miércoles, abril 24, 2024

Cine: Omar

Nominada al premio Óscar como Mejor Película Extranjera. En cartelera desde el 28 de marzo

omar

Cristóbal Fernández

Ésta es la segunda película palestina nominada en esta categoría. La primera fue Paradise Now (2005), donde el mismo realizador, Hany Abu-Assad, mostraba el sinsentido de la “labor” de los hombres-bomba y las contradicciones morales que sienten los líderes de las organizaciones que perpetran los ataques suicidas en Israel. ¿Es ésta la única salida que nos queda?, parece preguntarse el director en dicho filme. Y con una mirada admirablemente imparcial nos dice que no, que esta vía no lleva a ninguna parte. Las fuerzas militares palestinas no pueden contrapesar a las israelíes y las arremetidas terroristas apenas les hacen mella. Lo único que sufre es la imagen de la causa palestina y las personas inocentes. Cinta anti-bélica, más aun cuando lo que se vive allá no es exactamente una guerra. Aunque se le parece.

En Omar, en cambio, la cosa es distinta. Aquí Hany Abu-Assad toma una posición más clara y está bien que así sea. Los vejámenes y humillaciones que los soldados israelíes infligen a la población palestina son mostrados (cosa que en Paradise Now no ocurre) y parece necesario que así sea. Así es como aparece el protagonista de la historia, Omar, un joven panadero con algunos vínculos con grupos de la resistencia (o terroristas, como les llamarían otros). A Omar le gusta una chica llamada Nadia, pero para verla está obligado a escalar el muro que divide la región, con el consabido riesgo de que le llegue un balazo y adiós. Junto a su amigo Tarek (hermano de Nadia) y Amjad, urden y ejecutan un plan para matar a UN soldado israelí. Uno. Sólo uno. Como si eso hiciera alguna diferencia a favor de su causa; pero claro, la frustración y la desesperación pueden llevar a cualquiera a cometer locuras. Asesinan a un soldado que bien podría ser un muchacho de 18 o 19 años, que entró al ejército porque no tenía más alternativa o porque le tocó el servicio militar y que, en el fondo, tampoco se le puede culpar mucho.

Al día siguiente son descubiertos y Omar es arrestado y torturado. Y Abu-Assad lo muestra todo, tal vez porque no es fácil ponerse del lado del torturador.

Omar sale libre y el relato se construye para esconder más que para aclarar. ¿Por qué fue liberado? ¿No estará colaborando ahora con los israelíes? Y si fueron descubiertos tan pronto, ¿no habrá algún traidor en el grupo? A partir de estas incertidumbres se irá desarrollando este excelente y muy bien articulado thriller, ambientado en los territorios palestinos ocupados (o “territorios en disputa”, si quiere, la Ribera Occidental, Cisjordania… en fin) y que –al igual que Paradise Now– entrega una visión desde dentro. Y eso es invaluable. Es oro puro.

La cámara de Abu-Assad se mueve de forma dinámica y precisa, absolutamente funcional al relato y a su género, pero enmarcada en una puesta en escena muy cuidada en cuanto a iluminación y composición. Mucho más refinada en este sentido que Paradise Now (que, digámoslo, también es muy buena). Las imágenes son tan bellas, que casi dan ganas de ir a darse una vuelta por allá (repetimos, casi).

Además, la cinta ofrece muchos diálogos inteligentes donde nada sobra, dándose el tiempo hasta para momentos de humor que terminan dejando una sensación de alivio en medio de un relato muy duro. Por ejemplo, uno de los personajes hace una imitación de Marlon Brando en cierta película, otro alude a Brad Pitt y otro critica al técnico del Real Madrid por no poner a Karim Benzema. Conversaciones que cualquiera de nosotros podría tener. Bromean, cuentan chistes, juegan. A pesar del desamparo y la tristeza, como el Sísifo de Albert Camus, quien sonríe ante su trágico destino.

¿Cómo termina la historia? Eso tendrán que descubrirlo, todo lo que les he contado transcurre apenas en los primeros minutos; nada de spoilers por acá. Pero cuando termine, quizás sientan que les pegaron una patada en el estómago. O un puñetazo en la cara. Pero no sólo eso, pues la película hace que uno se sienta bien y mal al mismo tiempo. De mirar hacia algo feo y terrible a través de una obra artística que, sin embargo, nos masajeó los ojos y el cerebro.

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Cinépata

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