viernes, abril 19, 2024
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Antonio Machado, poeta fundamental

Además de una prosa fecunda, abrazó los ideales de la República española, un proyecto libertario frustrado por el avance del fascismo en Europa. A 75 años de su muerte

El gran poeta español Antonio Machado.
El gran poeta español Antonio Machado.

Ricardo Arenales

El gran poeta español Antonio Machado es considerado hoy una de las figuras más significativas de la poesía española contemporánea. Presentó sus versos desde una visión de la melancolía de los campos con una métrica perfectamente elaborada.

Perteneció a la denominada Generación del 98, junto a otros destacados representantes de la musa ibérica. Pero éste, a diferencia de otros contemporáneos suyos, fue un hombre honesto, no sólo en su prosa, sino en su pensamiento, de una insobornable militancia en la causa de los más humildes, que lo llevó a abrazar los ideales del republicanismo español, de la lucha antifascista, por la paz, la justicia social y la democracia.

Antonio Machado tuvo muchos sueños en su vida. Uno de ellos, que lo acompañó hasta su último aliento, era el de que en la mesa de cada hombre y mujer españoles siempre hubiera un pedazo de pan, que nadie, ni en su patria ni en el mundo se acostara sin haber probado antes un bocado, o que se levantara y no lo tuviera asegurado. Soñó con la dignidad y la igualdad para todos los seres humanos, empezando por sus compatriotas.

El ideario de la República Española era el mismo de la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad. Para hombres como Machado no eran solo palabras hermosas. Era un sistema de vida y Machado creyó firmemente en ello. A menudo planteó la idea de que el sistema republicano era el único capaz de edificar un mundo nuevo para toda España, que trajera igualdad, libertad para las gentes, especialmente para los más humildes.

La ofensiva fascista que se erguía sobre Europa, y que en España fue liderada por el general Francisco Franco, fue un fenómeno que se impuso y que en la patria de Cervantes acabó con ese sueño hermoso de que el pan alcanzara para todos en la mesa.

Siendo ya inminente la caída de la República ante el avance y los bombardeos fascistas, en momentos en que se derramaba la sangre de los patriotas y muchos de ellos habían ofrendado ya su vida heroica, Machado debió aceptar la recomendación de sus allegados y amigos para que tomara el camino del exilio.

Hablar con Dios un día…

Cruzó la frontera y se estableció finalmente en la pequeña población de Colliure, al sur de Francia, donde murió, en medio de penurias económicas, en el cuarto de un pequeño y modesto hotel, el 22 de febrero de 1939. En uno de los bolsillos de su pantalón, en el lecho de muerte, le encontraron un estrujado papel con su último poema: “Estos días azules y este sol de infancia”. Machado había nacido 64 años antes en Sevilla, un 26 de julio, en un hogar de poetas, músicos y revolucionarios.

La producción literaria de Antonio Machado fue extensa y fecunda, y además de poesía escribió teatro, ensayo, artículos políticos y crítica literaria. En distintos momentos de su trabajo se relacionó con Pío Baroja, Paul Verlaine, Oscar Wilde, Jean Moreas, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, León Felipe, Rafael Alberti y otros gigantes de la poesía y la literatura.

Considerado el más joven representante de la Generación del 98, fue autor de obras como Campos de Castilla, Soledades, Nuevas Canciones, entre muchas otras. En los versos que integran su ‘Retrato’, escribió: “Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,/pero mi verso brota de manantial sereno;/y, más que un hombre al uso que sobre su doctrina,/ soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

“Converso con el hombre que siempre va conmigo/-quien habla solo espera hablar a Dios un día-;/mi soliloquio es plática con ese buen amigo/ que me enseñó el secreto de la filantropía”.

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