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1914-2014: Imperialismo significa guerra

Ponencia del Partido Comunista de Grecia (KKE) ante el Seminario Comunista Internacional, Bruselas, 27-29 de junio de 2014.

Foto: Staff Sgt. Dayton Mitchell, U.S. Air Force (www.defense.gov) [Public domain], via Wikimedia Commons
El Partido Comunista de Grecia (KKE), que sigue siendo fiel al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario, trata bajo este enfoque la cuestión del imperialismo y de la guerra.

Lenin definió en su grandiosa obra las características básicas del imperialismo como capitalismo monopolista, fase superior y última de este sistema de explotación, antes de la revolución socialista.

Las características del imperialismo hoy

Los cambios que han sucedido en los últimos 100 años, que tienen que ver los aumentos en la escala (p.ej. escala de índices del mercado capitalista mundial, escala de la especulación y del funcionamiento parasitario del capital etc.), no pueden negar el punto de vista leninista, como sostienen varios oportunistas, sino que lo confirman.

Por supuesto, en condiciones de intensificación de la internacionalización capitalista, de interdependencia de las economías, y de fusión de sectores del capital de diferentes estados, hay una multitud de reglamentos y acuerdos interestatales monopolistas (políticos, militares y económicos) entre estados o uniones, internacionales o regionales (p.ej. FMI, OCDE, UE, OTAN, Comunidad Económica Eurasiática, Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, Organización de Cooperación de Shanghai, Brics, Unasur, Mercosur, Celac, ALBA, etc.).

Todos están consolidados en el terreno de la economía capitalista y sus leyes, están conectados con los objetivos que tienen las clases burguesas respecto a sus alianzas, los objetivos que tienen los grupos monopolistas respecto a la expansión de su actividad, por la conquista de mercados.

En estas condiciones se desarrollan percepciones sobre “estados supranacionales”, “eliminación de la soberanía nacional de los estados”, que repiten a Kautsky y aproximan de manera equivocada y errónea el tema de la relación entre la economía y la política, y el desarrollo de la relación de los estados nacionales burgueses con las uniones imperialistas.

Algunas fuerzas políticas identifican el imperialismo con el ataque militar contra un país, con la política de las intervenciones militares, los bloqueos, el esfuerzo de reavivar la vieja política colonial. Así que en Europa para los oportunistas el imperialismo se identifica con Alemania y el llamado punto de vista liberal autoritario dogmático. La política de los EEUU bajo la presidencia de Obama se considera progresista, por las diferencias parciales con Alemania sobre la gestión de la crisis, o se considera como imperialista sólo en relación con América Latina.

Se considera como progresista todo intento de la burguesía, por ejemplo de Francia, de Italia, de confrontar el antagonismo con el capitalismo alemán. El oportunismo en Grecia tiene como posición fundamental que el país está bajo ocupación alemana, se convierte o se ha convertido en colonia y está siendo saqueado principalmente por señora Merkel y los acreedores. Acusan a la burguesía del país y los partidos gubernamentales como traidores, antipatriotas, subordinados y serviles hacia Alemania, los acreedores y los banqueros.

De esta manera, sin embargo, ocultan que el imperialismo, es decir: el capitalismo monopolista, se relaciona con cada país capitalista. La burguesía de cada país participa en las diversas uniones imperialistas y en la red de las relaciones internacionales entre los países capitalistas para la promoción de sus intereses y base a su poder (económico, político y militar) de cada estado burgués.

No se puede utilizar de manera arbitraria la evaluación de Lenin de que un puñado, un pequeño número de estados saquean la gran mayoría de los estados del mundo. Así que el imperialismo se identifica con un número muy limitado de países que se pueden contar con los dedos de una mano, y todos los demás se consideran subordinados, oprimidos, colonias, ocupados.

Actualmente, los países que están en la cúspide, en las primeras posiciones del sistema imperialista internacional (se representa con el esquema de una pirámide para mostrar los diferentes niveles que ocupan los países capitalistas) son pocas, incluso se podría decir que son un puñado de países, según la expresión leninista. Pero esto no significa que todos los demás estados capitalistas son simplemente víctimas de los países capitalistas fuertes, que la burguesía de la mayoría de los países ha sucumbido a la presión, a pesar de su interés general, y que se ha vuelto corrupta.

