jueves, marzo 28, 2024
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Balance del año: Las movilizaciones fueron protagonistas

La participación social en las calles del país es un legítimo ejercicio de política

Hernán Camacho

El gobierno quiere la paz sin cambios. Esa es la conclusión que dejará el cuarto año de mandato de Juan Manuel Santos, luego de un efervescente año de manifestaciones populares, reclamos sociales y gigantescas movilizaciones que marcan el creciente inconformismo ante toda la política oficial.

El doble discurso del gobierno nacional no ha dejado de ser su característica preponderante. Los titubeos en materia de paz son evidentes; pues por un lado le habla a los industriales de la necesidad de ver la paz como el mejor negocio para Colombia, pero en la tarde, desde un batallón militar de alta montaña o desde un cuartel de Policía apela al discurso más feroz en pro de la guerra superando en mordacidad a su antecesor.

Proceso de paz

La tesis de que la insurgencia llegó a la mesa derrotada, es un equívoco que no le ha generado al país la debida confianza en las negociaciones y con ese postulado reniega de las propuestas que presenta la guerrilla al país en cada uno de los puntos en debate, como sucedió con las Cien Propuestas para el Desarrollo Rural, que el semanario VOZ publicó.

La necedad de aislar la mesa de conversaciones en La Habana hizo que el país se movilizara y reclamara ser escuchada. La más grande movilización de los últimos tiempos en Colombia se realizó el 9 de abril, histórica fecha, que marcó un antes y un después para el respaldo popular al proceso de paz. Con la consigna Ahora si la Paz, millones de banderas blancas se entrelazaban agitando un ambiente difícil de soslayar por la gran prensa.

Ese día marchó hasta el presidente Juan Manuel Santos. Quienes se quedaron por fuera de la foto de aquel histórico día fueron los enemigos no agazapados de la paz, viudos de poder. Un único sector de la izquierda colombiana no respaldó la iniciativa de paz, el Polo Democrático Alternativo, al considerar quien participara de la movilización un amigo de las políticas del gobierno. Nada más equivocado.

Ese Santos, el jugador de póker, pasó un 2013 con los mayores desatinos políticos de su gobierno. Y como en el segundo año de gobierno cuando fue derrotado por los estudiantes universitarios que lo obligaron a retirar la propuesta de reforma a la ley 30, en esta ocasión son los campesinos los que lo retan a un pulso y vuelve a perder. Las movilizaciones de agosto y septiembre fueron el ejemplo de la brecha existente entre el país de las locomotoras y la realidad nacional.

El campesinado en protesta

El Catatumbo, región del nororiente del país, puso en jaque al gobierno. Campesinos de la región se movilizaron en torno a los sentidos reclamos históricos por territorio y derechos. La Zonas de Reserva Campesina fue la petición negada por el Ejecutivo que despertó la ira campesina y que llevó a tener un paro regional de más de 40 días hasta instalar la Mesa de Interlocución y Acuerdo, MIA con la Asociación Campesina del Catatumbo, Ascamcat. Ese despertar del campesinado generó una inmensa solidaridad en todo el país luego del trabajo de la prensa alternativa apostada allí a lo largo de la protesta. Sus imágenes, artículos y crónicas informaron al país el padecimiento campesino ante el atropello gubernamental.

El paro sí existe

Del Catatumbo al Caquetá y de allí a Boyacá, Putumayo, Cauca, Nariño, Arauca con miles de campesinos apostados a las carreteras para expresar su inconformismo ante la ausente política agrícola, los tratados de libre comercio y el derecho a las Zonas de Reserva Campesina expresadas en la ley 160 de 1994. La expresión “el tal paro no existe” fue el conjuro que marcó el decepcionante desempeño del gobierno nacional.

La crisis provocada por las movilizaciones campesinas golpeó al gobierno al punto de quebrantar su gobernabilidad pues la respuesta a la crisis fue mediante la imposición de la fuerza pública, cuyos resultados fueron nefastos. Campesinos muertos, miles de denuncias de violación de derechos humanos se radicaron en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos hasta donde representantes del gobierno nacional tuvieron que dar explicaciones por los abusos de autoridad ordenados en el paro.

Acuerdos o paro

No obstante tanta agitación social, el año se cierra con un alto grado de escepticismo a la voluntad de diálogo del presidente Santos en las mesas de interlocución instaladas con los campesinos de Colombia. Las talanqueras a la negociación, la dilación y la ausencia de respuestas concretas para los problemas concretos del campesinado son la estrategia escogida por el ejecutivo para negociar. Acuerdo o paro fue la sentencia final de los voceros de cada una de las mesas de diálogo que se encuentran al borde del rompimiento.

Es así como la movilización social se caracteriza como la expresión más legítima del hacer político de los excluidos de las políticas públicas en Colombia. Los campesinos, los obreros, los estudiantes las mujeres que marchan por la paz, son sujetos políticos con los que debe contar el país, llamados a protagonizar la victoria que conduzca a la construcción de una profunda democracia con cambios sociales. La paz sigue siendo la ruta para construir la Colombia feliz.

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