martes, abril 23, 2024
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Con la lámpara de Diógenes: Salvar al río Sogamoso

Ni la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales tiene el control del proyecto, ni Isagén garantiza un plan de contingencias frente a las posibles emergencias y desastres. Además se presentan múltiples amenazas y hostigamientos contra los defensores de derechos humanos y de la naturaleza.

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Rubén Darío Arroyo Osorio

Uno de los signos característicos de la profunda crisis de valores humanos que vivimos hoy es que, a nombre del progreso, opera una incontrolable carrera de sobreproducción de riquezas materiales, como la energía eléctrica y otras formas de energía que muevan las grandes maquinarias que a su vez generarán otras riquezas. Así se sacrifica la vida de los bosques, de los ríos, de los animales y de las personas que habiten los espacios a controlar para producir dicha energía. En nuestro país hemos padecido este flagelo inhumano y lo seguimos padeciendo cada día con mayor profundidad.

El río Sogamoso soporta hoy el represamiento de sus aguas de manos de Isagén, como parte del proyecto hidroeléctrico que lleva su nombre y la ruina de su caudal y de todas las actividades socioeconómicas de la población del entorno influenciado por el río, la muerte de ñeques, osos hormigueros, chigüiros, venados, tinajos, monos, osos perezosos, culebras, guacharacas, chácharos y los miles de peces y otros animales que se desplazan de la región de Santander y Boyacá.

Pero no solo es la destrucción del hábitat que provee de alimentación a la población de su entorno, es la destrucción inminente de la tierra misma, como se advierte en una acción de alerta temprana de las organizaciones sociales como Censat y Ríos Vivos. “El proyecto se ubica a 70 kilómetros del segundo nido sísmico del mundo, considerado el riesgo sismológico más activo del país. En la zona de construcción de las represas se encuentran las fallas de Bucaramanga y Suárez al oriente y La Salina al occidente…”.

Las aguas represadas por los muros débiles ya, generan riesgo de avalanchas incontrolables al punto que ya se observan filtraciones que van debilitando más el terreno. Aun así ni la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales tiene el control del proyecto, ni Isagén garantiza un plan de contingencias frente a las posibles emergencias y desastres. Denunciamos además cómo se presentan múltiples amenazas y hostigamientos contra los defensores de derechos humanos y de la naturaleza.

Por ello, los pobladores de la región, a través de los defensores del medio ambiente, exigen al Comité Departamental de Riesgos y Desastres y la Fiscalía General de la Nación detener este ecocidio antes de que “el progreso” siga eliminado las vidas de los bosques, los ríos, los animales y los compatriotas que habita la región del río Sogamoso. Recordemos esta reflexión de Franz Fanon: Estamos compelidos a “cambiar de piel”, renunciar al simple progreso que elimina vidas y esperanzas de fraternidad y convivencia humana.

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