Este punto de vista no toma en consideración que se trata de una opción consciente y evidente de las clases burguesas para la participación de sus países en la red de interdependencia desigual y por eso conduce la lucha de los pueblos a direcciones equivocadas, como la dirección antialemana en Europa, mientras que en el continente americano existe la posición anti-EEUU.

Al contrario, el KKE evalúa que la lucha contemporánea debe tener una dirección antimonopolista, anticapitalista y en ningún caso debe ser solamente “antiimperialista” con el contenido que dan los oportunistas a este término, es decir que el imperialismo se identifica con la política exterior agresiva, relaciones desiguales, guerra, con la llamada cuestión nacional. Estos asuntos se presentan separados de la explotación clasista, de las relaciones de propiedad y de poder.

Los cambios en la correlación de fuerzas después de la Revolución de Octubre

La Revolución de Octubre señaló el inicio de una gran época histórica: la época de las revoluciones socialistas victoriosas. Ha ayudado al desarrollo rápido del movimiento obrero y comunista en todo el mundo, así como al colapso del sistema colonial. En particular, a través de la industrialización, la colectivización y la Victoria Antifascista, en la II Guerra Mundial, ha mostrado la gran potencial y las ventajas del socialismo. Ha podido crear durante un período una correlación de fuerzas internacional más favorable, p.ej. un derecho internacional que fue el resultado de la correlación de fuerzas entre el sistema capitalista y socialista. Sin embargo, esto fue sobrestimado por las fuerzas del socialismo.

El derrocamiento del socialismo en la URSS y en los demás países socialistas, debido a los errores (económicos y políticos) del PCUS, y en general del movimiento comunista internacional, no cambia el carácter de nuestra época.

La aparición de nuevas potencias. Contradicciones interimperialistas.

El derrocamiento del socialismo en la URSS llevó al deterioro de la correlación de fuerzas a expensas de los pueblos, así como a la agudización de las contradicciones interimperialistas. Entre otras cosas, el derecho internacional dejó de ser determinado por la correlación de fuerzas entre el capitalismo y el socialismo y está totalmente regido por la correlación de fuerzas entre los estados capitalistas.

La experiencia histórica muestra que tanto la I como la II Guerra Mundial fueron el resultado de una gran agudización de las contradicciones interimperialistas para la nueva división del mundo.

El KKE considera que en la “profunda crisis capitalista de sobreacumulación de 2008-2009, que en varias economías capitalistas en realidad no se ha superado, es más obvia la tendencia de cambios significativos en la correlación entre estados capitalistas, bajo el impacto de la ley del desarrollo capitalista de producción. Esta tendencia tiene que ver con los niveles superiores de la pirámide imperialista. Sin embargo, los EEUU siguen siendo la primera potencia económica, pero con una reducción esencial de su cuota en el Producto Bruto Mundial. Hasta el 2008, la eurozona en su conjunto mantenía la segunda posición en el mercado capitalista internacional, una posición que ha perdido después de la crisis.

China ya se ha convertido en la segunda potencia económica, la alianza Brics (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) se ha fortalecido en las uniones capitalistas internacionales, como son el FMI y G20. El cambio en la correlación de fuerzas entre los Estados capitalistas ha traído cambios en las alianzas entre ellos, ya que se están intensificando las contradicciones interimperialistas por el control y el nuevo reparto de territorios y mercados, de zonas de influencia económica, sobre todo de los recursos energéticos y naturales y de rutas de transporte de mercancías.

Las contradicciones interimperialistas que, en el pasado, dieron lugar a decenas de guerras locales, regionales y dos guerras mundiales, siguen conduciendo a duras confrontaciones económicas, políticas y militares, independientemente de la composición o recomposición, los cambios en la estructura y en el marco de objetivos de las uniones imperialistas internacionales, la llamada nueva “arquitectura”. “La guerra es la continuación de la política por otros medios”, sobre todo en condiciones de profunda crisis de sobreacumulación y de cambios importantes en la correlación de fuerzas en el sistema imperialista internacional, donde la redistribución de los mercados rara vez ocurre sin derramamiento de sangre.

