martes, abril 23, 2024
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Con la lámpara de Diógenes: Ningún rector interventor

No es posible que hoy algunos personajes grises del Estado y sus acólitos del bipartidismo pretendan remover de las cenizas el cadáver putrefacto del autoritarismo y la sumisión para que seamos sujetos abyectos.

Universidad del Atlántico.
Universidad del Atlántico.

Rubén Darío Arroyo Osorio

Desde el Manifiesto de Córdoba, 1928, el Mayo Francés del 68, la revueltas estudiantiles de México, Perú y Cuba, los universitarios colombianos han estado insertados en la dinámica que busca romper el statu quo del bloque de poder hegemónico en las políticas públicas de la educación superior. Sus luchas han sufrido reveses, pero también han coronado peldaños que encarnan los propósitos estratégicos del movimiento social.

En su lucha por la autonomía se han hecho visibles y partícipes de las reformas que reconocieron al sujeto estamentario como interlocutor válido a pesar de la represión violenta y el silenciamiento simbólico desde los diversos “aparatos ideológicos del Estado” y expresaron sus reivindicaciones más sentidas: libertad de cátedra, libertad de asistencia de los estudiantes a los cursos, elaboración de programas anuales, exámenes orales y escritos ajustados a ellos; potestad para invitar a que una persona dictara conferencias sobre determinado tema, organización de seminarios de investigación complementarios, representación estudiantil en el seno del consejo directivo de la universidad, autonomía y elección de sus órganos de gobierno con representantes de ellos, además de campañas contra el alcoholismo, por la liberación de la mujer, educación sexual y elevación del nivel de vida de las clases trabajadoras.

Como se ve, desde 1928 se cuestionaba ya la intervención y dominio absoluto del Estado y la Iglesia en la imposición de una obediencia ciega y una disciplina de perros. No es posible que hoy en un mundo abierto a la intersubjetividad, al reconocimiento del otro en la pluralidad y el ejercicio de la democracia real, algunos personajes grises del Estado y sus acólitos del bipartidismo pretendan remover de las cenizas el cadáver putrefacto del autoritarismo y la sumisión para que seamos sujetos abyectos.

En la Universidad del Atlántico hoy, el gobierno insiste en imponer en la gobernanza una nueva reestructuración de corte napoleónico frente a la decadencia de la hegemonía de las élites, designando a un rector interventor cuando las normas vigentes para la dirección universitaria, incluso su control y vigilancia no lo permiten. Los estudiantes, los profesores y los empleados de esta alma máter encarnando el ethos de la identidad y el sentido de pertenencia y asumiendo un compromiso tangible con la defensa de una educación de calidad, con autonomía, financiada por el Estado como ordena la Constitución y vivenciada en la democracia, impedirán este adefesio con el respaldo de las leyes vigentes y sus faenas de movilizaciones si estas son insuficientes.

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