El 25 de octubre vamos con Scioli – Zannini. Declaración del Partido Comunista de la Argentina (Congreso Extraordinario).
Cuando semanas atrás la compañera Cristina afirmó que nuestro proyecto político no tiene nombres ni apellidos, contribuyó en definitiva a ubicar qué es lo principal en el escenario político nacional, lo que está en disputa, lo que está en juego. El próximo 25 de octubre nuestro pueblo debe decidir entre la continuidad del rumbo liberador que inauguró Néstor en 2003 o el retorno a las políticas de ajuste y endeudamiento que situaron a nuestra nación al borde de su disolución.
En esta disyuntiva de hierro, la fórmula del Frente para la Victoria que integran Daniel Scioli y Carlos Zannini es la que tendrá que velar -de cara al pueblo- por preservar y profundizar el imponente legado de conquistas alcanzadas durante la última década. Por eso, si la discusión es exclusivamente nominal, dejamos de discutir los contenidos y en ese laberinto se beneficia el enemigo.
No es casual entonces que en cada aparición pública de Cristina podamos asistir y recorrer el camino que ha producido en tan sólo 12 años transformaciones estructurales en la vida económica, social y cultural de nuestro país. Libres del peso de la deuda externa, con miles de nuevas escuelas, nuevas universidades, hospitales, rutas y caminos, línea aérea de bandera, un renovado sistema ferroviario, YPF para los argentinos, cobertura previsional universal, asignaciones y jubilaciones ascendentes garantizadas por ley, desarrollo científico y tecnológico, desarrollo nuclear y satelital, cientos de miles de nuevas viviendas, más de un millón de soluciones habitacionales, etc., etc.
Con paritarias y más de dos mil nuevos convenios colectivos de trabajo; con integración latinoamericana y concepción multipolar; con memoria, verdad y justicia, más de 600 genocidas condenados, 900 procesados y 116 nietos restituidos.
Esto es lo que debemos sostener, este es el proceso que no debe interrumpirse. Los Estados Unidos acaban de anunciar la suscripción del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), integrado por 12 países. Bajo la bandera del ‘libre comercio’ se reducirán las barreras arancelarias para 18 mil productos de manufactura norteamericana. Este ALCA de nuevo tipo responde a objetivos geopolíticos antes que comerciales: obturar el rol de China y de los Brics en el concierto de las naciones y en la conformación de un nuevo orden económico y financiero global.
La Argentina no sólo se encuentra en las antípodas ideológicas del neoliberalismo sino que acaba de derrotar en Naciones Unidas (junto a otras 135 naciones) al bloque de países dominantes que empujan estos ‘tratados’ o proyectos de anexión.
Todos los pronósticos auguran un claro triunfo del Frente para la Victoria el próximo 25 de octubre. Será decisivo para esto alcanzar una contundente victoria del compañero Aníbal Fernández en la Provincia de Buenos Aires. El desafío es resolver la elección en primera vuelta para cerrarle el paso rápidamente a una derecha con ánimos revanchistas y propósitos restauradores.
Los puntos que nos faltan para superar holgadamente el resultado de las PASO (y limitar cualquier maniobra desestabilizadora) los vamos a incorporar si somos capaces de llegar a la totalidad de los compatriotas identificados con el proyecto nacional, e identificados especialmente con el liderazgo de Cristina. Sólo por ese andarivel vamos a crecer. Mientras, Macri y Massa se disputan el segundo lugar con el respaldo (también dividido) de diferentes sectores del establishment.
“Estamos dando una gran batalla, y a los que les dicen que un país se construye solamente con sonrisitas y palmaditas en la espalda se equivocan. Se necesitan firmeza, convicciones, no es para cualquiera ser Presidente de la República Argentina. Hay que tener fuerza, coraje e instituciones que nos respalden, y un movimiento político convencido de que este es el camino, que inauguró el 25 de mayo del año 2003 un gran argentino, que hoy ya no está, pero que sigue en el corazón de millones de argentinos”. Son palabras de una presidenta que conserva inéditos niveles de aprobación cuando sólo faltan dos meses para el final de su mandato.
Es así: el proyecto no tiene nombres ni apellidos, pero tiene un mentor insigne que es Néstor Kirchner; una conductora sin parangones, que es Cristina; y un destinatario que debe además ser el garante de su continuidad, nuestro pueblo.