La relación capitalismo-crisis-guerra conduce al aumento del armamento, a la creación de nuevas alianzas militares, a la modernización de las viejas, como es el caso de la OTAN.

Algunas fuerzas ven el capitalismo como el “imperio” de EEUU, y en esta base saludan la aparición de nuevas potencias capitalistas en los asuntos mundiales, así como la aparición de nuevas uniones interestatales. Estos desarrollos son saludados como el inicio de un “mundo multipolar” que “reformará” y dará “nueva vida” a la ONU y a las demás organizaciones internacionales, que escaparán de la “hegemonía” de EEUU. Estos enfoques concluyen que de esta manera se garantizará la paz en el marco del capitalismo.

En realidad, las fuerzas políticas de diversas tendencias ideológicas reconocen las nuevas contradicciones interimperialistas y el reordenamiento en el sistema mundial y caracterizan como “democratización” de las relaciones internacionales, como un mundo “multipolar”, la tendencia de que cambie la correlación de fuerzas que fue creada después del derrocamiento del socialismo en los países socialistas, así como la ampliación y la intensificación de la actividad de la OTAN y de la UE en los últimos 20 años. La nueva correlación de fuerzas abarca el fortalecimiento de Alemania, Rusia, China, Brasil y de otros países.

Sus diversas propuestas, como por ejemplo la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU con otros países o el aumento del papel internacional de la UE o incluso de Rusia y de China en los asuntos internacionales, no pueden alinear los acontecimientos en bases diferentes. Eso es porque no pueden detener los enfrentamientos interimperialistas que se manifiestan en los ámbitos de las materias primas, la energía y las rutas de transporte, en el conflicto por las cuotas de mercado.

El antagonismo monopolista conduce a intervenciones militares y guerras locales o generalizadas. Este antagonismo se lleva a cabo con todos los medios que tienen los monopolios y los estados capitalistas y que expresan sus intereses; está reflejado en los acuerdos interestatales, que están constantemente cuestionados debido al desarrollo desigual. Ese es el imperialismo, la fuente de las agresiones de guerra de menor o mayor escala.

La “nueva gobernanza democrática mundial” con “transparencia”, “participacionismo” y “solidaridad social”, promovida por las fuerzas socialdemócratas y oportunistas, tal como el llamado “Partido de la Izquierda Europea” (PIE) y los partidos constituyentes, tienen como objetivo embellecer ideológicamente la nueva correlación en la barbarie capitalista imperialista con el fin de desorientar a los trabajadores.

Los trabajadores no tienen ningún interés en creer que es posible “democratizar” el capitalismo y las relaciones internacionales y elegir a un imperialista que supuestamente llevará esto a cabo.

Cabe mencionar cómo planteaba Lenin este tema utilizando un ejemplo concreto:

“Un país digamos que posee tres cuartas partes de África mientras que otro una cuarta. El contenido objetivo de su guerra es el nuevo reparto de África. ¿De qué país debemos desear el éxito? El problema, tal como lo afirmó anteriormente, es absurdo, porque hoy día no valen los antiguos criterios de evaluación: No hay un largo proceso de un movimiento burgués por la liberación, ni el largo proceso de la decadencia del feudalismo. La democracia contemporánea no tiene por qué ayudar al primer país a consolidar su “derecho” sobre las tres cuartas partes de África, ni tampoco ayudar al segundo país (incluso si este se ha desarrollado a nivel económico más rápidamente que el primer país) para controlar las tres cuartas partes.

La democracia contemporánea se mantendrá fiel a sí misma sólo si no se une con ninguna clase burguesa imperialista, sólo si dice que ambos son igualmente malos, sólo si desea a cada país la derrota de la burguesía imperialista. Cualquier otra solución será prácticamente nacional-liberal y no tendrá que ver nada con el internacionalismo genuino”.

