sábado, abril 20, 2024
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Álvaro Vásquez del Real, 95 años de lucha

Juega un papel destacado en la elaboración de la concepción y desarrollo del trabajo de organización, de los movimientos sociales, y en particular en la elaboración de la política de la salida negociada al conflicto armado.

Álvaro Vásquez del Real. Plumilla de Arlés Herrera, Calarcá.
Álvaro Vásquez del Real. Plumilla de Arlés Herrera, Calarcá.

Álvaro Oviedo

Cuando Fidel Castro, delegado al Congreso Latinoamericano de Estudiantes que se desarrollaba en Bogotá, en la misma fecha en que había sido citada la Conferencia Panamericana, atrapado por los acontecimientos asumió la responsabilidad de participar en la insurrección espontánea que estalló el 9 de abril con motivo del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en el llamado Bogotazo, Álvaro Vásquez del Real, ya titulado como abogado, participa en el ingenio azucarero Pajonales, en Ambalema, Tolima, en los preparativos para declarar la huelga general que con el mismo motivo convocó la Confederación de Trabajadores de Colombia.

De donde es fácil deducir que si Fidel Castro celebra el próximo 13 de agosto su noventa aniversario, Álvaro, quien nació también un 13 agosto, cumple más de 90 años, pues Fidel era estudiante de Derecho y Álvaro se había titulado como abogado. A Álvaro no le gusta hablar de él y elude los reconocimientos y homenajes. Su conocida modestia, que raya en lo obsesivo, explica este comportamiento.

Asesor laboral, rápidamente decide romper con su profesión de abogado y cambiar por la de revolucionario profesional, uno de los pocos títulos que acepta, con cierto orgullo, este dirigente histórico del Partido Comunista Colombiano. En su destacada vida militante fue elegido para los más altos cargos de dirección, incluido el de secretario general. Preocupado por estar donde mejor pudiera servir, sin buscar distinciones, las más altas le llegaron, tal vez porque el colectivo partidario sabía entender que servía para las más altas responsabilidades.

Analista perspicaz, polemista agudo, educador y orientador solícito, solía exasperarse también, y volver a la horma bajo la rienda de la disciplina que tenía como norma de conducta, convencido de que no se puede romper el accionar colectivo si se quiere avanzar. Incompatible con el espíritu de grupo, considerado por él como la negación del espíritu de partido.

La formación de cuadros y las publicaciones

En la clandestinidad bajo la dictadura militar, puso a andar la Escuela Nacional de Cuadros en el Tequendama. Allí se formaron dirigentes muy importantes del Partido vinculados a las luchas agrarias, sindicales y cívicas. Estudiaban en internado por dos meses, de 30 a 35 militantes, la política del partido, las experiencias del trabajo de masas. Habría que balancear cuántos pasaron y su incidencia en la reconstrucción del Partido luego de la crisis por el trabajo fraccional de Durán, que va a coincidir con la desatada de la violencia oficial.

De los análisis de la estructura económica, social y política que se hacían en la escuela se fue delineando el proyecto de programa del partido. Y se gestó la revista Documentos Políticos, nacida sin licencia, editada los primeros números en mimeógrafo.

Durante su larga existencia dicha publicación ganaría el reconocimiento como importante revista de análisis político, incluso por sus contradictores. Al desaparecer esta, impulsó Margen Izquierda, y luego Taller en su primera época, y cuando esta estuvo a punto de enterrarse por la inercia, porfió para relanzar su publicación en la segunda época. No acepta que el Partido no tenga una publicación periódica de análisis político y actualidad cultural abierta al trabajo investigativo, y considera que Taller debe ser la heredera de la experiencia del Partido en esta materia.

Con la Comisión de Educación impulsó la creación del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales y su revista de investigación, Estudios Marxistas, que dirigió Nicolás Buenaventura. E insistía en la importancia de la publicación de libros. Al lado del viejo Posada había impulsado las publicaciones de Ediciones Suramérica. Sus contribuciones en todas las publicaciones del Partido, incluido el semanario VOZ, eran frecuentes.

Intelectual orgánico

Juega un papel destacado en la elaboración de la concepción y desarrollo del trabajo de organización, de los movimientos sociales, y en particular en la elaboración de la política de la salida negociada al conflicto armado. Tiene un papel de primera línea en las negociaciones de Caracas… Pero seguir hablando de su actividad sería seguir hablando de la actividad del Partido. Una y otra son inseparables, una sola cosa.

Con tres carcelazos en la época de la violencia, y uno más en el gobierno de Turbay, sobreviviente a un atentado y a una delicada intervención quirúrgica, pasa de los noventa esperando ver cómo se acaba el conflicto armado que en diferentes modalidades y etapas acompañó su accionar político. Todas las semanas se le encuentra en la sede del Partido y en las oficinas de Voz. Pregunta, a veces opina brevemente.

Al hablar de las cualidades de su compañeros de lucha parece que hablara de sí mismo: de Vieira opina que era un dirigente enérgico y combativo, parecía un hombre tranquilo, muy mesurado, pero cuando le tocaba enfrentar las cosas se trasformaba… era un gran agitador de masas, dirigente político y parlamentario; de Filiberto Barrero dice que tenía una ventaja muy grande: rechazaba toda forma de grupismo; de Manuel Cepeda destaca su reciedumbre, su rechazo al oportunismo; de Teófilo Forero destaca su inteligencia y su habilidad de organizador sindical y político; y de la fragua en la que empezó a formarse destaca a Isauro Yosa, de Chaparral; Jacobo Prías Alape, Enoc Leal, Benigno Capera, Venancio Loaiza, dirigentes indígenas y campesinos: “No había visto un grupo de tal calidad, con mucha formación y experiencia que está presente en la fundación del Partido, en las luchas indígenas y en la fundación del movimiento armado”…

En el nuevo aniversario de Álvaro Vásquez del Real saludamos en él la escuela de la vieja guardia revolucionaria, ejemplo a emular, que aspiramos sea la savia que alimente el proceso de renovación que se debate de cara a los nuevos desafíos que se plantean en el escenario político y social del país.

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