miércoles, abril 24, 2024
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Capas y antifaces, infiltradas en la política

Civil War, de Marvel, conquistó el mercado con referencias a la Casa Blanca y las leyes de George W. Bush; Stan Lee revolucionó la industria con el miedo a la Guerra Fría

Foto: davethegame via photopin cc
Foto: davethegame via photopin cc

Axel Fernández

Desde sus inicios a finales de la década de los 30, DC y Marvel han abordado temáticas políticas. Con ediciones como Detective Comics y Action Comics, DC se colocó en el gusto del público por retratar temas adultos y con tramas oscuras, protagonizadas por sus superhéroes, como Supermán, el primer gran inmigrante de la vida pop.

Marvel (en un inicio Timely Comics) revitalizó el espíritu estadounidense con Capitán América Cómics (1941), en el cual el súper soldado Steve Rogers golpea a Adolfo Hitler, en pleno conflicto bélico.

Beneficiados por la Segunda Guerra Mundial, las ventas de los cómics se dispararon, por su “patriotismo” y realce de los valores estadounidenses. Pero después del conflicto, el mercado exigió historias alejadas de la propaganda. Talentos como Jack Kirby, dibujante, y Stan Lee, considerado el padre del mundo Marvel, a principios de los 60 crearon un universo de héroes provenientes de accidentes nucleares, o similares, durante la Guerra Fría y la Carrera Espacial.

Los 4 Fantásticos, con poderes generados por un accidente tras una tormenta de radiación cósmica; el doctor Bruce Banner, al probar su bomba gamma, sufre un “baño de rayos”, lo cual provoca el nacimiento de Hulk; el multimillonario Tony Stark (Iron Man), creador de armas bélicas estadounidenses es herido por una bomba luego de ser secuestrado por Wong-Chu, ex militar vietnamita.

Marvel vivía su momento dorado. Con la atención de los compradores, se adentró en los temores estadounidenses de una posible guerra nuclear y le dio un giro para crear a los superhéroes más representativos de la casa.

DC cedió terreno a su competencia por dos décadas, pues sus historias se volvieron viejas. Los guionistas y dibujantes abandonaron la empresa; así, a finales de los 80, dos guionistas arribaron con temas oscuros: el estadounidense, Frank Miller, creador de The Dark Knight Returns, 300 y Sin City ; y el inglés, Alan Moore, catalogado como el mejor escritor de cómics, retornaron a los orígenes de la compañía, con perspectiva moderna.

V for Vendetta, de Moore, trata sobre una realidad alternativa en los 90, con un Reino Unido fascista. El personaje principal, “V”, acaba con los políticos principales del gobierno británico. La principal característica del protagonista: una máscara de Guy Fawkes, misma que ha servido en las manifestaciones modernas.

Watchmen, una de las obras escritas más influyentes del siglo XX, según Time, narra la historia de superhéroes del gobierno estadounidense, que ayudan a ganar la Guerra de Vietnam, sin embargo, en la trama de Moore, la Guerra Fría no termina, la tensión entre las potencias aumenta en la década de los 80.

Ambas casas concluyeron el siglo con títulos, como Punisher, Constantine e incluso, Batman y Supermán.

No obstante, a pesar del éxito en años anteriores, sería hasta 2006 cuando una serie acapararía la atención de los medios. Civil War, de Marvel.

“Estaba muy reciente el miedo al terrorismo después del 9/11 y Civil War reflejaba un poco eso. Todos los enmascarados y héroes, que no se sabe quiénes son, tenían que quitarse la máscara. El cómic encajó justo en el momento, cuando la políticas estadounidenses se recrudecieron con los extranjeros”, comenta a La Razón Arturo Gutiérrez, editor en jefe de Marvel en México.

La Razón

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