Y concluyó diciendo: “Sin embargo, en realidad hoy es indiscutible que la democracia actual no puede ir a remolque de la burguesía imperialista reaccionaria – independientemente de qué “color” sea está burguesía (…)”[1. V.I.Lenin: Bajo una bandera ajena, Obras Completas, ed.Sinchroni Epochi, v. 26, pp. 140-141 y 146.].

Sobre el renacimiento del nacionalismo y del chovinismo

Las clases burguesas tratan de engañar y convencer a las masas obreras de que la participación del país en las intervenciones imperialistas, en la preparación y realización de una guerra imperialista, sirve a los intereses de la “patria”, es un “deber nacional”. Esto lo hacen también en condiciones de paz pidiendo el “consenso social” y la unidad social para que la “patria” pueda ser más fuerte, así como en condiciones de guerra. En realidad en ambos casos, de paz y de guerra, la burguesía pide a los trabajadores que ayuden a mejorar su posición en la “pirámide” imperialista” y promover sus propios intereses.

Además, las consignas se adaptan a la fase en que está el capitalismo (crecimiento capitalista o crisis). Por ejemplo, actualmente en Brasil, que tiene altas tasas de crecimiento capitalista (aunque últimamente este crecimiento también se ha ralentizado), el llamamiento de la burguesía es que el país se refuerce y que “se libere de la dependencia del imperialismo de los EEUU”, mientras que en Grecia, donde está en desarrollo la crisis capitalista, pide a los trabajadores tragarse sus medidas venenosas para que el país logre salir a los mercados internacionales de préstamos y de este modo “recuperar” su “soberanía”.

Pero, particularmente en condiciones de guerra imperialista, se promueven consignas tal como “organización patriótica unificada”, “reconciliación nacional”, “beneficio nacional”, se promueve la “especificidad” o la “superioridad de la nación” contra las demás naciones etc. En este sentido se utiliza el resurgimiento de fuerzas fascistas, como es la organización criminal del Amanecer Dorado en Grecia, como punta de lanza contra el movimiento obrero y comunista.

La burguesía a veces utiliza el cosmopolitismo burgués y otras veces el resurgimiento del nacionalismo y del chovinismo, con el objetivo de promover sus intereses.

El conflicto contemporáneo a través del enfoque del análisis marxista

En muchas regiones, que tienen importancia crucial para la distribución del botín de los grandes recursos y yacimientos energéticos, las cuotas de mercado y las rutas de transporte de mercancías, está en curso la carrera de las potencias capitalistas emergentes, en un esfuerzo por ganar terreno ante las viejas potencias.

Por supuesto, cada vez, estas contradicciones, acompañadas de intervenciones imperialistas, se pueden ocultar bajo diversos pretextos como son “contra las armas de destrucción masiva”, “por la promoción de la democracia”, “contra el extremismo y el sectarismo religioso”, “contra la piratería”, a favor de las “revoluciones de colores”, etc.

Sin embargo, los pretextos no pueden cambiar la esencia…

Quisiéramos destacar de manera puntual nuestras evaluaciones básicas sobre los acontecimientos recientes:

i. Los acontecimientos peligrosos en Ucrania se han manifestado en el terreno de la vía de desarrollo capitalista que sigue este país.

ii. Los acontecimientos sangrientos en Kiev están relacionados con la intervención de la UE, EEUU y la OTAN; son el resultado de un antagonismo feroz de estas potencias con Rusia sobre el control de los mercados, de las materias primas y las redes de transportes del país.

iii. El derrocamiento del gobierno de Yanukovich no constituye un “desarrollo democrático”, ya que con el apoyo de la UE y de EEUU emergieron a la superficie incluso fuerzas fascistas que utilizan la UE, EEUU y la OTAN para la promoción de sus objetivos en la región de Eurasia.

