martes, abril 23, 2024
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Caravana de la infamia

52 toneladas de papel solo alcanzarían para unas pocas ediciones. Nadie cree en las lágrimas de cocodrilo de Andiarios. Dudosa solidaridad

"Masiva" protesta de la oposición venezolana
«Masiva» protesta de la oposición venezolana

Hernando López

Por iniciativa de Andiarios, asociación de los dueños de medios de comunicación impresos en Colombia, la “gran prensa”, como la bautizó Alfonso López Michelsen, organizó desde Cartagena con rumbo a la República Bolivariana de Venezuela la caravana “Todos somos Venezuela”, con 52 toneladas de papel periódico con destino a varios diarios del vecino país, afectados por la crisis del papel y, según aseguran los poderosos dueños de la información, por la “censura de prensa que ello implica por parte del gobierno de Nicolás Maduro”.

¿Qué se esconde tras esta llamada caravana de la solidaridad? El recorrido desde Cartagena hasta Maracaibo en varios días, porque no se cumplieron con rigor, en forma deliberada, los rigores de la importación como suelen ser los procedimientos en cualquier país, ha sido transmitido por la prensa colombiana y de la SIP como si se tratara de una gesta deportiva o de un importante acontecimiento. En el día a día, con suspenso, se relatan los “tropiezos” para el ingreso del papel a territorio venezolano. Sin embargo, en la medida en que se han agilizado los trámites, más de lo usual, la importación en calidad de “donación” ha sido nacionalizada sin mayor dificultad.

Una trabajadora de VOZ, vinculada a la editorial Colombia Nueva Ltda. donde se imprimía hace veinte años el semanario, cuando llegaba papel soviético para la impresión, recordaba que los trámites de nacionalización de 30 toneladas anuales podía durar hasta dos semanas, tomando en cuenta que era mercancía exenta de impuestos y de trato preferencial.

En el mismo sentido, un experto en artes gráficas nos explicaba que 52 toneladas de papel, distribuidos en tres o cuatro periódicos de circulación diaria, solo alcanzarán para unas pocas ediciones, de tal manera que “la caravana de la solidaridad” tiene más de demagogia barata que de realidad para superar la supuesta crisis del papel.

Saboteo a la producción

En la República Bolivariana de Venezuela hay un conflicto que enfrenta a las fuerzas revolucionarias, apoyadas por la mayoría de la población, con sectores de la derecha, aupados y financiados desde Washington.

La escasez de ciertos productos tiene que ver con el saboteo a la producción por parte de la burguesía y de los dueños de la economía privada, que tratan de desestabilizar el país como lo hicieron en 1973 con el gobierno de la Unidad Popular en Chile, que provocó el golpe fascista de los militares y que llevó al poder al general Augusto Pinochet, con el apoyo de la Casa Blanca, que hundió al país en la zozobra y en las acciones terroristas de Estado bajo un régimen fascista. Todo se permitió en “aras de recobrar la democracia”. Es el mismo expediente que pretenden aplicar en la patria de Bolívar 41 años después.

En este marco, la “caravana de la solidaridad” es parte del proyecto desestabilizador y contrarrevolucionario de los grandes medios colombianos, que desde la prensa escrita, la radio y la televisión están dedicados a denigrar y mentir sobre el gobierno bolivariano y la realidad que se vive en este país, con dificultades propias pero otras impuestas por las acciones desestabilizadoras a las que no son ajenos gobiernos capitalistas europeos, títeres en América Latina y el imperio del Norte.

La doble moral

La doble moral de Andiarios es patética. En Colombia nunca se preocupa por la libertad de prensa. Defiende es la libertad de empresa, de convertir la comunicación de masas en un lucrativo negocio al amparo de la economía de libre mercado neoliberal.

¿Cuándo, por ejemplo, se ha pronunciado en favor de la prensa alternativa? ¿De que esta tenga oportunidad para circular, inclusive por las redes sociales, con plena libertad y con el apoyo oficial? Al contrario, siempre respalda medidas absurdas como la autocensura, que no es más que la flagrante censura para defender el poder dominante y fabricar opinión pública en favor de las políticas oficiales.

Maduro aceptó el diálogo con la oposición, propuesto por los cancilleres de Unasur, sin embargo María Corina Machado y el alcalde Ledesma se niegan a participar sin argumentos. Reciben la orden de Washington, la misma que recibió Andiarios: la meta es derrocar al gobierno bolivariano. No convencen las lágrimas de cocodrilo de la rancia oligarquía colombiana, como decía el comandante Hugo Chávez.

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