viernes, abril 19, 2024
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Bogas con la piel color majagua

José Barros, el juglar que convierte el discurrir cotidiano y las leyendas de su pueblo en canciones

Dibujo de Jose Barros (Calarca)

José Ramón Llanos

El autor de La piragua nació en El Banco -que también pudo llamarse Mesopotamia o Entrerríos, porque está situado justo en el lugar del Caribe colombiano donde se encuentran la sempiterna canción de los ríos Magdalena y el Cesar- el 21 de marzo del año 1915. Murió el 12 de mayo de 2007, en Santa Marta. El lugar donde nació y la idiosincrasia de su gente explican las letras de sus composiciones y el ritmo de su música. José Barros es el juglar que convierte el discurrir cotidiano y las leyendas de su pueblo en música.

Fue un verdadero trotamundos. Primeramente deambuló por Colombia. Su primer viaje lo hizo como polizón en el barco Medellín, solo llegó hasta Barrancabermeja, donde fue descubierto. Tenía entonces 17 años; arribó a Segovia (Antioquia) y allí obtuvo un galardón en un concurso organizado por la emisora La Voz de Antioquia, con un pasillo que había titulado El minero.

En los años cincuenta del siglo pasado se afincó en Bogotá, donde aprovechó la difusión que hacían orquestas como la de Pacho Galán y Lucho Bermúdez de los ritmos bailables caribeños, para componer canciones como el muy mencionado Gallo tuerto. Como hecho curioso destacamos que la primera grabación de su obra no se hizo en Colombia, sino en Lima, donde le grabaron un tango: Cantinero sirva trago. En Colombia la primera canción que le grabaron a José Barros fue El cafetal, lo hicieron Bovea y sus Vallenatos en 1946, en el sello Tropical.

Llevó su música a Chile, Argentina, Ecuador, Uruguay y México.

Las metáforas de sus canciones

Como toda buena canción los textos de José Barros constituyen versos de gran belleza, orlados por originales metáforas: “doce bogas con su piel color majagua” (La piragua). O sorprendentes comparaciones: “Yo me llamo cumbia… no hay una cadera que se quede quieta donde yo estoy / mi piel es morena como los cueros de mi tambor / y mis hombros son un par de maracas que besa el sol. / Como soy la reina, me hace la corte un fino violín / me enamora un piano, me sigue un saxo y oigo un clarín” (Yo me llamo cumbia). Incluso Gabriel García Márquez, según anotaba Juan Gossaín, apreciaba y exaltaba las letras de José Barros. En Suecia antes de recibir el premio Nobel, dialogaba así con una admiradora sueca: “En mi tierra -exclamó por fin- un músico popular, refiriéndose a una antigua canoa que viajaba por el río escribió este verso: Ya no cruje el maderamen en el agua”.

En todas sus canciones encontramos la misma belleza y utilización de los recursos literarios de las poesías de gran calidad. Es sin lugar a dudas uno de los más prolíficos compositores latinoamericanos, tiene a su haber más de 700 canciones, incluso el pianista y bolerista mexicano Agustín Lara le reconocía este mérito. El poeta antioqueño Jorge Robledo Ortiz también expresó palabras elogiosas sobre los tangos, boleros y cumbias del banqueño inmortal. Su extensa obra comprende casi todos los géneros musicales latinoamericanos: cumbias, porros, merengues, currulaos, tamboras, parrandas, paseos, chandés, guarachas. Además, valses, corridos, boleros, baladas y tangos.

Los italianos bailaron La piragua

La calidad de su obra es aun más destacable cuando sabemos que apenas aprobó algunos cursos de primaria y que a los 17 años ya trajinaba por todo el país, interpretando inicialmente tangos, boleros y pasillos y ya más maduro se convirtió en un juglar que diseminó los ritmos e historias de su etnia caribe por toda América Latina y con La piragua a lo largo y ancho del “orbe mundo,” como solía expresarse antaño. En una ocasión unos turistas chilenos contaron que estando en un restaurante de una plaza de Venecia, en un verano del año 2000, se emocionaron cuando oyeron una orquesta italiana interpretando La piragua y La llorona loca. Vale la pena destacar que esta canción tiene una comparación poco común: “Meneaba la cintura como iguana en matorral”.

Las primeras interpretaciones de obras de José Barros en el extranjero las hizo Juan Carlos Meyer en Nueva York y en ciudad de México. Allí con la orquesta de Rafael de Paz, cantó El cafetal y El gallo tuerto. Las principales orquestas nacionales y extranjeras ejecutaron e incluyen en sus repertorios sus composiciones, Mencionamos a La Sonora Matancera, la Billos Caracas, Fausto Papetti, Bovea y sus Vallenatos, Lucho Bermúdez, Pacho Galán, La Atlántico Jazz Band, La orquesta de los hermanos Martelo, mencionamos solo las más prestigiosas.

El homenaje

Con ocasión de cumplirse el centenario del nacimiento de José Barros, el Ministerio de Cultura decidió consagrar el 2015 como el Año de José Barros.

El Mincultura justificó el homenaje así: “Por la gran dimensión artística de su trabajo creativo y por la elaborada confección de su obra literaria y musical, el maestro José Benito Barros Palomino realizó un invaluable aporte a la cultura popular universal y contribuyó en forma inmejorable a proyectar dignamente hacia el mundo los referentes simbólicos y la singularidad expresiva de los colombianos haciéndose merecedor perenne de gratitud, admiración, afecto y reconocimiento”.

La conmemoración se inició el sábado 23 en El Banco, su ciudad natal. Varias orquestas y artistas interpretaron las más conocidas canciones del banqueño, entre otras La piragua, Momposina, La llorona loca, El pescador, El gallo tuerto, A la orilla del mar. Actuaciones muy aplaudidas fueron las de Totó la Momposina, María Mulata y la orquesta de Pacho Galán.

Las actividades conmemorativas incluyen el primer Festival Nacional de la Cumbia “Centenario Natalicio de José Barros” en El Banco; la creación del Centro Documental José Barros y la financiación de investigaciones sobre la vida y obra del consagrado compositor. En Bogotá el Museo Nacional organiza un concierto con la música del autor de Yo me llamo cumbia.

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