iv. El KKE ha condenado las intervenciones extranjeras en los asuntos internos de Ucrania, así como la actividad de las fuerzas fascistas, el anticomunismo, el intento de prohibir el Partido Comunista y la ideología comunista, y las actividades de vandalismo a expensas del monumento de Lenin y de otros monumentos soviéticos antifascistas. El KKE ha destacado estos temas a través del Parlamento griego, el Parlamento Europeo, la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, en una protesta a la embajada de Ucrania en Atenas, y junto con el Partido Comunista Alemán en un comunicado que elaboraron conjuntamente y fue firmado por más de 50 partidos comunistas de todo el mundo.

v. Destacó que la solución para el pueblo ucraniano tampoco es la integración de Ucrania a la Rusia capitalista actual. El intento de dividir al pueblo ucraniano en base étnica y lingüística y de llevarlo a una masacre, con incalculables consecuencias trágicas para este pueblo y su país, para que elija una u otra unión interestatal capitalista, es totalmente ajeno a los intereses de los trabajadores.

vi. Ha expresado la convicción de que el pueblo trabajador de Ucrania debe organizar su propia lucha independiente, teniendo como criterio sus intereses, no qué imperialista elige una u otra sección de la plutocracia ucraniana. Trazar el camino por el socialismo, que es la única solución alternativa a los caminos sin salida de la vía de desarrollo capitalista. En cualquier caso, el pueblo de Ucrania ha experimentado lo que significa el socialismo. En gran medida recuerda con cariño las conquistas sociales enormes que tenían la clase obrera y los demás sectores populares.

vii. El KKE ha exigido que nuestro país no tenga ninguna participación, ninguna implicación en los planes imperialistas de la OTAN, de EEUU y de la UE en Ucrania. Ha subrayado que la crisis capitalista y las guerras imperialistas van de la mano y nuestro pueblo no tiene ningún interés de la participación de Grecia en estos planes.

El papel de la socialdemocracia

Tras el estallido de la I Guerra Mundial imperialista, los partidos socialdemócratas-reformistas traicionaron abiertamente a la clase obrera, se transformaron en partidos socialchovinistas, apoyando la burguesía de sus países, votando a favor de los créditos de guerra y pidiendo a la clase obrera en su país a sacrificarse en el nombre de la defensa de la patria para los intereses del capital. De esta manera violaron las resoluciones de congresos socialistas internacionales anteriores respecto a la transformación de la guerra imperialista en lucha por la conquista del poder obrero, una línea que había sido elaborada tras la intervención de Lenin y de otros revolucionarios marxistas consecuentes.

Hoy día, la socialdemocracia oficial ha abandonado toda “hoja de higuera” en relación con 100 años atrás, y se ha convertido en toda Europa en uno de los dos pilares del sistema político burgués.

Sin embargo, el oportunismo está tratando tomar la posición de la socialdemocracia antigua, y ha formado su propio polo en Europa a través del Partido de la Izquierda Europea, un partido en base a las leyes de la UE y defensor de “izquierda” de la barbarie imperialista y apoyo y propagandista de la alianza depredadora de la UE.

Estas fuerzas de la “nueva” socialdemocracia han participado en los últimos años en los gobiernos de la “centroizquierda” en Francia e Italia, que desarrollaron la guerra imperialista de la OTAN contra Yugoslavia. Han apoyado los pretextos imperialistas y las intervenciones en la guerra contra Libia, contra Siria y en la intervención contra la República Centroafricana.

En Grecia, Syriza, que es una amalgama de oportunistas y socialdemócratas, promueve la consigna de la “disolución de la OTAN”. Pero, ¿cómo se puede disolver este organismo imperialista si no se ve debilitado por la retirada de cada país de esta? Esta retirada en nuestros días, según destaca el KKE, para que sea un verdadero desencadenamiento de toda unión imperialista, sólo puede ser garantizada por el poder obrero. En realidad, la postura de Syriza es en general pacifista y solamente en las consignas se expresa contra la OTAN; en la práctica no afecta en absoluto la existencia y la actividad del organismo imperialista de la OTAN, ni tampoco la participación de cada país en los planes imperialistas.

