueves, abril 18, 2024
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Despido en Homecenter. Su pecado: afiliarse al sindicato

Lo que rebosó la copa de sus superiores fue haber asesorado a un compañero en una citación a descargos. Este se afilió al sindicato para asumir su defensa.

Katalina Ospina en mitin contra Homecenter.
Katalina Ospina en mitin contra Homecenter.

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

El llamado a la oficina la tomó por sorpresa. Por su desempeño sabía que no era para algo malo; por el contrario, pensó que le iban a dar otro contrato o a felicitarla por su labor. De manera efusiva entró y saludó: -Buenas tardes. -Buenas tardes Katalina. El motivo del llamado es porque la compañía ha decidido cancelar tu contrato a partir de hoy. Asegura haber quedado impactada y haber sentido mucha rabia e impotencia. -De todas maneras te vamos a pagar todo lo de ley y tu indemnización… Aquí está lo que tienes que firmar.

Katalina Ospina es una joven de 20 años que estudia Tecnología Mecánica en la Universidad Distrital de Bogotá. Para ayudarse con sus gastos, desde hace un año y seis meses trabajaba los sábados, domingos y festivos en Homecenter como cajera. Sus horarios eran rotativos: entraba a las siete de la mañana o a la una de la tarde a jornadas de ocho horas de trabajo y una de almuerzo.

Contaba con un contrato a término indefinido y devengaba 181 mil pesos con prestaciones, fuera de recargos. En total sacaba 280 mil mensualmente.

Una responsabilidad…

Dice que su afiliación a Sintraso­di­mac fue porque “los sindicatos representan las reivindicaciones que nos dejaron generaciones pasadas, y es gracias a esa gente que peleó que tenemos algunas condiciones mínimas de trabajo. Por eso los jóvenes debemos seguir con esos procesos para defender lo que tenemos y conseguir mejoras”.

Cuando le negaron la oportunidad de laborar entre semana en las temporadas de vacaciones universitarias entendió que ya no la trataban de la misma manera que antes. Aunque sin estar sindicalizada sus superiores ya la tenían entre ojos porque exigía el pago de sus medias horas extras, que le permitieran almorzar a horas y que le dieran los 15 minutos de descanso correspondientes en cada jornada.

Según Katalina se inició una persecución en la que le decían que no veían que ella tuviera el mérito para estar en esa empresa ni empatía con el trabajo: “Mi ex jefe, Edwin Duarte, me decía que yo no estaba acorde con las políticas de la empresa y que yo no quería estar ahí. Me cuestionaba el hecho de que estuviera en el sindicato diciéndome que eso no servía para nada y que el sindicato no tenía credibilidad porque negociaba el salario sobre el IPC”.

Aun así, Katalina continuó hablando con sus compañeros, orientándoles reclamar lo que era justo con respecto a horas extras y de almuerzo. Esos hechos fueron conocidos por sus jefes al punto que le dijeron que si no le gustaba el trabajo no debía estar ahí.

Pero lo que rebosó la copa de sus superiores fue haber asesorado a un compañero en una citación a descargos. Este se afilió al sindicato para asumir su defensa.

Días después, el pasado 17 de enero, cuando Katalina llegaba al trabajo fue citada a la oficina de gestión humana para ser despedida sin justa causa e indemnizada. Un guarda de seguridad la acompañó a su casillero a retirar sus pertenencias y a que abandonara el lugar. Le dijeron que vía electrónica le pagarían y que ya no tenía nada más que ver con la empresa. Inmediatamente sus compañeros hicieron un plantón en la entrada de la tienda para protestar por el abuso.

Telefónicamente, VOZ se comunicó con la jefe de gestión humana de ese punto, Ivonne Ramírez, con la intención de conocer su versión de lo sucedido, pero expresó que no era la encargada de dar información y remitió al área de relaciones laborales de Homecenter. Allí no fue posible encontrar una respuesta aunque se comprometieron a comunicarse con el periódico para responder. La llamada nunca se realizó.

Ahora, mientras en la empresa continúa la persecución contra otros sindicalizados, incluso con la anuencia de otros empleados, Katalina pasará sus días en salones de clase viendo materias como cálculo diferencial, materiales, física, dibujo y polímeros, entre otras. Y con el apoyo de Sintrasodimac y la subdirectiva Bogotá de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) inició una demanda contra Sodimac, firma a la que pertenece Homecenter.

“Sodimac Colombia ha sido clasificada en el puesto número 30 dentro de las 100 empresas más grandes del país según la revista Semana en la edición del 13 al 20 de mayo de 2013. (…) Este ránking nos deja por encima de empresas como: Postobón, Isagén, Falabella, RCN televisión, Acerías Paz del Río, Schulemberger y Makro, entre otras”, expresa la misma firma en uno de sus portales web.

De ser así, no corresponden sus políticas laborales con el estatus que reclama.

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