miércoles, abril 17, 2024
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“A mi hijo lo mató el ejército”

Habla padre de militar asesinado

Raúl Antonio Carvajal, padre del soldado asesinado.
Raúl Antonio Carvajal, padre del soldado asesinado.

Nelson Lombana Silva

Hace ocho años don Raúl Carvajal Pérez viene luchando por el esclarecimiento pleno de la muerte de su hijo, Raúl Antonio Carvajal Londoño, 29 años de edad, que al momento de su crimen era suboficial del ejército nacional, adscrito al batallón Ricaurte con sede en Bucaramanga.

La versión que le suministraron los altos mandos militares era que su hijo había caído en un cruento combate con la guerrilla en el municipio de El Tarra (Norte de Santander), lo cual al parecer no es cierto y todo indica que fue asesinado por el mismo ejército al negarse a asesinar a dos personas para ser pasadas como guerrilleros dados de baja en combate (falsos positivos). Su padre clama justicia y, a pesar de las continuas amenazas, sigue buscando apoyo. Quiere ir a La Habana ahora que se discute el tema de las víctimas para decir que no fue la guerrilla la que asesinó a su hijo sino el mismo Ejército Nacional.

–¿Quién era su hijo y cómo llegó a hacer parte de las Fuerzas Militares?

–Era un muchacho bueno que terminó su bachillerato y como no podía darle más estudio, se presentó para buscar la libreta militar y así poder encontrar trabajo. Le tocó irse y se quedó allá. Ya llevaba nueve años de servicio cuando lo ascendieron a cabo primero, trasladándolo para el batallón Ricaurte de Bucaramanga, que estaba al mando del teniente coronel Álvaro Diego Tamayo Hoyos, promotor de los falsos positivos en Colombia.

Lo mandaron a asesinar dos muchachos para hacerlos pasar por guerrilleros caídos en combate, él no quiso y por eso lo mataron. El 8 de octubre de 2006 llamaron a mi hija para decirle que había caído en combate a manos de la guerrilla. Hicieron toda una película para hacer creer que había sido muerto en combate, repito, a manos de la guerrilla.

Las razones del padre

–¿En qué se fundamenta usted para afirmar categóricamente que su hijo militar fue asesinado por los mismos militares?

–Mi hijo fue asesinado por los mismos militares porque en primer lugar ellos no han querido que se haga una investigación a fondo; en segundo lugar, hay muchas inconsistencias y contradicciones en las versiones suministradas. Dos declarantes afirman que mi hijo fue helitransportado, incluso, que le colocaron suero antes de asesinarlo, porque estaba muy enfermo. Iba torturado, golpeado, le quitaron el celular. Para que aguantara llegar al cerro de La Virgen, le colocaron suero intravenoso. Eso está en la declaración que dan los soldados.

–¿Qué dice la esposa de su hijo?

–La conducta de su esposa es que ella no habla, no quiere decir nada. Se desapareció una vez ocurrió el crimen y la encontré cinco años después en Puerto Carreño (Vichada) con la niña. Ella se comprometió a llevármela una vez al año para verla, pero resulta que un día le dije que me gustaría que la niña fuera sometida a la prueba de ADN, desapareció. Al parecer ella no vive con la niña, se la regaló a una hermana suya en Puerto Carreño.

–Tengo entendido que usted ha hablado con altos mandos militares y autoridades nacionales. ¿Con quiénes exactamente?

–Le protesté al ex presidente Uribe yendo hasta la hacienda El Ubérrimo, le llevé un camión; le hice protesta durante la inauguración de un colegio infantil, en el Centro de Convenciones, de donde me sacaron a la brava; después me tocó el general Buitrago con quien discutí porque supuestamente el presidente le dijo que me atendiera, pero lo que hizo fue tratarme mal, me mandaron en una camioneta a Montería para que firmara unos documentos, los cuales no firmé.

Después intentaron desaparecer el cuerpo de mi hijo porque me llamó Luis Fernando Quiroga Ferreira, inspector general de las Fuerzas Armadas, quien me preguntó por los restos, me imagino para desaparecerlos, porque no tenía por qué preguntar por ellos, si ellos mismos me los habían entregado. Era para desaparecer las pruebas de que ellos lo habían asesinado. Medicina Legal dice que le falta un pedazo por donde le entró la bala y un pedazo por donde le salió, la cabeza la tiene partida en pedazos, y se la rellenaron de periódico para poder armarla nuevamente.

Después hablé con el coronel Juan Carlos Gómez de los derechos humanos en Bogotá y el coronel Luis Alfonso Abella en el CAN cuando me le metí a la brava haciéndole protesta con la gorra de mi hijo puesta y la bandera nacional. Me prometieron investigación, pero a la larga cerraron el caso. No hicieron nada.

–¿En dónde fue asesinado su hijo?

–Mi hijo pienso, estoy casi seguro que a él lo sacaron de Bucaramanga, amarrado, secuestrado con destino al municipio de El Tarra (Norte de Santander) y allí montaron el teatro para hacer pasar su crimen como supuesta baja por parte de la guerrilla. A mí me mandó a decir un teniente cómo había sido: Que a mi hijo lo habían llevado de Bucaramanga a una trocha del municipio El Tarra enfermo y en una curva el puntero se le adelantó y cuando mi hijo asomó le disparó y el siguiente puntero le disparó al que le había disparado a mi hijo. Luego, se formó una balacera para disimular. Eso fue todo.

–¿Qué espera usted hallar en esta larga y tortuosa búsqueda que ya supera los ocho años?

–Lo único que espero es que se haga justicia y que se le haga saber al mundo que mi hijo no fue asesinado por la guerrilla sino que fue asesinado por el mismo ejército porque se negó a asesinar a dos inocentes y hacerlos pasar como guerrilleros caídos en combate.

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