El peligro de una guerra más amplia y significativa y las tareas de los comunistas

El conflicto en mayor o menor grado puede abarcar toda la región, desde el Mediterráneo Oriental, el Oriente Medio y África del Norte hasta el Golfo Pérsico, el Cáucaso, los Balcanes y el Mar Caspio. Sin embargo, puede estallar en otras regiones como es África, la región de Asia Central y Este, la Península de Corea, el Ártico, etc.

El KKE, con las resoluciones de su 19º Congreso, está preparando y orientando las masas obreras y populares ante la posibilidad de implicación de nuestro país en una guerra imperialista. En el programa del KKE, aprobado en el 19º Congreso, se destaca:

“Se están aumentando los peligros en la región en general, desde los Balcanes hasta el Oriente Medio, para una guerra imperialista generalizada y la implicación de Grecia en esta. La lucha por la defensa de las fronteras, los derechos soberanos de Grecia, desde el punto de vista de la clase obrera y de los sectores populares, es parte integral de la lucha por el derrocamiento del poder del capital. No tiene nada que ver con la defensa de los planes de uno u otro polo imperialista y la rentabilidad de uno u otro grupo monopolista”[2. Programa del KKE.]

Con esta base el KKE trata con criterios clasistas la cuestión de la defensa del país (las fronteras, los derechos soberanos en general), es decir desde el punto de vista de la clase obrera y de las capas populares, la vincula con la lucha por el desencadenamiento de los planes y de las uniones imperialistas, por el derrocamiento del capitalismo y la construcción de la sociedad socialista.

Además, la historia nos ha enseñado que, incluso en condiciones de ocupación, de disolución de la construcción estado-nación, la clase obrera no puede luchar contra la ocupación desde el mismo punto de vista que la burguesía, no puede aliarse con ninguno de sus sectores.

Para la clase obrera y los sectores populares pobres, la guerra y la ocupación son la ampliación de la explotación capitalista, son creación del dominio económico y político del capital. La clase obrera lucha contra la indigencia, la opresión y la violencia de las fuerzas de ocupación, contra la intensificación de la explotación, contra los acuerdos imperialistas internacionales. Su “patria” es una patria liberada de los capitalistas, fuera de asociaciones imperialistas, una patria en que la clase obrera será el dueño de la riqueza que produce, en que ella estará en el poder.

La guerra de la clase burguesa por su “patria”, independientemente de si entra en alianza con la ocupación extranjera o si resiste a esta, una vez más se realizará para los intereses de los grupos monopolistas, por la restauración de un acuerdo sobre la división de los mercados que servirá el interés de los monopolios locales, no los intereses de los trabajadores y del pueblo.

El KKE ha sacado conclusiones necesarias de la lucha armada que llevó a cabo durante la II Guerra Mundial, contra la ocupación extranjera triple fascista del país (alemana, italiana, búlgara). Entonces, a pesar de la preponderancia de los grupos armados de EAM-ELAS que estaban dirigidos por el KKE, desgraciadamente nuestro partido no fue capaz de vincular la lucha antifascista, la lucha contra la ocupación extranjera, con la lucha por el derrocamiento del poder del capital en el país, porque no había formado en sus filas una estrategia correspondiente.

Hoy día, sacando conclusiones valiosas de la trayectoria histórica de nuestro partido, desarrollamos tal estrategia de cara a los peligros de participación de nuestro país en nuevas guerras imperialistas locales, regionales y generalizadas.

En la resolución política del 19º Congreso se destaca: “En el caso de implicación de Grecia en una guerra imperialista, ya sea defensiva o agresiva, el Partido debe dirigir la organización independiente de la lucha obrera y popular en todas sus formas para la lucha por la derrota completa tanto de la burguesía-nacional como del invasor extranjero”[3. Resolución Política del 19º Congreso.].

En condiciones de una guerra imperialista, la vanguardia política de la clase obrera, su partido, tiene la tarea de destacar la necesidad de la unidad clasista de los trabajadores, de la alianza con las fuerzas populares, la dimensión internacionalista de la clase obrera y las tareas que derivan de esta. La postura ante la guerra es la postura ante la lucha de clases y la revolución socialista, es la lucha para la transformación de esta guerra en una lucha clasista armada, “la única guerra de liberación”, según Lenin.

