martes, abril 16, 2024
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Caballería ligera: Es la renta del suelo

Ojalá Gustavo Petro atienda más al amplio apoyo ciudadano a sus políticas altruistas que la alharaca de la ínfima minoría excluyente y culmine exitosamente esa acción beneficiosa para los desplazados.

Gustavo Petro, alcalde de Bogotá
Gustavo Petro, alcalde de Bogotá

José Ramón Llanos

Que el dinero determina todo en una sociedad capitalista, lo acaba de demostrar la decisión del alcalde Gustavo Petro de construir viviendas de interés social en una zona de estrato seis en Bogotá. Además, este hecho sirvió para demostrar que algunos ricos, y aun miembros de la clase media, consideran que sus recursos económicos les dan derecho para determinar, como si fueran dueños de la vida, las acciones y decisiones de todos los ciudadanos, dónde pueden vivir quienes no pertenezcan a su estrato social. Enajenados por el dinero, se creen dueños y señores de todo lo que hay en el país, incluso de sus instituciones y del libre albedrío de todos los colombianos. “¡Oh, maldito metal, vil ramera de los hombres!”.

La ejecución de una propuesta contenida en el Plan de Desarrollo, por tanto, no es una acción atolondrada del alcalde o de algún funcionario irresponsable y lunático, ni una perversidad clasista o revanchista de la administración. Ha resultado rica en secuelas y resultados. Por ejemplo, algunos comunicadores y opinadores han reconocido que muchas de las reacciones de los habitantes del coto de los sacralizados barrios de la “clase alta” constituyen una expresión de la lucha de clases. ¡Qué bien que en el gremio de los periodistas, que generalmente manipulados por sus mentores burgueses, niegan la vigencia del marxismo, algunos hagan un cabal reconocimiento de una de sus categorías más significativa!

Sin embargo, debemos enfatizar que, para entender aun más las motivaciones de quienes se oponen a la propuesta de integración social del burgomaestre capitalino, debemos recurrir a otra herramienta teórica del coautor del Manifiesto Comunista. Nos referimos a la renta del suelo. Todo el cuento es que los habitantes de los barrios de estratos seis implicados en la propuesta comentada temen que sus propiedades se desvaloricen si tienen que compartir su espacio con las víctimas del conflicto social armado.

Como vemos, otra vez el dinero fundamentando decisiones humanas, condicionando las relaciones entre conciudadanos. Otra prueba de la ostensible vigencia del ideario del gigante de Tréveris: la cosificación de las relaciones humanas.

Por supuesto, los afectados ocultan la defensa de sus mezquinos intereses materiales con argumentos de solidaridad con los desplazados beneficiarios de la política humanista e integracionista del alcalde Petro: alegan que los nuevos residentes de estratos uno y dos, pobrecitos, no tendrían dinero para adquirir sus artículos de primera necesidad ni para pagar las costosas matrículas de sus hijos en los colegios de estratos seis. Ojalá Gustavo Petro atienda más al amplio apoyo ciudadano a sus políticas altruistas que la alharaca de la ínfima minoría excluyente y culmine exitosamente esa acción beneficiosa para los desplazados.

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