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Balance de 2013: Mujeres en la lucha social

Ana Elsa Rojas Rey

El concepto de unidad es una acción que corresponde a la vida de los seres humanos, uno por ser seres gregarios y otro porque socialmente se están construidos en el ejercicio de grupos, ya sea por edades, cultura, sexos, o identidades sindicales, políticas o de partidos, estos y estas establecen unas reglas de juego claras para lograr un objetivo común.

Con esta lógica histórica las mujeres en Colombia han hecho muchos intentos de hacer el ejercicio de estar todas juntas para construir los imaginarios colectivos de unidad. Por supuesto no ha sido fácil, ya que la cultura patriarcal se ha desenvuelto en la lógica de ver a las mujeres en la sociedad para ser el objeto de uso en la casa, en la cama, la vida pública y desde luego en el trasegar político.

Elemento este que ha sido muy lesivo para las mujeres en sus encuentros, pues la autoridad femenina se ve fracturada cuando del poder se trata, impidiendo la construcción de lazos de confianza, entrando en relaciones de competencia que muchas de las veces destruyen proyectos muy importantes iniciados por ellas mismas.

En la brega de superar los vicios que la sociedad burguesa ha creado, y que deja huellas muy profundas en el accionar de las mujeres, este año se han reunido alrededor de 80 organizaciones integradas por mujeres de distintas formas de ver la vida y con un objetivo muy preciso, en un hecho trascendente, de arropar los diálogos, decidieron llamarse Mujeres por la Paz.

Acuerdos

En estos acuerdos se asumieron las enormes tareas desde el 3 y el 4 de diciembre del 2012, después de instalada la mesa de conversaciones, y agobiadas por el fenómeno de la guerra, y de todo tipo de violencias, decidieron hacer un pacto de confianza y en una cofradía, tomar partido sobre los diálogos para no ser pactadas y poder hacer incidencia sobre los seis puntos que se están discutiendo, para la terminación del conflicto y la construcción de la paz.

Consideraron que esta hoja de ruta en la mesa de La Habana adolece de una política construida desde las mujeres y para las mujeres, lo que hizo necesario confeccionar una agenda colectivamente, para enviarla a la mesa de los y las negociadoras.

El primer elemento de la agenda fue realizar un foro con el fin de conocer a profundidad el contenido de los temas y sobre ellos deliberaron los dos días.

Luego de este importante Foro se acordó el primer encuentro al que se le llamó el Carnaval de las Mujeres por la Paz. En este marco, se realizó con mucho éxito la gran movilización de las mujeres, el viernes 22 de noviembre del 2013, donde llegaron mujeres y hombres de todos los rincones del país y, como efecto de esta gran acción, el Gobierno se vio obligado a nombrar dos mujeres en esa mesa, así ellas no representen los intereses de la mayoría de las mujeres colombianas.

Se realizó igualmente, la Cumbre Nacional de Mujeres indígenas, afros, campesinas, intelectuales, académicas junto con mujeres de otros países que habían tenido la experiencia de participación en conflictos armados y mostraron el éxito que tuvieron, pues una propuesta de paz sin la participación de las mujeres es la construcción de una democracia a medias.

Propuestas novedosas

Se participó, en los foros organizados por la Universidad Nacional, sobre la tenencia de la tierra y su equitativa redistribución, y la solución al problema de drogas ilícitas.

En ambos eventos se participó con propuestas novedosas, en sus documentos daban cuenta de la especificidad, y en ese punto, se mostró los efectos de la violencia la cual afectaba de manera más profunda a las mujeres; en el tema de drogas ilícitas se dijo entre otras cosas: “El cuerpo de las mujeres entra en el ciclo de la producción, distribución, comercio y consumo, como un objeto material y sexual, con el cual se puede comerciar, explotar, vender o intercambiarse en un marco de relaciones políticas y económicas”. Igual ocurre con la tierra y el territorio donde habitan las mujeres.

Fueron innumerables las reuniones y asambleas para ponerse de acuerdo y llevar a cabo estas titánicas tareas y a la par ir construyendo la práctica política de la unidad, pues esta no es solo una acción, sino una categoría que trasciende y define la democracia real en la vida de la sociedad.

De manera que para la mayoría de mujeres colombianas, el balance político de las acciones de este año que termina es absolutamente positivo, porque los retos que se tienen en el futuro del país son muy grandes y complejos, sobre todo cuando el poder omnímodo de la burguesía, en cabeza del señor Alejandro Ordóñez, procurador general de Nación se convierte cada vez en una amenaza muy peligrosa para la construcción de la paz en Colombia, por las acciones arbitrarias que viene tomado este personaje en defensa de su clase y en la muerte política de quienes defienden el proceso de paz y piensan que el desarrollo del país está en la clave de la salida negociada al conflicto social y armado y que debe concluir en una asamblea nacional constituyente.

Pero las distintas medidas sancionatorias contra importantes personalidades como es el caso de la senadora Piedad Córdoba, el profesor Miguel Ángel Beltrán, el alcalde mayor de Bogotá Gustavo Petro, son actos que rompen el estado social de derecho y ante esta grave situación, solo con la unidad de todas y todos podremos defender el constituyente primario, principio básico de la democracia, pues los recientes hechos de protestas demuestran que el país quiere salir de la guerra, para entrar en la construcción de la paz.

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