viernes, marzo 29, 2024
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Caballería ligera: Diplomacia inepta

No solo nos sometemos a los dictados de los Estados Unidos, sino que ha surgido otro polo desde donde también nos monitorean e imponen nuestra política internacional

María Ángela Holguín, canciller colombiana
María Ángela Holguín, canciller colombiana

José Ramón Llanos

La historia de la diplomacia colombiana ha transcurrido entre la entrega y sometimiento a las políticas y exigencias de los Estados Unidos, la ineptitud, las bravuconadas y ordinariez de Álvaro Uribe y las torpezas del binomio Holguín-Santos que cada día nos reportan una tras otra pérdidas y vergüenzas. Con la particularidad de que las actuaciones más recientes resultan peores que las anteriores.

Los gobiernos colombianos del siglo XIX no cayeron en la cuenta de que todos los tratados firmados con los Estados Unidos, con el fin aparente de proteger los derechos nuestros en el departamento de Panamá, en realidad apuntaban a facilitarle a los norteamericanos el robo de las tierras aptas para construir el canal y ponerlo a su servicio. Incluso facilitaron las últimas patrañas de los gobiernos estadounidenses, al firmar la paz que puso fin a la Guerra de los Mil Días en el acorazado norteamericano Wisconsin, lo que facilitó sus planes para apoderarse de Panamá.

En todos los arreglos fronterizos con los países que compartimos tierras y aguas, la burguesía nacional ferió el territorio y perdimos más del cincuenta por ciento de superficie que teníamos al momento de la independencia.

La política internacional de Co­lom­bia durante la llamada Guerra Fría estuvo totalmente sometida a los intereses norteamericanos, hasta el punto que nuestros gobiernos obedecieron dócilmente la orden de romper relaciones diplomáticas con los países socialistas.

La diplomacia pendenciera de Álvaro Uribe y la improvisación de la canciller María Ángela Holguín causaron la pérdida de miles de kilómetros en el mar Caribe que le fueron concedidos a Nicaragua. Debemos recordar que otro miembro de la dinastía Holguín, Juan Uribe Holguín, en 1952 cuando era canciller, mediante nota diplomática, le donó a Venezuela el pequeño archipiélago de Los Monjes, donación que ha generado el conflicto con esa república por una porción significativa de mar territorial.

Ahora, la ministra de Relaciones Exteriores suma una costosa torpeza que granjeará hostilidad a los millones de compatriotas que residen en la hermana república. Otra consecuencia de la diplomacia beligerante de la burguesía nacional es la creación de una situación conflictiva innecesaria con un país vecino que puede comprometer privilegios de Colombia contenidos en el Tratado de Montería.

Lo más grave del asunto es que la motivación de la decisión para calificar a Panamá como paraíso fiscal no responde a una decisión con fundamento en una política exterior soberana, sino que es una condición impuesta por la OCDE. Como vemos, no solo nos sometemos a los dictados de los Estados Unidos, sino que ha surgido otro polo desde donde también nos monitorean e imponen nuestra política internacional. Una falencia más de la carencia de soberanía.

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