Guido, a quién Laura le había puesto el mismo nombre que su abuelo, no pudo estar más de cinco horas después de haber nacido junto a su madre. Su identidad, como la de cientos de personas nacidas en los campos de tortura y exterminio, le fue robada.
Lucas Villasenin
@villaseninl
Militante de Patria Grande
Integrante de la Brigada de solidaridad con Venezuela Eva Perón
El día martes 5 de agosto del 2014 será un día emblemático para la historia de la lucha contra los crímenes perpetrados por la última dictadura cívico-militar en Argentina. La aparición del nieto 114, es un triunfo más de los sacrificios llevados adelante durante décadas por familiares, amigos y organizaciones populares.
El nuevo nieto recuperado es Guido, el hijo de Laura, y el nieto de Estela de Carlotto, presidenta de la Fundación Abuelas de Plaza de Mayo. Para contar la historia completa, se puede destacar la fecha del día 26 de noviembre de 1977. Aquél día Laura, que era militante de la organización político-militar Montoneros, fue secuestrada. Y unos meses después daría a luz a Guido. Estela, ante la desesperación y la impotencia que generaba la figura del “desaparecido”, construida por la dictadura genocida, en los primeros meses del 78 ya era una de las valientes mujeres que se organizaba junto a otras madres y abuelas exigiendo la aparición con vida de sus hijos y nietos.
Guido, a quién Laura le había puesto el mismo nombre que su abuelo, no pudo estar más de cinco horas después de haber nacido junto a su madre. Su identidad, como la de cientos de personas nacidas en los campos de tortura y exterminio, le fue robada. El nombre que le dieron sus apropiadores fue el de Ignacio Hurban. Sobre su apropiación y sobre la causa judicial respectiva Estela de Carlotto declaró que: “La historia completa no la sabemos todavía, aunque sabemos quién lo entregó y quién lo crío, quizás inocentemente. La vamos a armar, porque hay información, pero vamos a ser cautelosos, porque esto es muy fuerte para una persona”.
Según la información difundida por la jueza María Servini de Cubría, Guido se acercó voluntariamente a hacerse los exámenes genéticos creyendo poder ser el nieto de la presidenta de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Él es músico de jazz, e incluso había participado de Música por la Identidad, una iniciativa cultural llevada adelante por otros nietos que continúan la lucha por la verdad sobre los robos de bebés cometidos en Argentina entre 1976 y 1983.
Durante la última década muchos de los culpables de los secuestros, torturas, y desapariciones de personas, a partir de la anulación de las leyes que les garantizaban impunidad, fueron juzgados y condenados. Muchos de ellos pasaron sus últimos días de vida en la cárcel, como es el caso del mismo Jorge Rafael Videla. También muchos de ellos se llevaron a sus tumbas, o guardan en secreto, el destino de los cientos de bebés apropiados.
Las organizaciones de derechos humanos estiman que aún quedan más de 400 nietos por recuperar su identidad. Una demanda histórica aún pendiente y que podría acelerar este proceso es la apertura de los archivos de los servicios de inteligencia durante la última dictadura por parte del gobierno nacional.
La recuperación de Guido expresa el resultado de la lucha y organización de todas las abuelas, y particularmente de Estela de Carlotto, que resistieron al miedo de los genocidas y a la impunidad que durante décadas le garantizo la democracia argentina. Y aún siguen luchando dado que quedan muchas abuelas que esperan decir como Estela: “He encontrado lo que busqué”.
