jueves, marzo 28, 2024
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Administración distrital ataca la economía campesina

Entrevista con Carlos Julián Corredor, miembro de la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias (Fenacoa) y del Comité de Interlocución Campesina y Comunal (CICC), para conocer su postura frente a la intención de recortar recursos para la estrategia de Mercados Campesinos.

Mercados Campesinos es un proceso de iniciativa del Comité de Interlocución Campesina y Comunal, en defensa de la soberanía y la autonomía alimentaria para Bogotá.
Mercados Campesinos es un proceso de iniciativa del Comité de Interlocución Campesina y Comunal, en defensa de la soberanía y la autonomía alimentaria para Bogotá.

Agencia Prensa Rural

Las más recientes víctimas de las decisiones políticas de la nueva Administración distrital son las organizaciones campesinas que durante 12 años desarrollaron la estrategia de Mercados Campesinos y los ciudadanos de a pie que se beneficiaron de ella.

La Agencia Prensa Rural dialogó con Carlos Julián Corredor, miembro de la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias (Fenacoa) y del Comité de Interlocución Campesina y Comunal (CICC), para conocer la postura de los campesinos frente a la intención de recortar recursos para esa iniciativa.

–¿Quiénes se han beneficiado con esta iniciativa?

–El secretario de Desarrollo Económico, Fredy Castro, dijo que solo se habían beneficiado dos organizaciones campesinas y que había unos intereses económicos por parte de éstas. Eso es mentira, ya que desde el año 2004 hay vinculadas 12 asociaciones campesinas de carácter nacional y regional.

Así mismo, son más de 70 comités campesinos municipales, pequeñas asociaciones que se han estructurado con un mínimo de 25 campesinos, y hay otras más grandes que vinculan hasta 150 campesinos en un municipio. Estas pequeñas asociaciones y cooperativas hacen parte de esas organizaciones de carácter nacional o regional, y en el periodo 2007-2015 han participado más de cinco mil campesinos, en su gran mayoría pequeños productores caracterizados como minifundistas o microfundistas, que es la característica de la economía campesina en la región central.

Además están beneficiados cientos de miles de bogotanos que adquieren productos de calidad y a precio justo, ya que lo que se hace en Mercados Campesinos es eliminar a los intermediarios que elevan en un 30% los precios de los productos y disminuyen entre un 30% y un 120% las ganancias de los pequeños productores campesinos.

–Si son recursos de Bogotá, ¿por qué se invertían en otros municipios?

–La nueva Administración argumenta que esta iniciativa beneficia a campesinos de afuera de Bogotá y que es dinero mal invertido, pero olvida que en los estudios iniciales para el Plan Maestro de Abastecimiento Alimentario, a principios de la década del 2000, se planteaba que Bogotá no tiene la capacidad de producir alimentos para sus más de siete millones de habitantes.

Bogotá no es que quiera o no invertir en seguridad alimentaria en los demás departamentos, es que le toca debido a su dependencia, y eso está explícito en la política de seguridad alimentaria, está explícito en el Plan Maestro de Abastecimiento.

Bogotá tiene esa obligación porque depende de los demás departamentos, tiene la obligación de invertir recursos no solo para el tema de alimentación, sino también para el tema hídrico, pues depende del agua de más de 100 municipios a su alrededor y de las cuencas hidrográficas de Cundinamarca y otros departamentos.

–La Administración dice que se contrató personal no idóneo. ¿Cuál es la realidad?

–Una de las condiciones para poder realizar el mercado es la convocatoria y eso se hace a través de estrategias de mercadeo y publicidad, sin contar que para poder garantizar que el mercado se regule por unos precios justos tiene que haber un estudio de precios y eso es lo que algunos medios han dicho sobre los hallazgos de la Contraloría, donde se presenta que en los convenios de asociación se hacían unos gastos a partir de contratos de prestación de servicios con unas personas, pero lo que se hacía era contratar un grupo de técnicos profesionales que hacían un estudio de mercado para poder garantizar la regulación de la oferta, la demanda y los precios al interior del mercado. Ahí están las hojas de vida del personal calificado con experiencia en estrategias de mercado.

Así mismo están los gastos en publicidad, donde lo único que se contrataba en el marco de los mercados era la realización de unos volantes que no pasaban de 21 mil por fecha de mercado. A través de estos volantes convocaba a los consumidores en los barrios donde se realizaban los mercados.

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