Son valiosas las elaboraciones de Lenin que, mientras desarrollaba la teoría del eslabón más débil, es decir entreviendo la posibilidad de una mayor agudización de las contradicciones, la formación de una situación revolucionaria previamente en un país o grupo de países, estableció científicamente la posibilidad de que la revolución prevalezca al principio en uno o más países.

Consecuentemente, en tal guerra, la coordinación, las consignas comunes y la actividad común con el movimiento revolucionario de otros países constituyen condiciones importantes para la perspectiva de estallido y victoria de la revolución socialista en más países, la posibilidad de otro tipo de cooperación o unión de Estados, en base a la propiedad social y la planificación central con el internacionalismo proletario. Al mismo tiempo, el KKE está intensificando su lucha contra el oportunismo porque, como señaló Lenin “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”[4. V.I.Lenin: El imperialismo, fase superior del capitalismo, Obras Completas, ed. Sinchroni Epochi, v. 27, p. 424.].

Nosotros, los comunistas, que basamos nuestros análisis en la teoría del socialismo científico, sabemos muy bien que la guerra es la continuación de la política con otros medios, precisamente violentos. La guerra nace en el terreno del conflicto de los diferentes intereses económicos, que impregnan todo el sistema del capitalismo. Es por eso que por mucho que la guerra sea inevitable en condiciones de capitalismo (igual que las crisis económicas, el desempleo, la pobreza, etc.), al mismo tiempo no es un fenómeno natural. Es un fenómeno social ya que está relacionado con la naturaleza de la sociedad en que vivimos.

La sociedad tiene como “piedra angular” la rentabilidad de los que poseen los medios de producción. Los monopolios y su poder generan la guerra imperialista. En conclusión, nuestra lucha por una sociedad donde los medios de producción serán propiedad popular (no propiedad de unos pocos), donde la economía funcionará de manera planificada a nivel central y controlada por los propios trabajadores, con el fin de satisfacer las necesidades populares (no el aumento de las ganancias de los capitalistas), está inextricablemente ligada con la lucha contra la guerra imperialista, contra la “paz” impuesta por los imperialistas con la “pistola en la cabeza del pueblo” que está preparando las nuevas guerras imperialistas.

Sin embargo, la conclusión de que mientras exista el capitalismo, existirán también las condiciones que dan lugar a la guerra, no significa en absoluto fatalismo y derrotismo. ¡Todo lo contrario!

Nos dirigimos a la clase obrera del país, a los pueblos de nuestra región y resaltamos que sus intereses coinciden con la lucha anticapitalista-antimonopolista común, por el desencadenamiento de los organismos imperialistas, el desmantelamiento de las bases militares extranjeras y la eliminación de las armas nucleares, el regreso de las fuerzas militares de las misiones imperialistas, la expresión de solidaridad con todos los pueblos que luchan y tratan de trazar su propio camino de desarrollo.

Para que se desenrede nuestro país de los planes y las guerras imperialistas. Para que se efectúe la consigna “¡Ni agua ni tierra a los asesinos de los pueblos!”. Esta es una lucha diaria. Es una lucha con objetivos específicos, que los comunistas la llevan a cabo de manera unificada, no separada de la lucha por el poder.

Porque siguen siendo actuales las posiciones de Lenin que destacaba que “las consignas del pacifismo, del desarme internacional en el capitalismo, los tribunales de arbitraje, etc. no revelan solamente utopismo reaccionario, sino que además constituyen para los trabajadores un engaño manifiesto tendente a desarmar al proletariado y alejarlo de la tarea de desarmar a los explotadores.

Sólo la revolución proletaria, comunista, puede sacar a la humanidad del callejón sin salida creado por el imperialismo y las guerras imperialistas. Cualesquiera que fueran las dificultades de la revolución y los reveses temporales posibles o las oleadas contrarrevolucionarias, la victoria final del proletariado está asegurada”[5. V.I.Lenin “Programa del Partido Comunista de Rusia (bolchevique)”, Obras Completas, ed,Sinchroni Epochi, v. 38, p. 421.].

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