Álvaro Uribe, su ideólogo y formador, hace la defensa de su pelele Andrés Felipe Arias, diciendo que no se robó un peso. Efectivamente no se robó un peso, sino que escamoteó miles de millones de pesos del erario, que transfirió a los ricos capitalistas rurales costeños
José Ramón Llanos
Todos sabemos que El Quijote, magro, soñador, iluso, caballero andante, se hizo investir caballero para salir a combatir la injusticia y “desfacer entuertos”. El cínico andante es moral y físicamente su antítesis, es más bien fornido, se desplaza en automóviles de gama media y salió a andar el mundo fundamentalmente como fugitivo, huyéndole a la Justicia. Juró acatarla y afrontar sin subterfugios el juicio y aceptar sus decisiones. El cínico, en lugar de acatarla como había comprometido, se dedicó a atacarla. Ha hecho de la calumnia y la mentira el mejor instrumento para evadir la pena que le impusiera la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de Colombia.
El cínico Andante, Andrés Felipe Arias, en lugar de hacer lo que cualquier ciudadano decente haría, cumplir el compromiso que adquirió para salir de la prisión y responder por los delitos cometidos, ha emprendido una campaña de desprestigio del país que le concedió el altísimo honor de ser miembro de un gabinete presidencial.
Toda la sapiencia y recursos intelectuales, adquiridos en las universidades nacionales y extranjeras, las ha puesto al servicio de su campaña para desprestigiar la nación difundiendo la mentira de que en Colombia no hay justicia sino un aparato que tiene el nombre de tal, pero que es un arma utilizada para perseguirlo políticamente. Su ego delincuencial, no satisfecho con la burla a la Corte Suprema y su campaña difamatoria en los Estados Unidos, ahora traslada su vocinglería infame a Europa.
Álvaro Uribe, su ideólogo y formador, hace la defensa de su pelele Andrés Felipe Arias, diciendo que no se robó un peso. Efectivamente no se robó un peso, sino que escamoteó miles de millones de pesos del erario, que transfirió a los ricos capitalistas rurales costeños, quienes posteriormente le devolvieron parte de esos dineros para financiar su fallida campaña electoral y mediante la entrega de propiedades a precios menores de los del mercado.
El cínico andante se puede desplazar por todo el orbe en su cruzada delincuencial burlándose de la máxima institución de la Justicia colombiana, la Corte Suprema, porque su antiguo colega de gabinete, el presidente de la República Juan Manuel Santos, no ha orientado a su canciller María Ángela Holguín para que gestione ante los Estados Unidos la extradición del prófugo ex ministro de Agricultura.
Vale la pena destacar que el senador Álvaro Uribe tiene el alto deshonor de ser el ex presidente de Colombia con el más elevado número de miembros de un gobierno, condenados como delincuentes y buena parte de los cuales se mantienen errantes por todo el mundo en calidad de prófugos. ¡Que desgracia tener que soportar durante tanto tiempo semejante escoria gobernando y enlodando el país!
