viernes, abril 19, 2024
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Carlos Latuff: El caricaturista no necesita tener humor

Mientras que el periodismo mundial se preocupa por no cuestionar tabúes y mantener un altísimo grado de corrección política, las caricaturas del carioca hacen exactamente lo contrario: desafiar todo lo sagrado, buscando la justicia –al menos como él la entiende— sin ningún tipo de consideraciones adicionales

Ángel Ricardo Martínez

A todos nos ha pasado. Cada vez que explota un conflicto en alguna parte del mundo –especialmente en Israel y los territorios palestinos—, comienzan a aparecer en nuestras redes sociales una serie de caricaturas irreverentes, transmitiendo en una imagen lo que ríos de tinta no se atreven a decir. En nueve de cada diez ocasiones, es probable que su autor sea Carlos Latuff (Río de Janeiro, 1968), quizá el caricaturista más controversial del mundo.

En el mundo de las caricaturas, las de Latuff merecen un capítulo aparte. Mientras que muchos las celebran, otros tantos se sienten profundamente ofendidos. Sea lo que sea que se piense de ellas, es innegable que poseen el valiosísimo don de no dejar indiferente a nadie. Ello se debe a que, en cierta manera, Latuff funciona al contrario del resto. Mientras que el periodismo mundial se preocupa por no cuestionar tabúes y mantener un altísimo grado de corrección política, las caricaturas del carioca hacen exactamente lo contrario: desafiar todo lo sagrado, buscando la justicia –al menos como él la entiende— sin ningún tipo de consideraciones adicionales.

Con la explosión del tercer ataque israelí a la franja de Gaza en 6 años, Latuff volvió a revolver la opinión mundial con algunas de sus caricaturas más controversiales. A raíz de eso, decidí ponerme en contacto con él para realizarle una breve entrevista (por cierto, mi primera entrevista en portugués). Más allá de sus respuestas, lo que encontré fue un profesional que no entiende de miedos a la hora de expresar sus ideas y a defender las causas en las que cree. Espero que la disfruten.

Usted es caricaturista freelance, y su trabajo se publica en distintos medios tanto en Brasil como en el resto del mundo. ¿Tiene alguna otra profesión o el caricaturismo alcanza para pagar las cuentas?

En Brasil vivir del arte no es de las tareas más simples, y aun más cuando se produce arte antihegemónico. Pero yo lo intento, y llevo trabajando para la prensa sindical de izquierda desde 1990. Actualmente también colaboro con sitios de noticias brasileños y árabes.

¿Qué caricaturistas, periodistas o escritores han influenciado o inspirado su trabajo?

Tengo básicamente cuatro influencias principales: Louis Raemaekers, John Heartfield, Joe Sacco y Naji al-Ali. En Brasil existe el concepto engañoso de que el caricaturista necesita tener humor. Yo digo que el humor es opcional cuando lo que está en juego es abrir conciencias. Los artistas que mencioné no se hicieron conocidos por hacer caricaturas graciosas, ¡sino todo lo contrario! Su prioridad fue denunciar la barbarie.

¿Cómo es el proceso creativo y de producción de Carlos Latuff?

Depende mucho de los temas. A veces necesito un briefing, y en otras ocasiones la inspiración me viene a la cabeza como una psicografía. Creo que mi involucramiento personal en algunas causas, como la cuestión palestina y la violencia policial en Brasil, hace que la creación sea más fluida.

Quizá sus caricaturas más famosas están relacionadas con el Medio Oriente. ¿Sus raíces árabes tienen alguna relación con eso?

Ninguna relación. Mi abuelo era de origen libanés pero ni siquiera llegué a conocerlo.

Sus caricaturas sobre el conflicto palestino-israelí son las que más atención internacional le han traído. ¿Por qué le interesa tanto este conflicto?

Lo que me hizo abrazar la causa palestina fue un viaje a Cisjordania en 1998. Debido a mi contacto con los palestinos, tomé conocimiento de otros aspectos de la política en Medio Oriente.

Creo que el hecho de haber estado allá y haber visto personalmente como los palestinos viven bajo el brutal apartheid israelí, hizo que me empeñara en denunciar los crímenes del Estado israelí y que apoyara la resistencia palestina.

Usted ha sido acusado en repetidas ocasiones de antisemita. ¿Qué piensa de eso?

Este tipo de acusación ha recaído sobre todo aquel que ha osado levantar la voz contra el terrorismo del Estado israelí. Por ejemplo, el exintegrante de Pink Floyd Roger Waters fue citado en una lista anual de los mayores antisemitas del mundo elaborada por el Instituto Simon Wiesenthal de “derechos humanos”. Todo a causa de las críticas a Israel que él continúa haciendo. Yo mismo fui parte de esa lista también a causa de una caricatura que hice del primer ministro Netanyahu retorciendo el cadáver de un niño palestino de donde salían votos a una urna electoral. Ese tipo de chantajes no me ha intimidado ni a mí ni probablemente a Roger Waters. Continuaremos defendiendo a los palestinos sin importar el costo personal que podamos tener.

¿Qué consecuencias le ha traído su trabajo? ¿Ha recibido amenazas?

Mi nombre ha surgido muchas veces en sitios pro-Israel como antisemita, racista, pro-terrorismo y demás. En 2006 un sitio ligado al [partido israelí] Likud lanzó amenazas contra mí. Acostumbro a decir que, para el colonizador, la resistencia del colonizado es terrorismo. Publiqué en Twitter hace unos días que si Israel hubiese colonizado América Latina, los incas, mayas y aztecas serían considerados terroristas. Pero como dije, ni las campañas de difamación ni las amenazas me harán ceder en mi apoyo a los palestinos.

¿Por qué cree que su trabajo es tan controversial?La verdad no considero que mi trabajo sea controversial. ¡Son los lectores los que piensan eso!

Periscopio

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