jueves, marzo 28, 2024
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¡A organizar la protesta!

Si presentamos pliegos sectoriales, el gobierno montará una mesa para cada tema, distrayendo la atención sobre asuntos fundamentales y cada negociador, en cuanto satisfaga sus pequeños apetitos, se levantará de la mesa y se distanciará de los propósitos esenciales del momento.

Jóvenes del movimiento estudiantil en protesta. Foto archivo.
Jóvenes del movimiento estudiantil en protesta. Foto archivo.

Alfonso Velásquez

El pueblo colombiano, sometido en los últimos años a la acción depredadora del modelo neoliberal que liquida sus derechos, está preocupado ante la posibilidad de que sus hijos y nietos ni siquiera tengan la oportunidad de pensionarse y vivir tranquilamente sus últimos años.

Los mismos empresarios que se han enriquecido con los recursos de la salud, al privatizar las instituciones públicas del sector, se lanzan, con las mismas nefastas intensiones, tras Colpensiones, para apropiarse de sus elevados recursos y disminuir las posibilidades de que los trabajadores obtengan una pensión decente. Con el agravante de que buena parte de los ancianos no tengan ninguna posibilidad de pensionarse.

Ahora parece que vienen por lo que queda de lo público en telecomunicaciones, servicios públicos domiciliarios, lo que queda de los terrenos de nuestra geografía nacional. La dependencia de la minería y recursos naturales no renovables con precios internacionales a la baja, impacta el presupuesto de los siguientes años, pese al Plan Nacional de Desarrollo, la desaparición del contrato de trabajo y la revisión a la baja de las convenciones colectivas de trabajo, el vergonzoso episodio de los 15 años del plan criminal llamado Colombia, y su extensión como “Paz Colombia”, etc., conjugan el panorama de los colombianos en materia social.

Pero parece que para algunos personajes ese panorama es ajeno al desarrollo de las conversaciones y preacuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno, cuando dicen: “Es que en La Habana sí, pero aquí no”, como ha dicho el presidente de la CGT, Julio Roberto Gómez, como si los asuntos de la justicia social no se estuvieran tratando en esas negociaciones. Para los comunistas ha sido claro que el origen del conflicto armado es de naturaleza social y presumir que esos asuntos se deben tratar en una mesa ajena es una simpleza política facilitándole a la oligarquía “un cambio para que nada cambie”.

El momento político que vive la nación es histórico. Buena parte de la población apoya y respalda el proceso y tiene su ilusión puesta en el desarrollo de los posacuerdos, en la idea de que sus hijos, nietos, por fin puedan vivir en un país distinto, en paz, ajeno a la violencia agenciada por las Fuerzas Armadas y el Gobierno que aplican desvergonzadamente las políticas diseñadas por los Estados Unidos. Recuérdese Santafé 1, 2 y 3.

Los diálogos de La Habana constituyen un hecho histórico ya que han puesto a mirar a la inmensa mayoría de colombianos y colombianas el futuro con optimismo. Además, ha concitado un fervoroso respaldo de la comunidad internacional. Sin embargo, algunos gobiernos imperialistas tienen la ambición de pescar en el río revuelto de lo que ellos denominan el postconflicto.

Es en estas condiciones que definiremos la movilización y acción de todos y todas; la agenda de movilización debe ser única y exclusivamente con dos componentes:

1- Apoyo irrestricto al proceso de paz en vías a construir justicia social, proceso que vincule a toda la insurgencia, es decir con un final simultáneo e iniciar la construcción de un nuevo país, en el que se instaure la democracia, la soberanía, la justicia social, la inclusión, libertades para pensar y disentir, sin que ello sea objeto de persecución. Que además incluya la liberación de los presos políticos.

2- El rápido cambio del modelo de acumulación que ha traído hambre, miseria, desempleo y exclusión a la inmensa mayoría y entregado los recursos naturales a la voracidad del capital extranjero.

En estos dos propósitos debe centrarse la acción del paro nacional y de paso exigirle al congreso de la República que elimine la agenda contra el pueblo colombiano.

De una cosa podemos estar seguros: Si presentamos pliegos sectoriales por núcleos sociales (trabajadores estatales, economía informal, salud, etc.) el gobierno montará una mesa para cada tema, distrayendo la atención sobre asuntos fundamentales y cada negociador y su pequeño núcleo o clientela de objetivos economicistas, en cuanto satisfaga sus pequeños apetitos, se levantará de la mesa y se distanciará de los propósitos esenciales del momento. No olvidemos que Santos es experto en esa estrategia, por tanto no debemos permitirle que esta vez aplique sus maniobras divisionistas. ¡Es la hora de la unidad y audacia del pueblo colombiano. No olvidemos la unidad y la combatividad son la garantía del triunfo!

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