martes, abril 23, 2024
InicioPaísPolíticaCarlos Gaviria: “Izquierda y corrupción son incompatibles”

Carlos Gaviria: “Izquierda y corrupción son incompatibles”

Entrevista al maestro en noviembre de 2010. Sus sentencias, enseñanzas y su ejemplo tienen vigencia y son cantera para quienes construyen la paz y la democracia. Así habló con VOZ.

Foto: Omar Vera, periódico El Turbión

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

—¿Por qué Colombia tiene una sociedad y un Estado corruptos?

—Pienso que hay dos factores que lo determinan. Primero, es la falta de noción de lo público que existe entre nosotros. Lo que es público, es decir, lo que es de todos, la gente asume que no es de nadie y por tanto, alzarse con los fondos públicos, asaltar el erario, ha sido entre nosotros una tradición.

En segundo lugar, hay un problema estructural; no puede un Estado liberarse a la buena voluntad de sus funcionarios, hay que contar que muchos de ellos no tienen esa noción de lo público, y por tanto, los organismos de control deben estar más afinados. Pero se produce la paradoja de que dentro de los organismos de control hay corrupción. De modo que de una parte hay un problema normativo, es necesario revisar todas las normas, en especial las que se refieren a los organismos de control, afinarlas y hacer una selección cuidadosa de quienes van estar frente a estos organismos.

En la formación del sentido de lo público es esencial que esa educación no solo se imparta en las aulas sino permanentemente en el desempeño de los cargos.

—Pero también se presentan prácticas corruptas fuera de la esfera política.

—No solamente la corrupción se circunscribe a la esfera pública que es más notoria. En el sector privado hay demasiada corrupción. Algo más: la corrupción en el sector público se da en connivencia con ciudadanos particulares, por lo que la falta de conciencia pública se echa de menos en un sector y en el otro.

Cultura y normatividad

—Por ejemplo, ¿si se comete una infracción de tránsito y un policía hace un parte, pero se le da dinero para que no multe, es corrupción? ¿Es una práctica cultural?

—Pienso que paradójicamente la corrupción es una práctica cultural, tomada desde un sentido eminentemente descriptivo porque la cultura tiene un sentido positivo. Cuando uno habla de que en una ciudad hay cultura, se refiere a que es una ciudad ordenada, una sociedad donde los ciudadanos se respetan mutuamente, etc.

Pero tomamos la cultura en otro sentido, en el de la costumbre perversa que viene arraigada. Un ciudadano no se siente culpable de hacerle un soborno a un policía para que no le pase un parte. La educación tiene que ver con todo esto, pero no es que hagan falta más clases de ética, sino que toda la cultura, toda la información debe estar encaminada hacia la convivencia ciudadana amable y pacífica.

—Pero en el sistema educativo también se reproducen prácticas corruptas y clientelistas cuando, por ejemplo, en la elección de un personero estudiantil se compran votos con dulces o fiestas.

—Correcto. Digamos que esa cultura corrupta está muchas veces en el ambiente y los niños la van captando, muchas veces en la misma escuela y otras en el medio. Lo que hay que hacer es una labor de saneamiento que empieza en la casa, continúa en la escuela y sigue en el trabajo; sea en el sector público o en el sector privado. Es un problema con un arraigo muy grande y no va a terminar de un momento a otro.

Hay dos factores: el primero, un cambio en la cultura que hay que hacer de manera lenta e imperceptible, aunque las normas jurídicas sí tienen que obrar de una manera más rápida y efectiva. Creo que normas efectivas, adecuadas, van influyendo en la cultura porque cuando la gente entiende que a las personas transgresoras se les sanciona, empieza a existir el temor de incurrir en ellas. De modo que el problema es de cultura y de normas jurídicas.

El derecho toma una buena parte de la cultura ambiente, pero también influye en la cultura para que las normas jurídicas sean eficaces. Cuando no hay impunidad la gente teme transgredir los deberes jurídicos porque allí se toma una influencia negativa que es la sanción. Una de las luchas que el país debe emprender de manera dura es la lucha contra la impunidad.

—¿El modelo de contratación del Estado facilita prácticas corruptas?

—Puede facilitarlas, pero no se puede buscar el mal solamente ahí. Yo decía que hay que hacer una especie de escrutinio de las normas que se refieren a la conducta de los funcionarios públicos, y afinarlas. Aquí se ha entronizado desde hace tiempo un dicho popular: “hecha la norma, hecha la trampa”. Es decir, las normas solas no son suficientes para controlar la conducta y encauzarla por donde debe ser. Son necesarias las dos cosas: el cambio de cultura y el afinamiento de las normas.

Contradicción

—¿Cómo una organización política de izquierda que no ejerce el poder político desde el Estado puede colaborar con el saneamiento de la sociedad?

—Extraordinaria pregunta, porque tiene que ver con lo que señalo del cambio de cultura o la transformación de la conciencia social en una conciencia que aprecie lo público. No solo se da en la escuela sino en la práctica política, y estas organizaciones hallan su razón de ser en un proyecto político alternativo, con unas prácticas distintas.

—¿Es una contradicción decir que se es de izquierda y ser corrupto?

—Claro, porque lo que pretende la izquierda es que los bienes públicos se distribuyan de manera equitativa y eso no se puede hacer si soy el primero que me los apropio. Es decir, para mí, que haya un funcionario de izquierda corrupto, no tiene una ética de militante de izquierda que obra siempre en función del interés público, del bien común.

RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments