jueves, marzo 28, 2024
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Bogotá y Bucaramanga se movilizaron por el agua

El viernes 24 de abril miles de ciudadanos marcharon en apoyo a la convocatoria del movimiento ambiental

El viernes pasado, en el Parque Nacional de Bogotá y en la Puerta del Sol de Bucaramanga se realizaron concentraciones en el marco de la movilización nacional “Por el Agua y la Vida Tómese la Calle”, convocada por la red Tejiendo Páramos, Región Centro, que agrupa a más de 35 procesos organizativos.

La movilización es parte del proceso de defensa de los páramos, altas montañas y demás territorios vitales para el ciclo hídrico, así como del derecho al agua para la vida, amenazados por el modelo de desarrollo económico basado en el extractivismo y la mercantilización de la naturaleza. En la actualidad, este modelo se profundiza y se impone a través de la flexibilización de la normatividad, y con la promoción de proyectos que privilegian los intereses de empresas transnacionales por encima de las comunidades.

Las expresiones de este modelo en el país son múltiples: monocultivos agroenergéticos y forestales, obras de infraestructura, actividad minera, construcción de hidroeléctricas y explotación de hidrocarburos, entre otras. Sumadas a las propuestas de mercantilización de la naturaleza, generan detrimento ambiental, cultural y social de los territorios. Restan cabida al mundo campesino, cambian vocaciones productivas y van generando despojo.

Contra el PND

El Gobierno busca profundizar este modelo mediante el proyecto de ley Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018 y otras reformas a la normatividad ambiental, que permiten y legitiman:

1. La exploración y explotación de recursos naturales no renovables en los páramos.

2. Que la Autoridad Minera Nacional determine los minerales de interés estratégico para el país y delimite áreas especiales que se encuentren libres, sin participación de las autoridades ambientales ni de las comunidades afectadas.

3. La declaración de interés público de los Proyectos de Interés Nacional y Estratégico de infraestructura, hidrocarburos, minería, energía y transporte, que responden a criterios de rentabilidad y productividad, sin tener en cuenta la sustentabilidad ambiental y social. Tampoco se tiene en cuenta la consulta a las comunidades y por el contrario consideran la consulta previa a las comunidades, los permisos y trámites ambientales como “dificultades para el desarrollo de estos proyectos” e impide la titulación de baldíos a los campesinos y la restitución de tierras a las víctimas del conflicto armado.

4. La reducción del tiempo de otorgamiento de las licencias ambientales, modificando sus requisitos.

5. Los tratados de libre comercio, que profundizan los conflictos de las comunidades, ya que generan una expansión de las actividades extractivas.

6. El impulso de la economía verde promovida desde instituciones internacionales, que considera a la naturaleza como una mercancía.

7. La delimitación del páramo de Santurbán, que entrega el páramo a las grandes compañías mineras, despoja a los campesinos de sus territorios y sus actividades económicas, contempla cobros ambientales a las comunidades para costear los daños generados por la actividad minera, reduce el área del páramo y será replicada en los 34 páramos del país.

8. La aprobación del fracking en Colombia, pese a que en varios países del mundo se ha prohibido debido a su gran impacto negativo en el ambiente.

9. La prohibición de las actividades agropecuarias en los páramos, sin fomento de otras actividades para el sustento de las comunidades.

10. Un nuevo ordenamiento de las regiones basado en un modelo de intereses económicos de extractivismo. Desaparece la región de la Amazonia, y se incorporan departamentos de esta región a la región Llanos, lo que implica que se podrían destinar estas zonas de gran biodiversidad a actividades como la ganadería y los agrocombustibles.

11. Privatización de los acueductos comunitarios mediante la imposición de lógicas capitalistas.

Para las organizaciones convocantes, el ordenamiento del territorio debe basarse tanto en el agua como en la conectividad entre los ecosistemas, y debe contar con la participación de las comunidades.

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